Gustavo Delfino, residente en Michigan, fue testigo de irregularidades durante una elección en 2004 en su país natal, Venezuela, y más tarde se enteró de que los extraños acontecimientos involucraban a las computadoras de Smartmatic. Al ver que ocurrían anomalías similares en las elecciones de Estados Unidos el 3 de noviembre, Delfino dijo que le alarmaba que el patrón de las llamadas fallas y las máquinas de votación conectadas a internet fueran similares a lo que ocurrió en su país hace casi dos décadas.
Exprofesor de la Universidad Central de Venezuela, exalumno de la Universidad de Michigan y exmiembro del consejo editorial de la Revista de Tecnología y Sistemas Electorales (JETS) de USENIX, Delfino participó en el referéndum de Venezuela en 2003-2004 para revocar la votación sobre el entonces presidente Hugo Chávez, según la declaración presentada por los abogados que representan a William Bailey, demandante en el caso judicial de integridad electoral de Michigan.
Durante las recientes elecciones estadounidenses, Delfino se alarmó «al enterarse de que se estaba utilizando la tecnología Smartmatic y comenzó a ver muchas similitudes con lo que ocurrió en Venezuela», según la declaración jurada.
Entre las anomalías que llamaron la atención de Delfino estaban que las máquinas de votación estaban conectadas a internet, «fallas de software» que resultaron en votos cambiados y actualizaciones de software de votación que ocurrieron la noche antes de la elección. Delfino dijo que tales prácticas son inaceptables porque se requiere una nueva auditoría después de cualquier actualización de software.
En el referéndum de Venezuela de 2004, Chávez no fue destituido, según los resultados oficiales, a pesar de las preocupaciones de un posible fraude expresado por la oposición, dijo Delfino.
Delfino dijo que se aplicaron cambios significativos al sistema de votación de Venezuela antes del referéndum. En 57 por ciento de los centros de votación, los escáneres de votación fueron reemplazados por computadoras de pantalla táctil Smartmatic, mientras que el resto de los centros de votación contaban manualmente los votos de revocación, explicó.
Otro cambio «más sutil» tuvo lugar ese año, cuando los padrones electorales crecieron en un 15 por ciento, pero los partidos políticos no pudieron verificar los votantes agregados porque se les negó el acceso a los domicilios de los electores, lo cual es contrario a la ley electoral de ese entonces, dijo Delfino.
Desde 2004, Smartmatic también introdujo «una conexión satelital continua» en los centros de votación de Venezuela, explicó Delfino. «Se supone que esta conexión se utiliza solamente para computadoras portátiles en la entrada del centro de votación para verificar la identidad de los votantes y evitar que la gente vote dos veces», pero el equipo de la red estaba muy cerca de las máquinas de votación y podría ser utilizado potencialmente por un centro de comando para conectarse ilegalmente a las máquinas, agregó.
Delfino y su primo Guillermo Salas, un físico que vive actualmente en España, analizaron los datos electorales y descartaron muchas teorías de fraude, excepto un extraño hallazgo reportado por el Centro Carter, uno de los observadores del referéndum.
Con el fin de desencadenar el referéndum en 2004, en noviembre de 2003 se recogieron firmas en una petición de revocación del presidente y su número total superó el mínimo requerido.
Según un informe del Centro Carter (pdf), la correlación entre el número de firmantes de la petición y el número de votos a favor de la revocación era muy alta (0.988). Delfino dijo que el informe usó este hecho para justificar que los votos contados por las computadoras de Smartmatic eran correctos.
Para Delfino y Salas estaba claro que este número era demasiado alto y sugería que los votos de la oposición habían sido forzados a ser proporcionales al número de firmas, dijo Delfino.
Él y Salas encontraron, al comparar el patrón de los resultados entre los centros de votación automatizados y los centros de votación manual, que un gran número de distorsiones ocurrieron solo en los centros de votación automatizados.
Delfino y Salas publicaron sus hallazgos en un artículo de Statistical Science en 2011. Antes de su publicación, su trabajo había sido evaluado por el respetado científico venezolano Rodrigo Medina, quien declaró que «las anomalías de las encuestas de salida solo se explican si los resultados fueron manipulados de alguna manera en relación con las firmas», dijo Delfino.
«El trabajo de Medina es una dura prueba matemática de nuestra hipótesis y es considerado una ‘impresionante verificación’ por el editor de una de las más prestigiosas revistas estadísticas del mundo. Esto me da una confianza total para afirmar que el peor escenario posible para las máquinas de votación electrónica ocurrió mientras se utilizaba la tecnología Smartmatic», dijo Delfino.
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