Un preso condenado a muerte, convicto hace más de tres décadas por apuñalar a un compañero de prisión hasta matarlo por un negocio de drogas que salió mal, fue ejecutado en la silla eléctrica en Tennessee el 20 de febrero.
Nicholas Sutton, de 58 años, fue declarado muerto a las 7:26 p.m. en la Institución de Máxima Seguridad de Riverbend, en Nashville.
Sutton fue el cuarto recluso ejecutado en Estados Unidos este año y el primero en Tennessee. Desde 2018, otros cuatro criminales estadounidenses han muerto en la silla eléctrica.
Preguntado si tenía algunas últimas palabras, Sutton miró directamente a la sala de testigos y habló claramente.
«Me gustaría agradecer a mi esposa por ser tan buen testigo del Señor, y a mi familia y muchos amigos que me amaron y apoyaron e intentaron con tanta fuerza salvar mi vida», dijo Sutton.
También habló de su fe cristiana, diciendo que Jesucristo lo había «sanado». Añadió: «Estoy agradecido de ser un servidor de Dios, y estoy deseando estar en su presencia».
Sutton fue condenado a muerte en 1986 por matar a otro recluso, Carl Estep, en un conflicto por un negocio de drogas mientras ambos estaban encarcelados en una prisión del este de Tennessee, donde Sutton había estado cumpliendo condena por los asesinatos de su abuela y otras dos personas cuando tenía 18 años.
Ningún familiar de Sutton o de sus víctimas presenció la ejecución. La portavoz del Departamento de Correcciones de Tennessee, Dorinda Carter, dijo a los periodistas que Sutton había pedido a su familia que no estuviera presente.
Solo los familiares de la última víctima de Sutton, por cuyo asesinato fue condenado a muerte, fueron autorizados a presenciar la ejecución. Ninguno lo hizo. Sin embargo, la hermana de una de las primeras víctimas de Sutton, John Large, estaba presente en la prisión.
Después de la ejecución, Carter leyó un comunicado de Amy Large Cook que decía, en parte: «A John se le negó la oportunidad de vivir una vida plena con su propia familia. A mis hijos se les negó conocer a un hombre maravilloso que los hubiera consentido y amado con todo su corazón. Sufrió una muerte terrible y horrorosa, y por eso nunca perdonaré al Sr. Sutton».
Los partidarios de Sutton, incluidos varios familiares de sus víctimas y trabajadores de la prisión, habían pedido recientemente al Gobernador Bill Lee que conmutara la sentencia, diciendo que Sutton se había rehabilitado en la prisión y que no era la misma persona que entró en prisión por primera vez hace 40 años. Sus defensores fueron dos trabajadores de la prisión que atribuyeron a Sutton el haber salvado sus vidas.
El Teniente Correccional retirado Tony Eden había afirmado en una declaración jurada incluida en la petición de clemencia de Sutton que éste se enfrentó a un grupo de presos armados durante un motín de la prisión en 1985 y ayudó a Eden a mantenerse a salvo.
«Si Nick Sutton fuera liberado mañana, le daría la bienvenida a mi casa y le invitaría a ser mi vecino», escribió Eden.
El gobernador Lee dijo el miércoles que no intervendría para detener la ejecución. Y dos últimas apelaciones a la Corte Suprema de los Estados Unidos fueron denegadas el jueves por la noche.
Sutton estaba cumpliendo condena en la Correccional Regional del Condado de Morgan por tres asesinatos cuando llevó a cabo el último asesinato en la prisión en 1985, según documentos del tribunal.
En la mañana del 15 de enero, Sutton y Thomas Street entraron en la celda de Carl Estep y lo apuñalaron 38 veces en el pecho y el cuello con dos cuchillos caseros, dijeron los fiscales.
Según los registros de la corte, cuatro reclusos testificaron que vieron a los hombres entrar en la celda y oyeron gritos. Uno de los reclusos dijo que vio a Sutton sujetar un cuchillo en la garganta de Estep durante una «discusión física» dos días antes.
Uno de los reclusos también dijo que Estep era un traficante de marihuana en el centro que había vendido a los hombres «mala mercancía» y se negó a devolverles su dinero.
Testificó que después de que los hombres tomaran el reloj de Estep, Estep había amenazado con matar a Sutton.
En 1986, un jurado de la Corte Penal del Condado de Morgan condenó a Sutton por asesinato en primer grado y lo sentenció a muerte. Street fue condenado y sentenciado a cadena perpetua. Un tercer hombre que fue acusado de participar en el ataque fue absuelto.
The Associated Press y Reuters contribuyeron a este informe
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