Activistas de derechos humanos informaron que unas 100 personas que viajaban en la caravana de migrantes no llegaron a la Ciudad de México porque fueron secuestradas por traficantes de personas.
El grupo se subió a dos camiones mientras viajaba cerca de la ciudad de Isla, en el estado mexicano de Puebla.
No se les ha visto desde entonces, dijo a la revista Proceso, Arturo Peimbert Calvo, activista de Pueblo de Oaxaca. Se suponía que llegarían a la Ciudad de México el 5 de noviembre.
También aseguró que se les advirtió a los migrantes que no se suban a camiones desconocidos. Los camiones en cuestión tenían matrículas 183-EC-3 y KY-88-765, respectivamente.
La oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas está al tanto del caso de secuestro, dijo Calvo.
Declaraciones de esta oficina a principios de año dieron cuenta de una ola de desapariciones tuvo lugar en el estado de Tamaulipas, e instó a los funcionarios mexicanos a actuar para prevenir nuevos crímenes.
Calvo manifestó a HuffPost México que el área donde fueron secuestrados los migrantes en su opinión es «la tumba más grande del país, en la que cientos de personas han desaparecido».
Añadió que varias personas que escaparon de los traficantes testificaron ante él y ante las Naciones Unidas.
Arturo Peimbert, excoordinador general para la mediación en el gobierno estatal, dijo que cree que un cártel estaba detrás del secuestro, probablemente el cártel de Los Zetas. «Hay personas en las aldeas que informan a los Zetas de cómo se está moviendo la caravana, observando los pasos de los migrantes», dijo.
Los gobiernos buscan investigar el origen de la caravana
Los presidentes de Guatemala y Honduras piden una investigación para identificar a los organizadores de una caravana de migrantes que se acercan a la capital mexicana en un viaje que esperan los lleve a Estados Unidos.
Los dos países están bajo una intensa presión del presidente Donald Trump para que tomen medidas drásticas contra las caravanas.
El presidente hondureño Juan Orlando Hernández dijo el lunes que miles de sus compatriotas regresaron a Honduras. La Secretaría de Gobernación de México dijo este fin de semana que ha ayudado a transportar a unos 500 migrantes que solicitaron ayuda para regresar a sus países de origen.
El presidente guatemalteco Jimmy Morales fue más allá, pidiendo una investigación de las personas que «promueven o participan» en la caravana, diciendo que esas personas «deberían ser juzgadas en base a las leyes internacionales».
La mayoría de los migrantes entrevistados en los últimos días dicen que se unieron a la marcha espontáneamente con la esperanza que el grupo de personas estuviera a salvo.
Mientras tanto, más de 2000 migrantes acamparon en el estadio Jesús Martínez a última hora del lunes, y un flujo constante continuó hasta la noche. La instalación tiene capacidad para 6000 personas, dijeron las autoridades, y cuatro grandes tiendas de campaña para dormir están llenas.
Las mujeres y los niños dormían separados de los hombres, que fueron relegados a gradas de hormigón, mientras que el mercado central de la ciudad suministró 3,5 toneladas de plátanos y guayabas para abastecer a la multitud.
Nashieli Ramírez, defensora del pueblo de la comisión local de derechos humanos, dijo que la ciudad se estaba preparando para albergar hasta 5000 personas.
Se estima que la caravana principal tiene alrededor de 4000 miembros, mientras que las otras dos caravanas que están también en México se estima suman hasta 4000 personas entre ambas.
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