La ciudad de San Francisco anunció el miércoles por la noche que todos los empleados contratados por la ciudad deben vacunarse contra el COVID-19, después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) apruebe completamente las vacunas que se distribuirán allí, o se enfrentarán a la perdida de sus trabajos.
Las autoridades locales dijeron que los cerca de 35,000 empleados de la ciudad, ubicada en el norte de California, deberán ser inoculados contra el COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), con exenciones concedidas por razones médicas o religiosas.
Los empleados que se nieguen a hacerlo enfrentarán «repercusiones [que] van hasta el despido», dijo Mawuli Tugbenyoh, jefe de políticas del Departamento de Recursos Humanos de la ciudad, al San Francisco Chronicle.
«Pero ahora estamos enfocados en la educación y la divulgación», agregó Tugbenyoh.
Ninguna de las vacunas que se administran actualmente en Estados Unidos ha sido completamente aprobada. Las tres vacunas se utilizan bajo autorización de emergencia y no está claro cuándo los reguladores otorgarán una autorización corriente. Dos de las tres vacunas autorizadas para uso de emergencia en Estados Unidos requieren dos dosis.
A partir del lunes, los empleados de la ciudad tendrán 30 días para demostrar su estado de vacunación. Luego, se les dará 10 semanas para recibir sus vacunas anti-COVID después de la aprobación de la FDA, y se les pedirá que envíen su estado de vacunación a través del sistema de nómina de San Francisco, proporcionando evidencia como una foto de su tarjeta de vacunación.
Alrededor del 81 por ciento de los residentes de San Francisco mayores de 12 años han recibido al menos una dosis de la vacuna.
El concepto de «pasaportes de vacunas» ha sido criticado por grupos de derechos civiles y republicanos como una posible invasión de la privacidad. Varios estados liderados por republicanos han introducido medidas para prohibir el uso de dichos pasaportes. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, se convirtió en el primer gobernador en emitir una orden ejecutiva que prohibía el uso de pasaportes de vacunas.
En ese momento, DeSantis expresó su preocupación por el hecho de que «los registros de vacunación son información de salud privada», y agregó que, si un pasaporte es necesario para participar en la vida cotidiana, como un evento deportivo, entonces tales políticas «crearían dos clases de ciudadanos».
Estados como Iowa, Alabama, Texas, Georgia, Arizona y Wyoming han puesto en funcionamiento medidas similares que prohíben los pasaportes de vacunación en determinados entornos. Por ejemplo, que se exijan pruebas de vacunación como condición para ingresar a un área o para recibir un servicio del gobierno, permiso o licencia.
El mes pasado, el senador Ted Cruz (R-Texas) presentó la «Ley de pasaportes sin vacunas«, para «prohibir cualquier sistema federal de pasaportes de vacunas», y busca prohibirle a la Casa Blanca que haga «cualquier cosa para exigir vacunas».
«Estamos viendo algunos lugares donde los empleadores están diciendo ‘si no estás vacunado, estás despedido’, y eso debería ser ilegal. Las decisiones sobre tu salud son tuyas, y no debería ser tu jefe. No debería ser el gobierno. No debería ser nadie más quien te obligara a tomar esas decisiones», dijo Cruz a Fox News.
Carol Isen, directora de recursos humanos de la ciudad y el condado de San Francisco, le dijo al San Francisco Chronicle el miércoles que la decisión se tomó «por la salud y la seguridad de nuestros empleados y del público al que servimos».
Añadió: «Se trata de proteger a la ciudad de lo que consideramos, como empleadores, un riesgo inaceptable».
Janita Kan contribuyó a este artículo.
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