El senador Marco Rubio (R-Fla.) encabezó el miércoles un grupo bipartidista de legisladores que le pidió al presidente Joe Biden que asumiera un papel más decisivo en la protección a la libertad religiosa en todo el mundo. Además, le pidieron al presidente que se convierta en embajador de la libertad religiosa internacional, algo que aún no ha hecho después de más de 100 días en el cargo.
“Hoy, el @SenatorLankford y yo dirigimos una carta, bipartidista y bicameral, al presidente Biden sobre la urgente necesidad que hay para que ocupe el puesto de embajador general de la libertad religiosa internacional”, escribió Rubio en un tuit.
En la carta (pdf) se insta a Biden a ocupar el puesto que dejó vacante desde el 20 de enero el exgobernador de Kansas Sam Brownback, un republicano, quien fue designado por el expresidente Donald Trump. Los legisladores también pidieron el nombramiento de un director para la libertad religiosa internacional dentro del Consejo de Seguridad Nacional, un cargo que anteriormente ocupaba Sarah Makin-Acciani, quien anteriormente se desempeñó como asistente del exvicepresidente Mike Pence.
“La libertad religiosa, uno de los derechos humanos más básicos para todas las personas, ha sido históricamente un área sobre la que se han dado apoyos y acuerdos bipartidistas sinceros en la política exterior estadounidense”, escribieron los legisladores. Si bien reconocieron los «importantes avances» del gobierno federal en la promoción a los derechos de las personas de fe en todo el mundo y condenaron la persecución a las minorías religiosas, los legisladores escribieron que «el estado actual de la libertad religiosa internacional es una crisis cada vez más profunda, con un récord de gobiernos aplicando restricciones sobre las religiones».
Citaron el undécimo estudio anual del Pew Research Center sobre restricciones a la religión, publicado en noviembre de 2020, que muestra que las restricciones gubernamentales a la religión han alcanzado el nivel más alto a nivel mundial en más de una década.
“Algunos países de la región de Asia y del Pacífico registraron máximos históricos en sus puntajes generales de restricciones gubernamentales”, escribió el Centro de Investigación Pew en una nota que acompaña al estudio. «Esto incluye a China, que siguió teniendo la puntuación más alta en el Índice de Restricciones Gubernamentales (GRI) de los 198 países y territorios del estudio».
Pew señaló que el régimen chino «restringe la religión de diversas formas, incluida la prohibición de grupos religiosos enteros (como Falun Gong y varios grupos cristianos), la prohibición de ciertas prácticas religiosas, el allanamiento de lugares de culto y la detención y tortura de personas».
Un informe del Departamento de Estado de 2020 sobre las prácticas de derechos humanos en China encontró que, utilizando una «amplia definición de extremismo», las autoridades chinas han detenido, desde 2017, a «más de un millón de uigures, kazajos étnicos, kirguises y otros musulmanes en centros de «reeducación», o centros de detención, diseñados para inculcar el patriotismo y borrar sus identidades religiosas y étnicas».
En su carta, los legisladores señalaron «el genocidio y los crímenes de lesa humanidad en curso contra los musulmanes uigures y otros miembros de grupos étnicos y religiosos en Xinjiang», y agregaron que «la hostilidad de China hacia la religión y las personas de fe se extiende a los budistas tibetanos, practicantes de Falun Gong, y cristianos, algunos de los cuales son encarcelados injustamente por su fe”.
Además, las personas de fe sufrieron el año pasado cuando los gobiernos de todo el mundo utilizaron la pandemia de COVID-19 para justificar la persecución religiosa, según el informe anual de 2021 de la Comisión de Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional (pdf)
«En 2020, las condiciones de libertad religiosa en China se deterioraron», escribió la comisión en el informe, añadiendo que el régimen «intensificó su política de ‘sinicización de la religión'», lo cual es un impulso para consolidar agresivamente el dominio del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre los grupos religiosos y fusionarlos con el PCCh.
Además de pedir que se cubran los puestos vacantes, los legisladores instaron a Biden a participar en varias iniciativas de libertad religiosa con aliados internacionales.
«Es crucial que la libertad religiosa internacional siga siendo una de las principales prioridades de la política exterior de Estados Unidos», escribieron.
La carta llegó el mismo día en que la Unión Europea nombró a un nuevo enviado especial para la libertad de conciencia y creencias. El nombramiento de Christos Stylianides, excomisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, fue anunciado el 5 de mayo por el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, quien tuiteó: “La libertad de religión o de creencias está siendo atacada en muchas partes del mundo. El nombramiento de Stylianides… demuestra que estamos decididos a proteger los derechos de todos los credos».
La administración de Biden ha sido criticada por dejar de promover la libertad religiosa en el extranjero luego de los avances logrados en el área por la administración Trump. En marzo, el secretario de Estado Antony Blinken anuló una orden ejecutiva firmada por la administración Trump que requería que las agencias federales «dieran prioridad a la libertad religiosa internacional en la planificación e implementación de la política exterior de Estados Unidos».
Blinken anunció que la administración de Biden adoptará un enfoque más amplio, que incluye un enfoque en los derechos de los inmigrantes y refugiados, las víctimas de la trata de personas, las personas LGBTQ y el acceso de las mujeres al aborto y al control de la natalidad. Blinken dijo que la administración Trump le daba prioridad a libertad religiosa sobre otras preocupaciones.
Olivia Enos, analista sénior de políticas de la Fundación Heritage, le dijo a la International Christian Concern que centrarse en el tema más amplio de los derechos humanos simplemente «obstaculizaría sus intereses de política exterior y sus compromisos de derechos humanos más amplios».
“Creo que sería un gran error que la administración Biden no tomara el relevo sobre el trabajo realizado por la administración Trump para promover la libertad religiosa”, dijo Enos.
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