Las intensas lluvias golpearon con fuerza esta semana la ciudad central china de Zhengzhou, en la provincia de Henan. El martes, la ciudad recibió el equivalente a un tercio de la media anual de precipitaciones en el lapso de una hora.
Según las autoridades, el número de muertos en la provincia supera los 50. Sin embargo, un habitante de la zona, que quedó el 20 de julio al borde de la muerte y sobrevivió escapando de un tren subterráneo sumergido bajo el agua, dice que el número podría aumentar.
Wang Jun, usando un seudónimo relató a la edición china de The Epoch Times su experiencia y la de otros pasajeros durante los eventos del 20 de julio.
Él fue uno de los cientos de pasajeros que embarcaron en la línea 5 aquella tarde. Según su relato, el tren salió de la estación después de las 17 horas, pero pasaron muchas horas más antes de que pudiera bajarse.
«Los tres o cuatro vagones delanteros estaban casi llenos», dijo Wang. El metro viajaba de una estación a otra, deteniéndose durante largos intervalos en cada destino.
Tras salir de la estación de Beach Temple, el metro se detuvo por completo dentro del túnel y el agua comenzó a filtrarse en su interior.
«El conductor del tren abrió todas las puertas y nos dejó salir, esperando que pudiéramos caminar [fuera del túnel] por una pequeña vía junto a la pared del túnel», dijo Wang. «Después de caminar un rato por el túnel, nos dimos cuenta de que no podíamos salir, así que todos volvimos a entrar en el tren y esperamos allí. Nos quedamos atrapados».
El joven facilitó un vídeo en el que se ve a la gente caminando a duras penas por el agua mientras volvían a entrar al vagón del metro. Lo único que podían hacer era esperar mientras el agua subía por sus pies, luego por las rodillas y para las 20 horas les llegaba al pecho.
Las dos horas siguientes fueron «las más largas y peligrosas» de su vida, dijo Wang.
Los pasajeros se agarraban a las barandillas mientras la crecida los sumergía lentamente. Además del peligro de la inundación el aire era cada vez más escaso.
«Al principio no cundió el pánico», dijo Wang, «pero después no había suficiente aire y mucha gente no podía respirar. Entonces todos nos pusimos nerviosos».
Para conseguir más aire, los viajeros trabajaron para romper las ventanas. La mayoría de los vehículos de transporte público chinos están equipados con pequeños martillos con punta de metal, para romper las ventanas en caso de emergencia. Esos martillos no se encontraban en este tren subterráneo.
Wang dijo que los pasajeros de su vagón optaron por utilizar los extintores para romper las ventanas y permitir que entrara más aire respirable. Pero el agua seguía subiendo.
Poco después, se cortó la electricidad, incluidas las luces. Así que esperaron en la oscuridad.
Finalmente llegó la ayuda. Cuando los socorristas se presentaron, el agua que rodeaba el tren empezó a escurrirse. Los pasajeros salieron y se pusieron a salvo.
Wang quedó fuera de peligro cerca de las 22 horas. Sin embargo, no todos fueron tan afortunados. Él dijo que vio a unas siete u ocho personas tendidas en el andén de la estación del metro y a varias más en el túnel.
«Finalmente lo logré y salí con vida», dijo Wang, «pero es muy triste que una docena de personas no hayan podido hacerlo». El régimen comunista dijo en esos momentos que 12 personas murieron por la inundación del metro.
Con información de Chen Han y Lin Cenxin
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