El equipo legal del presidente Donald Trump ha pedido que el Senado del estado de Pensilvania no certifique los resultados de las elecciones, lo que podría abrir un camino para que el Partido Republicano envíe a sus propios electores al Colegio Electoral.
«Ustedes son la mejor entidad constitucionalmente comprometida para hacer eso», dijo la abogada de Trump, Jenna Ellis, en un evento organizado por el GOP en Gettysburg, Pensilvania. «Tienen una variedad de opciones delante de ustedes».
Ellis sugirió entonces que la legislatura estatal tiene «la autoridad constitucional y el permiso» para votar en contra de la certificación de las elecciones.
Una posible vía, dijo, es convocar a elecciones especiales. Ellis también sugirió que «pueden dirigir la postura de sus electores … una opción no debería ser ignorarla y certificar una elección corrupta e irremediablemente comprometida».
No está claro en este momento lo que el Senado y la Cámara de Representantes, ambos controlados por los republicanos, harán en este momento. El Colegio Electoral se reúne para votar en las elecciones del 14 de diciembre.
Durante la audiencia, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, abogado de Trump, alegó que casi 700,000 votos en Pensilvania deben ser rechazados.
La secretaria de Estado Demócrata Kathy Boockvar dijo que no ha visto ninguna evidencia de fraude de votantes o irregularidades masivas que anularían los resultados de las elecciones en el estado. Los datos del estado muestran que Biden lidera a Trump por unos 80,000 votos. Otros secretarios en otros estados donde los resultados están siendo cuestionados han hecho eco de esas afirmaciones.
El teniente gobernador demócrata de Pensilvania, Fetterman, afirmó en una entrevista esta semana que el equipo legal de Trump no ha presentado suficiente evidencia hasta ahora. «Han tenido más de tres semanas para llegar a algo concreto, y no lo han hecho. ¿Dónde está el fraude electoral?» dijo.
Sin embargo, el equipo de Trump trajo varios testigos clave durante la audiencia, incluyendo algunos que alegaron que fueron intimidados u obstruidos para ver las encuestas en Filadelfia y otras áreas.
Justin Kweder, un observador electoral certificado, dijo en la audiencia que «la Junta Electoral de Filadelfia procesó cientos de miles de votos por correo con cero supervisión u observación civil».
Kweder señaló que los trabajadores electorales se encontraban «a una distancia de entre 10 y más de 200 pies de nosotros», y añadió que no pudo observar ni cuestionar sus prácticas mientras se realizaba la tabulación de votos.
«Debido a la distancia de los trabajadores de las vallas erigidas, era imposible para mí o para cualquier observador ver lo que los trabajadores estaban haciendo con alguna especificidad», dijo. «Los observadores no pudieron refutar ninguna decisión o determinación que se tomara sobre el procesamiento de estas boletas de votación por correo».
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