Los restaurantes de Nueva York han reabierto con timidez este miércoles sus comedores al 25 % de capacidad, con la esperanza de superar la crisis causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) y entre llamados a las autoridades a aumentar su aforo a al menos el 50 % para poder «sobrevivir».
En el centro de Manhattan, la mayoría de los salones permanecían todavía clausurados, mientras que en algunos como «El Pote» ya algunos clientes se atrevían a dar un paso al frente y comer en el interior de un establecimiento por primera vez desde el pasado marzo, cuando las autoridades decretaron el cierre de toda actividad no indispensable.
El socio y manager de este restaurante español, Nicolas Ahuatl, explica a Efe que le gustaría que el aforo máximo fuera del 50 % pero apunta que «con el 25, de momento, estamos contentos».
«Es el inicio, esperemos que el próximo mes suba al 50 % y así dentro de poco lleguemos al ciento por ciento», agrega, antes de explicar que aprovecharon el cierre del salón para renovarlo.
Confiesa que hoy no han venido muchos clientes para comer porque todavía tienen miedo de salir, pero espera que «todo esto se pase pronto».
Con mesas junto a la fachada que da a la Tercera avenida de Manhattan y también en un patio interior, los gerentes de «El Pote» han intentado sacar provecho de la oportunidad que ofrecieron las autoridades de la ciudad de abrir terrazas durante el verano para compensar el cierre de los comedores.
«Nosotros nunca cerramos (durante la pandemia). Estamos dando servicio al cliente: comida para llevar, después nos dejaron poner mesas fuera, abrimos (el salón) y ahora tenemos un jardín atrás. Estamos tratando de hacer todo lo posible para salir adelante», comenta Ahuatl.
Nohelia Quiroz es una de las personas que no ha dudado en aprovechar el primer día que abren los restaurantes para comer en la pizzería Parsy’s durante una pausa del trabajo.
Mientras el encargado toma la temperatura a su compañera y le pide un nombre y un número de teléfono al que llamar en caso de que se detecte un brote en el local, Quiroz, que trabaja en un hospital cercano, comenta a Efe que se siente bien comiendo en el interior siempre que se mantengan las medidas de higiene y seguridad.
Apunta que ya conoce esta pizzería, le gusta su comida y confía en sus dueños, antes de agregar que no se sentiría tan segura si fuera a un restaurante que no conociera y no tuviera aspecto de estar limpio.
Quejas del sector hostelero
Dos días antes de la apertura, varios cientos de dueños y trabajadores de restaurantes se manifestaron frente a la oficina neoyorquina del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, para pedir que se permita aumentar el aforo hasta el 50 %.
Según estos restauradores, las terrazas sólo han permitido a los locales de la ciudad conseguir el 25 % de los ingresos logrados el año pasado.
Además, consideran que aunque podrán mantener las mesas en el exterior todo el año, con la reducción del aforo y la inminente llegada de las bajas temperaturas, los restaurantes no van a poder pagar sus facturas.
Nueva York, que en la primavera se convirtió en el foco mundial de la pandemia, comenzó un junio una reapertura lenta y escalonada en la que ha priorizado las actividades al aire libre y que ha permitido, hasta ahora, controlar la expansión de la pandemia.
Esta reapertura limitada de los restaurantes coincide con la de los museos, que comenzaron a recibir visitantes en agosto, también con un aforo del 25 %, y con la vuelta al colegio, que las autoridades están haciendo también de manera gradual tras los temores expresados por padres y profesores de que se produzcan nuevos focos de contagio.
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