Entre los cientos de miles de extranjeros ilegales que cruzaron la frontera de Estados Unidos este año, los ecuatorianos detenidos o deportados por la seguridad fronteriza estadounidense alcanzaron la cifra de 97,074.
La cifra actual es más de siete veces superior en comparación al número de personas procedentes de Ecuador que cruzaron ilegalmente la frontera y que los agentes fronterizos estadounidenses encontraron en la misma época del año pasado.
William Murillo, abogado especializado en inmigración y cofundador del servicio jurídico ecuatoriano 1800 Migrante, dijo que hay múltiples factores que impulsan a este nuevo repunte de casos, pero señala un elemento en particular.
«Los efectos económicos de COVID-19», dijo Murillo a The Epoch Times.
Hasta 150 millones de personas cayeron en la pobreza extrema en 2021 debido a los efectos económicos de la pandemia y ocho de cada diez «nuevos pobres» proceden de países de renta media, según una estimación del Banco Mundial.
Ecuador perdió 6420 millones de dólares el año pasado, entre marzo y mayo, a causa del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), según una evaluación de las necesidades luego de la crisis publicada por Naciones Unidas.
A su vez la emigración ecuatoriana sufrió repuntes y pausas en los últimos 20 años, con 2008 y 2021 como los vértices más notables. Las repercusiones económicas de la pandemia dejaron la economía del país, ya en dificultades, destrozada, dijo Murillo.
«Es principalmente la pobreza, la corrupción y la falta de oportunidades en Ecuador», añadió el experto en lo que respecta a los principales componentes detrás de la última oleada.
Ante la situación, México y Guatemala cambiaron sus requisitos de visa para los emigrantes ecuatorianos.
México anunció que restableció para los ecuatorianos una política de visa de turista, en un intento de frenar la oleada de migrantes que se dirigen a la frontera con Estados Unidos, la que entró en vigor el 4 de septiembre.
Guatemala hizo lo mismo el 20 de septiembre y ahora también exige una visa a los ecuatorianos para entrar.
Con unos niveles de desempleo que superaron el 16 por ciento el año pasado —combinados con una lenta recuperación económica— algunas familias ecuatorianas sienten que no tienen más remedio que buscar un futuro mejor en otro lugar.
Miguel Acosta, de 44 años, y su familia viven en Guayaquil, la ciudad más grande de Ecuador, soportando las penurias económicas provocadas por la llegada del virus del PCCh.
«Primero, no era seguro salir a la calle y ahora, ya no hay trabajo», dijo Acosta a The Epoch Times.
Acosta no ha trabajado en los últimos cuatro años debido a problemas médicos, pero su mujer dirige una pequeña tienda en Guayaquil mientras él cuida de los tres hijos que aún viven en casa.
«Mi hijo [mayor] Carlos se fue porque no había trabajo. Ahora está trabajando en México y ahorrando [dinero] para ir a Estados Unidos», dijo Acosta.
Tras preguntarle qué piensa hacer su hijo en Estados Unidos, Acosta respondió: «Trabajar, estudiar y enviarnos dinero aquí [a Ecuador]».
Desde la perspectiva de un abogado de inmigración, Murillo indicó que tener a alguien establecido en Estados Unidos para ayudarles una vez que él cruce la frontera es primordial.
«Varias generaciones de ecuatorianos han emigrado desde los años 70, por lo que la mayoría de los migrantes tienen un familiar, amigo o vecino que los recibe y les ayuda a encontrar trabajo», explicó.
«El apoyo es vital cuando se decide viajar a Estados Unidos», enfatizó Murillo.
En México, siete de cada 10 migrantes ecuatorianos que llegan al país no regresan, según Roberto Canseco, ministro de la embajada mexicana en Quito.
A pesar de los riesgos, que incluyen la deportación por parte de la seguridad fronteriza de Estados Unidos, la circulación de traficantes de drogas y personas, y los peligrosos obstáculos elementales, Acosta sigue siendo optimista sobre las posibilidades de que su hijo cruce la frontera ilegalmente.
«Es un buen nadador y trabajó en la granja de su tío [mientras crecía]. Carlos es un chico fuerte, será capaz de cruzar [a Estados Unidos] cuando esté preparado», dijo Acosta.
Dejando a un lado las esperanzas del padre, ecuatorianos con edades como la del hijo de Acosta desaparecieron o fueron hallados muertos en los últimos meses tras enfrentar las dificultades extremas de la región.
Lamentablemente no es probable que este patrón cambie pronto, dijo Murillo.
«Mientras Ecuador no resuelva sus problemas estructurales fundamentales del país, tendremos migración a Estados Unidos y a otros países», indicó el abogado.
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