La tensión política entre Ecuador y Argentina se incrementa esta semana con un serio intercambio de mensajes entre los mandatarios Guillermo Lasso y Alberto Fernández, a raíz de la fuga de la exministra de Transporte y Obras Públicas ecuatoriana, María de los Ángeles Duarte, de la embajada de Argentina en Quito.
La fuga de Duarte—acusada de corrupción—a Venezuela el pasado 13 de marzo, suscitó una serie de tensiones entre ambos países, y ambos gobiernos expulsaran mutuamente a los embajadores del otro país en sus respectivos territorios.
“Me apena mucho que Alberto Fernández, Presidente de Argentina, haya puesto por delante su amistad personal e identidad política con Rafael Correa por sobre la relación fraterna entre los pueblos de Argentina y Ecuador”, escribió el mandatario ecuatoriano el 20 de marzo en Twitter.
Duarte, acusada por corrupción en 2020 llevaba más de dos años y medio refugiada en la embajada de Argentina en Quito.
Fernández respondió este martes a Lasso con una carta, instándole a “no mezclar este incidente producto de la impericia de oficiales del Estado ecuatoriano con el amor que a nuestros pueblos vincula”.
En la carta, el mandatario argentino intentó aclarar la situación de la fuga de la exministra Duarte.
“Necesito poner de relieve que en nuestra embajada se encontraba refugiada una persona que gozaba de plena libertad. No tenía la Argentina ni el deber de custodia sobre ella ni ninguna capacidad de acotar sus movimientos”, dice Fernández en la carta. “La salida de la señora Duarte de la sede de la embajada escapa absolutamente a la voluntad y a la capacidad de decidir de las autoridades diplomáticas”.
También Fernández calificó como “desmesurada” la medida de Lasso de expulsar al embajador argentino Gabriel Fuks. “La gravedad y la injusticia de esa decisión demuestra que es su exceso lo que verdaderamente lastima la relación de nuestros pueblos”, señaló.
Por su parte, Lasso respondió con otra carta a Fernández, expresándole que “la confianza, especialmente entre Estados, es una avenida amplia y de dos vías”.
“Agradezco su misiva. La buena fe en nuestras acciones y la confianza mutua son la base de las relaciones entre los Estados”, escribió en la misiva. “Y, sin embargo, la salida de la señora Duarte de la Embajada de la República Argentina en Quito no ha escapado de la voluntad y capacidad de su gobierno”.
“En efecto, usted me dijo el martes 14 que desde el sábado 11 sabía que ella había salido de su embajada hacia Venezuela, mientras sus autoridades dieron otras versiones. Cuánto habría agradecido que usted me llamase tan pronto sucedió el incidente de la salida de su ‘huésped’. No lo hizo, y usted sabrá las razones”, detalló Lasso, mientras reafirmaba que la decisión del gobierno ecuatoriano de expulsar al embajador argentino en Ecuador “fue la correcta y obligada por todas las inconsistencias, falsedades y dudas de su ex embajador”.
La semana pasada, el gobierno de Lasso expulsó al embajador argentino en Quito, Gabriel Fuks, y en respuesta Argentina solicitó el retiro del embajador ecuatoriano en el país, Xavier Monge.
Lasso continuó señalando que generar dicho incidente por anteponer la ideología de los funcionarios argentinos a las necesidades de ambos países, según dijo, es “el verdadero error”.
“Y es que, en realidad, usted no debió de autorizar la concesión de asilo político a una persona sentenciada por la justicia ecuatoriana”, continuó Lasso, señalando que eso está prohibido por el artículo III de la Convención de Caracas.
Tras su huida, Duarte agradeció a través de Twitter al gobierno de Argentina por haberla acogido “ante la persecución de los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso”, bajo la consideración según ella, de “asilada política”.
Duarte, fue condenada en 2020 a ocho años de cárcel por corrupción en el caso conocido como “Sobornos”, en el que también fue sentenciado el expresidente Rafael Correa y otros exfuncionarios suyos.
Con información de EFE.
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