El viaje de Michigan a Tennessee duró más de nueve horas, lo que dio a Calvin Zastrow, su esposa Trish y su hija Eva Zastrow tiempo para pensar, rezar y hablar. El lunes se dirigían al ya familiar juzgado federal de Nashville, donde, en enero, el Sr. Zastrow fue uno de los seis acusados provida declarados culpables de violar la Ley de Libertad de Acceso a las Entradas de Clínicas (FACE por sus siglas en inglés). Espera su sentencia en julio y se enfrenta a una pena de hasta 11 años de prisión.
Esta vez, el viaje fue para Eva Zastrow, de 25 años, que, junto con otros tres acusados, está siendo juzgada esta semana por el mismo incidente, pero por cargos FACE de menor gravedad que podrían acarrearle entre seis meses y un año de prisión. Sus coacusados son su hermano, James Zastrow, de 27 años, de Misuri; Paul Place, de 26 años, de Tennessee; y Eva Edl, de 89 años, de Carolina del Sur, superviviente de un campo de concentración comunista. Eva Zastrow, el Sr. Zastrow y la Sra. Edl volverán a ser juzgados en agosto en Michigan. Podrían recibir 11 años más de prisión federal cada uno por otro cargo de violación de la Ley FACE.
El caso de Nashville tiene su origen en un incidente ocurrido en marzo de 2021, cuando un grupo de 12 personas leyó la Biblia y cantó himnos religiosos en el Carafem Health Center de Mount Juliet en Tennessee, un negocio de abortos que cerró en agosto de 2022, más o menos cuando Tennessee cambió su ley, penalizando el aborto en la mayoría de los casos. Algunos se colocaron frente a la puerta y, según el testimonio de la policía ante el tribunal, el grupo era pacífico y se apartó de la puerta cuando se les pidió.
Estaban allí para convencer a mujeres embarazadas de que cambiaran de opinión y no abortaran a sus bebés. En octubre de 2022, el Departamento de Justicia (DOJ) del presidente Joe Biden envió agentes del FBI a sus domicilios y los acusó de infringir la Ley FACE.
Algunos ya están en prisión por infracciones anteriores de la Ley FACE. Los cuatro que se enfrentan a juicio esta semana tienen juez pero no jurado. El caso comienza este martes y se espera que dure dos días.
Misiones perdidas
«Es más duro ver sufrir a mis hijos que sufrir yo mismo. Eso es más duro», dijo el Sr. Zastrow a The Epoch Times. Su hija ha pasado gran parte de su tiempo como misionera en el extranjero sirviendo en muchos países, incluido el campo de refugiados de Mória, en Grecia. Pero le retiraron el pasaporte debido a los cargos federales. Ha tenido que rechazar muchas oportunidades de misión, y eso duele, sobre todo en Ucrania, donde, tras el comienzo de la guerra, muchos misioneros extranjeros huyeron del país.
Irse durante una crisis da la impresión de que los misioneros están allí por «turismo religioso», dijo. En aquel momento, el Sr. Zastrow y la Sra. Eva Zastrow fueron a Ucrania para llevar suministros médicos a la gente.
«Nos lanzamos y encontramos a las iglesias que corrían hacia donde habían caído las bombas y sacaban a la gente de entre los escombros, evangelizando, predicando y apostolando», explica Zastrow. Consiguieron más suministros y alimentos para cubrir las necesidades inmediatas.
«Hay gente que necesita el ministerio y los suministros que llevamos», dijo el Sr. Zastrow, que estaba en una misión en Ucrania cuando se enteró de que había sido acusado de violar la Ley FACE. No ha podido regresar.
«Vemos que ahora mismo podríamos estar haciendo un bien tremendo allí en Ucrania. No hay suficientes personas que se levanten y cubran el vacío. Y eso es muy doloroso, porque hay muchas necesidades insatisfechas», dijo Zastrow.
Le sorprende la cantidad de estadounidenses que toleran el aborto y las violaciones de la Ley FACE que alteran la vida y que el Departamento de Justicia ha reprimido desde la anulación de Roe contra Wade. Los organizadores de Black Lives Matter entienden que movilizar a miles de personas llama la atención de fiscales, jueces y abogados, dijo.
«Si Estados Unidos no se manifiesta y apoya a estas personas, si toleramos la injusticia, entonces la injusticia crece», dijo el Sr. Zastrow. «Fortalecemos la tiranía con nuestra cobardía o inacción».
«Él me cubre las espaldas»
«El corazón de Dios está con la gente vulnerable y eso se ha reflejado en mi vida», dijo Eva Zastrow a The Epoch Times. «Dios me dio un corazón para los huérfanos y los refugiados, pero también para nuestros vecinos no nacidos. Él se identifica personalmente con lo que les ocurre a las personas débiles y necesitadas. Y yo solo quiero amar como él ama, y quiero preocuparme por lo que él se preocupa».
Es posible que no esté en el coche en el viaje de vuelta a Michigan. Podría ir directamente a la cárcel después del juicio. Esto les ha ocurrido a algunos acusados de violaciones de la ley FACE. Pero Eva dice que siente una inmensa paz y que está dispuesta a obedecer a Dios, aunque eso la lleve a la cárcel.
«Amo a mi prójimo, haya nacido o no, y no me arrepiento de amar a mi prójimo. Espero y rezo por seguir haciéndolo. Cueste lo que cueste. Cuando le pedimos al Señor que rompa nuestro corazón por lo que rompe el suyo, lo hará. Y entonces, con ese corazón roto, tal vez nos llame a la acción. Tal vez, primero nos llame a la oración. Y luego, mientras rezas, quizá Dios te utilice para responder a las oraciones que rezaste».
La prisión es intencionalmente desagradable, dijo, y ha estado pensando en ello.
«También pienso en: Dios también ama al prisionero… Quiero estar dispuesta a ir adonde él me llame. Quizá mi campo de misión no esté en el extranjero; quizá esté entre rejas. Tal vez sea la gente que el mundo rechaza o desprecia, o que a menudo olvida. Tal vez Él quiera enviarme allí, y yo quiera estar dispuesta a ir, a aprender su lengua, a adaptarme a su cultura, a vivir como ellos. Eso es lo que hacen los misioneros», dice Zastrow.
Le han dicho que hay muchos presos hispanohablantes, así que ha estado estudiando español para prepararse.
«Solo soy una chica de 25 años. Cuando le servimos, Él nos bendecirá. Mi fe en ello supera lo que percibo, siento o incluso experimento en este plano físico. Mi Redentor vive, y yo soy suya. Y Él va a obrar todas las cosas para mi bien, no importa lo que sea, no importa las experiencias o el sufrimiento que pueda enfrentar aquí. Él es bueno, y me cubre las espaldas».
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