Varias compañías en China fueron expuestas después de descubrirse que usaban productos de desechos médicos y pañales sucios como material de reciclaje para producir nuevos productos. Los artículos incluían juguetes para niños, productos para la incontinencia de adultos y botellas de agua, según un informe de Finanzas y Economía de la Televisión Central China (CCTV) del 15 de marzo.
El informe reveló que en las empresas se almacenaban y guardaban bolsas de productos de desecho. El material se procesó y se convirtió en pellets de plástico, para luego ser revendidos a otras empresas a precios bajos. Algunas de las empresas estaban ubicadas en Shandong, Henan, Hebei y Shaanxi.
La CCTV es el principal portavoz televisivo del Partido Comunista Chino. El video probablemente fue capturado con una cámara oculta, debido al bajo ángulo de todas las imágenes.
Plástico sucio
Una empresa, llamada Hubei Best Hygenic Products Ltd., utilizó bolsas de productos de desechos médicos como insumos. Tales bolsas llenaban el almacén.
Un trabajador de la compañía Best Hygenic Products le dijo al reportero de CCTV que una tonelada de productos de desecho cuesta alrededor de 600 dólares. Los plásticos que cumplen con los estándares nacionales chinos cuestan alrededor de 1200 dólares por tonelada. El trabajador dijo que era cuestión de satisfacer al cliente con los precios.
Algunos de los productos médicos que se encontraron fueron envases de suero fisiológico, bolsas, jeringas descartables y bolsas de sangre.
Los plásticos reciclados fueron preparados y triturados.
Luego, se derritieron.
Finalmente, los residuos se convirtieron en pellets de plástico. Los gránulos se pueden utilizar para la producción propia o se venden a otras empresas.
Comúnmente se usan para fabricar artículos como juguetes para niños, palanganas, bolsas plásticas para comestibles, botellas para agua y bolsas de tejido.
Una empresa que fabrica bolsas tejidas comentó que fabrica 100.000 bolsas al día y las vende en toda China.
Demanda de pañales
China tiene una población que envejece. En 2018, tenía 249 millones de personas mayores de 60 años. Con el envejecimiento de la población viene la demanda de productos para la incontinencia.
Solo en 2018, se vendieron cuatro mil millones de productos para la incontinencia en adultos.
Pero algunas de las compañías que producen estos productos han hecho modificaciones para reducir sus costos, obteniendo sus pellets de plástico de materiales contaminados.
Shandong Jindeli Health Product Company fue una de las empresas reveladas en el informe de CCTV que realizó tales acciones. Un trabajador expresó que a propósito nunca guardaron registros de sus compras de pellets de plástico reutilizados con el fin de cubrir las huellas.
En las instalaciones de manufactura de la compañía, se encontraron bolsas conteniendo pañales y toallas higiénicas apiladas en el piso, atestadas de moscas.
Las toallas y los pañales ya usados se estaban rompiendo en partes para hacer nuevos pañales, según el informe. Lo que se podía recuperar de los desechos manchados se usaba para hacer el interior de los nuevos pañales. De esta manera los nuevos productos podían alojar en su interior moho, manchas y polvo.
Los materiales también se utilizaban para hacer el material de acolchado de colchones.
Mientras tanto, Bestar Corporation en la ciudad de Xiantao, situada en la provincia de Hubei, en el centro de China, sirve como fabricante de equipos originales para muchas marcas conocidas en China, según el segmento de CCTV. Incluso fue galardonada con el premio «Empresa Privada de Confianza» en la provincia de Hubei en 2017.
CCTV expuso que esta compañía recolectaba y reciclaba pañales y toallas higiénicas usadas, los arrojaba a una máquina procesadora y luego utilizaba la pulpa para hacer pañales para adultos.
Aditivos para huevos
El programa de la CCTV también reveló problemas de seguridad alimentaria. Los huevos de gallinas criadas a campo y en libertad son ahora una opción popular entre los consumidores preocupados por la salud, pero a menudo tienen un precio más alto que los huevos convencionales.
Una empresa china imitó a los huevos de campo añadiendo un pigmento llamado cantaxantina en la alimentación de las gallinas. Después de que las aves consumen esta mezcla, la yema de sus huevos presenta una coloración rojo oscuro, similar a la de los huevos reales de las gallinas criadas a campo.
Los bocadillos picantes de camarones no tienen derivados de camarones
En una fábrica que hace bocadillos de camarones picantes en el pueblo de Gaochang de la ciudad de Kaifeng, provincia de Henan, los empleados admitieron que aunque la lista de ingredientes en el paquete incluye camarones y huevos, no había camarones ni huevos en los bocadillos. En su lugar, la fábrica utilizó varios condimentos y aditivos mezclados con harina para que los bocadillos tuvieran el mismo sabor que los camarones.
En otra fábrica de snacks, el entorno de producción era muy insalubre. La masa de los snacks demasiado cocida, ennegrecida y de aspecto desagradable, estaba esparcida en el suelo. En algunas áreas de la fábrica, el piso estaba cubierto de polvillo y polvos similares al carbón. Las cintas transportadoras donde se procesaban los snacks estaban sucias y grasosas.
Reacción de los ciudadanos
Este programa de derechos del consumidor indignó a muchos televidentes chinos porque todos los casos mencionados ya habían sido expuestos hace años. Además, creían que el programa solo afectaba a una pequeña fracción de los productos de mala calidad del país.
«Todos estos productos son problemas antiguos y ninguna de las empresas mencionadas en el programa son grandes empresas. Parece que los casos nuevos y los casos que involucran a grandes empresas no pueden ser expuestos».
Otro internauta se sintió frustrado porque las autoridades parecían impotentes para castigar a los culpables o para regular mejor las normas de producción. «¿Adónde se fue su autoridad de gobierno?»
«¿Tienen el coraje de hablar de las vacunas falsas y otros productos médicos de mala calidad?», preguntó otro internauta, señalando las revelaciones más serias del año pasado sobre las compañías farmacéuticas chinas que venden y distribuyen vacunas caducadas y de baja calidad -a menudo para inocular a niños pequeños- a las autoridades sanitarias locales.
Otro dijo: «¡En mi próxima vida, no quiero reencarnar de nuevo en este país infernal!».
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