El 27 de febrero, dos de los principales republicanos de la Cámara de Representantes pidieron a los organismos de la Administración Biden que hicieran pública la información que disponen sobre los orígenes del COVID-19.
El presidente del Subcomité Especial sobre la Pandemia de Coronavirus, Brad Wenstrup (R-Ohio), y el presidente del Comité de Supervisión y Rendición de Cuentas de la Cámara de Representantes, James Comer (R-Ky.), hicieron esta petición a raíz del anuncio del Departamento de Energía (DOE, por sus siglas en inglés) de EE. UU. de que ahora cree en una teoría —una vez ampliamente ridiculizada por muchos expertos en salud pública— de que una fuga del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan en Wuhan, China, fue la fuente de la pandemia mundial de COVID-19 que ha matado a un número incalculable de personas en China, 6.9 millones de personas en todo el mundo, y más de 1 millón en Estados Unidos.
Funcionarios de salud pública chinos en Wuhan en diciembre de 2019 identificaron los primeros casos de humanos infectados con COVID-19.
El Dr. Anthony Fauci, el principal asesor médico de los presidentes Trump y Biden durante la pandemia, ha argumentado en contra y descartado la teoría de la fuga de laboratorio.
Wenstrup y Comer emitieron cartas firmadas conjuntamente a la secretaria del DOE, Jennifer Granholm, al secretario de Estado, Antony Blinken, y al director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), Christopher Wray, solicitando los datos y la inteligencia.
Durante el anterior Congreso, los republicanos vieron obstaculizadas sus investigaciones sobre el inicio del COVID-19. Ahora que controlan la Cámara Baja, están ejerciendo sus poderes de investigación.
El otoño pasado, los miembros republicanos del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado publicaron un informe de investigación que apoyaba la teoría de la filtración del laboratorio de Wuhan.
El informe concluía que, aunque el historial de brotes de la enfermedad «favorece la hipótesis» de la transmisión de animal a humano del SARS-CoV-2 (la cepa del coronavirus que causa el COVID-19) como origen de la pandemia, ésta «fue muy probablemente el resultado de un incidente relacionado con la investigación».
Los investigadores del laboratorio de Wuhan, que tiene un historial de accidentes, estudiaron virus de la misma familia que el SARS-CoV-2.
Fauci y los NIH y la investigación en el laboratorio de Wuhan
El anuncio del DOE puede poner al Dr. Fauci en la cuerda floja.
Fauci, que se jubiló a finales de 2022 de su cargo como jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) es la cara de la experiencia médica y científica sobre la pandemia.
Los republicanos han sugerido que una razón que motiva a Fauci a desprestigiar la posibilidad de que el SARS-Cov-2 se escapara de un laboratorio es que, si la teoría es cierta, entonces Estados Unidos podría haber respaldado las condiciones que dieron lugar a la fuga.
En 2018 y 2019, el NIAID, uno de los 27 institutos dependientes del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), proporcionó fondos a una organización estadounidense sin fines de lucro EcoHealth Alliance, que EcoHealth utilizó para financiar la controvertida investigación de «ganancia de función» (GOF, por sus siglas en inglés) en el Instituto de Virología de Wuhan.
Quienes llevan a cabo la investigación de ganancia de función modifican los virus y los hacen más potentes y contagiosos para desarrollar mejores formas de prevenir pandemias.
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