Más de 180 socorristas de los departamentos de bomberos, policía y sheriff de San Francisco fueron dados de baja pese al aumento de algunos delitos en la ciudad.
San Francisco fijó un plazo hasta la medianoche del 13 de octubre para que los socorristas y otros empleados de la ciudad se vacunen. Más de 180 empleados de la ciudad, entre ellos bomberos, policías y ayudantes del sheriff, seguían sin vacunarse al cumplirse el plazo y la ciudad iba a ponerlos bajo licencia remunerada antes de que se les pudiera rescindir el contrato, informó el medio San Francisco Chronicle el 14 de octubre.
En concreto, en el departamento de policía siguen sin vacunarse 76 oficiales juramentados y 32 empleados no juramentados de un total de 2832 empleados, de los cuales 2113 son oficiales de policía. El Departamento del Sheriff dijo que 39 ayudantes del sheriff, de un total de 1014 empleados, tampoco estaban completamente vacunados. En el Departamento de Bomberos, 35 empleados de 1738 optaron por no vacunarse todavía.
Los funcionarios de la ciudad dijeron que estaban preparados para cambiar el personal y seguir prestando los servicios esenciales.
Un portavoz del Departamento de Recursos Humanos de la ciudad dijo al punto de venta que la ciudad emitió su política de vacunación para «proteger la salud y la seguridad de los miembros del público, así como de los empleados», añadiendo que las muertes por COVID-19 también «incluyen a los empleados de la ciudad y el condado de San Francisco».
Los que aún no están vacunados se les enviarán avisos de que ya no pueden presentarse a trabajar, añadió. Esos empleados no vacunados quedarán con licencia no remunerada antes de enfrentarse a una audiencia en la que tendrán la oportunidad de apelar, tras lo cual serán despedidos si su apelación es denegada.
La ciudad recibió unas 800 solicitudes de exención por motivos médicos o religiosos de trabajadores de la ciudad, que todavía se están revisando.
Los datos de criminalidad del Departamento de Policía de San Francisco mostraron un aumento general de la criminalidad total del 4.6 por ciento. Aunque algunas categorías de delitos, como las violaciones y los robos, se redujeron con respecto al año anterior —un 13.9 por ciento y un 4.7 por ciento respectivamente, otras categorías han experimentado un notable aumento, como los homicidios y la trata de personas.
El homicidio aumentó un 12.8 por ciento y el tráfico de personas un 20 por ciento. Los incendios provocados y las agresiones aumentaron un 9.3 y un 9.2 por ciento, mientras que los hurtos aumentaron un 7.8 por ciento.
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