Los talibanes instan a las mujeres empleadas afganas a permanecer temporalmente en casa hasta que los combatientes del grupo terrorista reciban formación sobre el respeto y el trato con las mujeres.
«Nuestras fuerzas de seguridad no están entrenadas [en] cómo tratar con las mujeres, cómo hablar con ellas», dijo el portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, a los periodistas en una rueda de prensa el martes, refiriéndose a algunos combatientes del grupo.
«Les hemos pedido [a las mujeres] que se tomen un tiempo de descanso del trabajo hasta que la situación vuelva a un orden normal y se establezcan los procedimientos relacionados con las mujeres, entonces podrán volver a sus puestos de trabajo una vez que se anuncie», aconsejó, señalando que es por la propia seguridad de las mujeres afganas y que la instrucción será a corto plazo.
Las instrucciones coinciden con el anuncio hecho el martes por Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, de que ha obtenido informes fidedignos sobre la existencia de restricciones a los derechos de las mujeres en muchas regiones bajo control efectivo de los talibanes en toda la asediada nación de Oriente Medio.
Bachelet advirtió que el trato indecente a las mujeres y niñas sería «una línea límite fundamental» durante una reunión de emergencia con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que se celebraba a petición de Pakistán y la Organización de Cooperación Islámica.
Cuando los talibanes estuvieron en el poder por última vez, entre 1996 y 2001, antes de la operación militar dirigida por Estados Unidos hace dos décadas, el grupo terrorista prohibió a las mujeres el acceso al trabajo y casi todas fueron confinadas a sus casas.
También prohibían a las mujeres salir de casa sin compañía y las obligaban a cubrirse todo el cuerpo.
Aunque los talibanes anunciaron recientemente una amnistía general, explicando que el grupo se presentaría como más moderado, diciendo que las mujeres pueden trabajar e ir a la escuela y a la universidad, los recientes informes sobre la violencia supuestamente cometida por el grupo muestran lo contrario.
El mes pasado, cuando el grupo terrorista estaba arrebatando territorio a las fuerzas gubernamentales en todo Afganistán, los combatientes talibanes entraron en las oficinas del Banco Azizi en la ciudad sureña de Kandahar y ordenaron a nueve mujeres que trabajaban allí que se marcharan.
«Es muy extraño que no nos dejen ir a trabajar, pero ahora es así», dijo a la agencia de noticias Reuters Noor Khatera, una mujer de 43 años que había trabajado en el departamento de contabilidad del banco. «Me enseñé a mí misma inglés e incluso aprendí a manejar una computadora, pero ahora tendré que buscar un lugar donde pueda trabajar con más mujeres alrededor».
Dos días después del episodio en el Banco Azizi, se produjo una escena similar en una sucursal de otro prestamista afgano, el Banco Milli, en la ciudad occidental de Herat, según dos cajeras que lo presenciaron.
Tres terroristas talibanes armados entraron en la sucursal y reprendieron a las empleadas por mostrar su rostro en público. Las mujeres abandonaron el lugar y enviaron a sus familiares varones.
Los informes sobre la violencia contra las mujeres afganas son un primer indicio de que podrían revertirse algunos de los derechos ganados por las mujeres durante los 20 años transcurridos desde que la ley islámica extremista talibán rigiera en el país.
Con información de Reuters.
De NTD News
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