La edición final de mayo del Índice de Sentimiento de la confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan, que se publicó el 27 de mayo, arrojó resultados aún peores que los datos preliminares de mayo, con una nueva baja.
El índice cayó de 65.2 en abril a 59.1 en el informe inicial de mayo y a 58.4 según el informe definitivo —el nivel más bajo desde agosto de 2011— ya que los consumidores están expresando más pesimismo económico debido al aumento de los precios.
La lectura final confirmó los informes iniciales que mostraron en el mes un declive en el sentimiento de los consumidores, cayendo un 10.4 por ciento desde abril y retrocediendo por debajo de la lectura de marzo de 59.4.
El índice de la condición actual de compra cayó desde 69.4 en abril a 63.3 en mayo, un mínimo en 13 años, mientras que las expectativas futuras cayeron desde 62.5 en el mes anterior a 55.2 en el mes actual.
El desplome del índice de condición de compra en mayo estuvo encabezado por los compradores de viviendas y bienes durables, debido a la inflación y al alza de las tasas de interés.
Muchas de las ganancias conseguidas a principios de 2022 se eliminaron por el aumento de los precios.
El precio del petróleo y de otras materias primas clave han estado subiendo en los últimos años, pero esto se ha visto exacerbado por la invasión rusa de Ucrania y el régimen de sanciones impuesto a Rusia. A su vez los recientes cierres en China han estresado las cadenas de suministro mundiales, contribuyendo a niveles de inflación no vistos desde principios de los años ochenta.
Las expectativas de los consumidores sobre la inflación general para el próximo año cayeron del 5.4% en marzo y abril al 5.3% en mayo.
Los encuestados también esperan que los precios suban a un ritmo anual del 3% durante los próximos cinco a diez años.
La señal favorita de la Reserva Federal, el índice de precios de consumo personal (PCE) de la Oficina de Análisis Económico, se publicó el mismo día, mostrando que los precios de una cesta típica de bienes de consumo subió un 6.3% interanual en abril, hasta su nivel que tenía en febrero, y un 6.6% menos que en marzo.
La inflación en Estados Unidos solo subió un 0.2 por ciento en abril, lo que supone el menor incremento en año y medio, ayudado por una ligera baja de los precios de la gasolina, pero que ya aumentó nuevamente.
Mientras tanto, el índice de precios al consumidor de la Oficina de Estadísticas Laborales subió un 8.3 por ciento con respecto a abril del año pasado.
La Reserva Federal empezó a subir rápidamente las tasas de interés desde casi cero para frenar la creciente inflación, pero el consiguiente aumento de las tasas de interés de los préstamos para automóviles, las hipotecas y los préstamos a empresas está empezando a frenar la economía.
Aunque muchos economistas se muestran escépticos, los responsables políticos del banco central creen que pueden reducir la inflación sin provocar una recesión.
Todavía no se sabe si las tasas de inflación empezarán a disminuir hasta niveles más manejables, ni cuándo.
«Mientras que las expectativas de inflación a corto plazo han seguido una tendencia al alza, las expectativas de inflación a medio plazo parecen haber alcanzado una meseta en los últimos meses, y las expectativas de inflación a más largo plazo se han mantenido notablemente estables», afirmó el presidente de la Reserva Federal (Fed) de Nueva York, John Williams, en una entrada del blog de investigación.
Por su parte, los consumidores encuestados se mostraron menos pesimistas sobre el futuro de sus finanzas personales que sobre las condiciones empresariales. Menos de una cuarta parte de los consumidores espera estar peor financieramente dentro de un año.
«Mirando a largo plazo, la mayoría de los consumidores espera que su situación financiera mejore en los próximos cinco años. Esta proporción se ha mantenido esencialmente sin cambios durante 2022. Una perspectiva estable de las finanzas personales puede apoyar actualmente el gasto de los consumidores», según el informe.
«Aun así, las opiniones persistentemente negativas sobre la economía pueden llegar a dominar los factores personales a la hora de influir en el comportamiento de los consumidores en el futuro», concluye el documento.
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