El Shanghai Disney Resort cerró a partir del 21 de marzo debido a un nuevo aumento de casos de coronavirus, el que surge mientras las duras restricciones impuestas en la ciudad están provocando protestas en Internet.
El complejo dijo que reembolsará o cambiará las entradas a todos los huéspedes afectados por el cierre, según una notificación. Los huéspedes podrán optar por volver a visitar el parque en cualquier otro día dentro de los seis meses siguientes a la fecha de validez de la entrada tras la reapertura de Disney.
La comisión de salud de Shanghai informó el 21 de marzo de 758 nuevos casos de COVID-19, incluyendo 734 infecciones asintomáticas correspondientes al 20 de marzo, el mayor aumento de un día en la ciudad.
Ante el incremento de los casos, las autoridades locales volvieron a recurrir a frecuentes pruebas masivas de PCR para detectar el virus y a duras restricciones a la circulación de las personas, con un número creciente de zonas designadas como regiones de riesgo medio y alto. Sin embargo, las redes sociales chinas se inundaron de protestas, incluyendo informes sobre la dificultad para comprar verduras, entre otras dificultades.
Un residente de apellido Chen, que vive en la ciudad de Beicai de la Nueva Área de Pudong, dijo a The Epoch Times que su área ha estado bajo órdenes de confinamiento en casa durante casi una semana.
«En la actualidad, hay que pelear para lograr comprar verduras en las principales plataformas de comercio electrónico», dijo Chen. «Ya no se pueden comprar al segundo de aparecer en la lista». Además de la falta de suministros, la entrega ha sido otro de los retos a los que se enfrentan los compradores en línea de China, según Chen.
Otras quejas se refieren a personas mayores enfermas a las que no se les permite salir de su comunidad para ir a los hospitales a recibir tratamiento médico sin los resultados de su prueba de PCR. También se prohíbe a las ambulancias entrar en las comunidades.
La situación actual en Shanghai suscitó cierto pánico entre los ciudadanos en especial por la preocupación sobre el suministro de alimentos y la duración del bloqueo. A pesar de haber pedido ayuda al gobierno de la ciudad y a su línea telefónica de ayuda, Chen no recibió ninguna ayuda material y se le pidió «tener paciencia». Para no pasar hambre ha tenido que movilizar sus contactos personales.
«Una col se vende a 50 yuanes (7.5 dólares) en nuestra tienda local», dijo una residente de apellido Li, que vive en la ciudad de Huacao del distrito de Minhang. «Un puñado de brotes de ajo vale 30 yuanes (4.5 dólares)».
Aunque Li pudo comprar verduras en la entrada de su comunidad, dijo que la cola de espera parecía interminable y a cada cliente no se le permitió comprar más de tres verduras.
El pánico por comprar en línea suele comenzar a medianoche, agregó. Todos sus intentos de comprar algún producto fracasaron. Ella se quejó a su comité de vecinos y un empleado le respondió con frialdad que «sus intentos fallidos no tienen nada que ver conmigo».
Según Li, el gobierno les dijo inicialmente que sería un cierre de 48 horas. Sin embargo, después de cuatro días, no ha visto ninguna señal de que se levanten las restricciones.
«Nadie se preocupa por uno», dijo Li sobre la situación en China. «Uno puede morir de pobreza o de hambre. Creo que la respuesta de Shanghai esta vez es realmente decepcionante, sin tener en cuenta nuestras necesidades básicas».
Un usuario de internet que se hizo llamar «Wilde y el Príncipe Feliz» describió a la interminable cuarentena como «desastrosa» para el pueblo chino.
«Es una dura verdad», escribió el usuario, «que la salvaguarda de lo esencial para vivir (necesidades, suministros vegetales y atención médica) y la respuesta a las emergencias (en su mayoría no disponibles) sean tan despreciables en Shanghai, una metrópolis internacional y el centro financiero de China».
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