Las primeras horas del alto el fuego reforzado que entró en vigor en el este de Ucrania la pasada medianoche transcurrieron sin incidencias, según informaron este lunes las autoridades ucranianas y las autoproclamadas repúblicas separatista prorrusas de Lugansk y Donetsk.
«La situación en la zona de la operación de las Fuerzas Conjuntas (de Ucrania) está bajo control», señaló el mando militar ucraniano en un comunicado publicado en la red social Facebook.
El parte subraya que «el alto el fuego total no impide a los militares ucranianos actuar de conformidad con las normas del derecho humanitario internacional y de la legislación nacional de Ucrania».
En este sentido, el mando ucraniano advirtió de que las unidades de las Fuerzas Conjuntas están «preparadas para rechazar debidamente al enemigo en caso de violación de los acuerdos».
«Para las 10.00 horas (04.00 GMT) no se han registrado violaciones al alto el fuego por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania», declaró a la agencia rusa Interfax un representante de los separatistas de la república de Donetsk en la comisión de supervisión y control del cese de las hostilidades.
Poco antes, un portavoz de los separatistas prorrusos de Lugansk hizo una declaración en el mismo sentido.
El acuerdo para reforzar el alto el fuego -vigente desde 2015 pero violado continuamente- fue alcanzado el pasado día 27 por Grupo de Contacto Trilateral para el Donbás, integrado por Ucrania, Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Esta decisión es uno de los nueve puntos acordados en la cumbre de diciembre pasado en París, escenario de la primera reunión entre el líder ruso, Vladímir Putin, y el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski.
Además, fue una de las exigencias formuladas durante la reunión de ministros de Exteriores del Cuarteto de Normandía (Alemania, Francia, Ucrania y Rusia) en enero de este año.
Si bien desde 2015 no se han producido choques militares de envergadura en el conflicto que estalló en 2014, no han cesado ni las escaramuzas ni los bombardeos de artillería, ni tampoco los disparos de francotiradores a ambos lados de la línea de separación de fuerzas.
Según datos de la ONU, el conflicto en el este de Ucrania se ha cobrado más de 13,000 muertos, entre combatientes y civiles.
El Gobierno de Kiev acusa a Rusia, a la que califica de «país agresor», de prestar asistencia militar y financiera a los separatistas de Donetsk y Lugansk.
Moscú, en tanto, asegura que no es parte del enfrentamiento armado y que se trata de un conflicto entre las autoridades de Kiev y la población rusohablante de las regiones de Donetsk y Lugansk.
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