Salman Rushdie, un autor británico-estadounidense y crítico del islam desde hace mucho tiempo, perdió la vista de un ojo y el movimiento de una mano como resultado de un ataque violento en el oeste de Nueva York, hace dos meses.
En una entrevista con el periódico español El País, Andrew Wylie, un agente de libros de Rushdie, dio una actualización sobre la recuperación del novelista, de 75 años, tras el ataque con cuchillo del 12 de agosto en un evento de alfabetización. La policía estatal informó en ese momento que Rushdie fue apuñalado al menos una vez en el cuello y al menos una vez en el abdomen.
“[Sus heridas] eran profundas, pero [también] perdió la vista de un ojo”, dijo Wylie. “Tenía tres heridas graves en el cuello. Una mano está incapacitada porque le cortaron los nervios del brazo. Y tiene unas 15 heridas más en el pecho y el torso. Entonces, fue un ataque brutal”.
Rushdie, exmusulmán, se convirtió en una figura controvertida cuando publicó «Los versos satánicos», una novela inspirada en la vida del profeta islámico Mahoma y considerada blasfema por muchos musulmanes de todo el mundo. En 1989, solo unos meses después de la publicación del libro, el líder supremo iraní, el ayatolá Jomeini, emitió una fatua u orden religiosa, en la que pedía a los musulmanes que mataran a Rushdie, junto con cualquier persona involucrada en la difusión de su obra, por blasfemia.
En las décadas posteriores a la orden, Teherán y organizaciones afiliadas a la República Islámica aumentaron la recompensa por la cabeza de Rushdie a más de USD 3 millones, lo que obligó al autor a esconderse bajo la protección del gobierno británico. Mientras tanto, las librerías que vendían “Los versos satánicos” fueron incendiadas en los países occidentales. Un traductor japonés del libro murió en un asalto con cuchillo en 1991. Un traductor italiano y un editor noruego lograron sobrevivir a intentos de asesinato.
Cuando se le preguntó sobre el último ataque, Wylie dijo que este era el escenario más peligroso que Rushdie podría haber enfrentado.
“Creo que el ataque fue probablemente algo que Salman y yo hemos discutido en el pasado, que fue que el principal peligro al que se enfrentó tantos años después de que se impuso la fatua es que una persona al azar surja de la nada y lo ataque”, dijo Wylie, quien atiende a clientes de alto perfil como el escritor de terror, Stephen King, y el presidente Donald Trump.
“Entonces, no puedes protegerte contra eso porque es totalmente inesperado e ilógico. Fue como el asesinato de John [Lennon]”.
Desde entonces, el agresor de Rushdie ha sido identificado por la policía estatal como Hadi Matar, un hombre de Nueva Jersey de 24 años. Nacido en Estados Unidos y descendiente de libaneses, Matar supuestamente elogió al régimen islámico de Irán y a los grupos extremistas chiítas en sus cuentas de redes sociales.
Según los informes, Matar también llevaba una licencia de conducir falsa con el nombre “Hassan Mughniyah”, un seudónimo que combina los nombres de los notorios terroristas del Líbano Hassan Nasrallah e Imad Mughniyah. El primero sigue siendo el líder del grupo terrorista Hezbolá, mientras que el segundo fue asesinado en 2008 en una operación conjunta de la CIA y el Mossad de Israel.
En agosto, un gran jurado acusó a Matar de intento de asesinato y agresión. Él se ha declarado no culpable.
El ataque contra Rushdie también llevó a la administración Biden a condenar al régimen iraní, que celebró el intento de asesinato.
“Las instituciones estatales iraníes han incitado a la violencia contra Rushdie durante generaciones, y los medios afiliados al Estado recientemente se regodearon del atentado contra su vida”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado. “Esto es despreciable”.
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