Un estudio recientemente publicado reveló abusos y relaciones sexuales del personal de paz de Naciones Unidas a mujeres y niñas de Haiti durante la misión de 2004 a 2017.
The Conversation publicó este 17 de diciembre un estudio realizado por Sabine Lee, profesora de Historia Moderna en la Universidad de Birmingham, y Susan Bartels, Clínica-Científica de Universidad de Queen en Ontario, en el cual se reveló que 265 haitianos contaron historias de niños engendrados por el personal de la ONU.
En el verano de 2017, el equipo de investigación entrevistó a 2500 haitianos sobre «las experiencias de las mujeres y niñas locales que viven en comunidades que albergan operaciones de apoyo a la paz».
Niñas de tan solo 11 años fueron abusadas sexualmente y embarazadas para después tener que criar a sus hijos solas, pues los padres fueron repatriados por las Naciones Unidas una vez que se conocía el embarazo, señala el informe.
La mayoría de los soldados de paz involucrados en las 265 historias son originarios de Uruguay y Brasil.
En su estudio, las autoras señalaron que si bien algunos encuentros sexuales eran descritos como violencia sexual, los datos que recabaron mostraron que el «el sexo transaccional con el personal de la ONU» era un problema «muchos más generalizado».
En algunas historias las mujeres recibían pequeñas cantidades de dinero a cambio de sexo, mientras que en otras solo recibían alimentos, «lo que pone de relieve la extrema pobreza que contribuye a estos encuentros sexuales».
Un hombre de la comunidad de Port Salut dijo que «Tuvieron relaciones sexuales con las chicas ni siquiera por dinero, es solo por comida, por una comida».
Por otra parte, la investigación también arrojo el tema de las relaciones sexuales consensuales entre el personal de paz con mujeres locales, las cuales resultaban la mayoría de veces en embarazos, sin embargo, los soldados no se hicieron responsables en cuanto fueron repatriados, lo que representa una problemática para estas mujeres que se encuentran situaciones de extrema pobreza y muchas de ellas no cuentan con el apoyo de sus familias.
«Empecé a hablar con él, luego me dijo que me amaba y acepté salir con él. Tres meses después, estaba embarazada, y en septiembre lo enviaron a su país… El niño está creciendo, y somos yo y mi familia los que estamos luchando con él. Ahora tengo que enviarlo a la escuela. Lo han expulsado porque no puedo pagarlo», dijo una entrevistada de Port Salut.
«En esencia, la política [de tolerancia cero] prohíbe casi todas las relaciones sexuales entre las fuerzas de mantenimiento de la paz y las mujeres locales», señala la investigación.
Un hombre entrevistado dijo: «Los soldados destruyen el futuro de estas jóvenes dejándolas embarazadas con un par de bebés y abandonándolas. Básicamente, estas acciones de los soldados pueden tener un impacto negativo en la sociedad y en el país en general porque estas jóvenes podrían haber sido abogadas, médicas o cualquier cosa que hubiera ayudado a Haití mañana… Ahora algunas de ellas están caminando en la calle, o en el mercado de pulgas y otros lugares con una canasta sobre su cabeza vendiendo naranjas, pimientos y otros bienes para criar a los niños que tienen con los soldados de la MINUSTAH».
De acuerdo con las autoras, la MINUSTAH «es una de las misiones de la ONU más controvertidas de la historia. Ha sido objeto de numerosas acusaciones de explotación y abuso sexual. Un número escandaloso de personal de mantenimiento de la paz uniformado y no uniformado ha sido vinculado a abusos de los derechos humanos, incluyendo explotación sexual, violaciones e incluso muertes ilegales».
Video relacionado
Cómo China, Rusia, Irán y Cuba contribuyen a la inestabilidad de América Latina
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.