Tradiciones chinas: Valiosos aprendizajes de la interacción entre generaciones

Por The Epoch Times
24 de enero de 2020 3:14 PM Actualizado: 24 de marzo de 2020 3:29 PM

Cuando los padres y los niños disfrutan estar juntos mientras leen y mejoran sus habilidades, se crean condiciones perfectas para fortalecer las relaciones de familia y para incrementar su aprendizaje de vida.

Esta es una de las metas de la lectura en familia, que se concentra en la interacción intergeneracional de la familia y de la comunidad, acogiendo una cultura de aprendizaje y desarrollo de la lectura y otras habilidades.

Y aunque este podría ser un campo especializado relativamente nuevo, originado en el occidente, las enseñanzas y aprendizajes intergeneracionales son tradiciones de tiempos inmemoriales, enraizados en muchas culturas.

La enseñanza y el aprendizaje intergeneracional son tradiciones arraigadas en muchas culturas.

En los tiempos modernos, algunos países han designado una época del año para celebrar la alfabetización en familia. La Gran Época aprovecha esta oportunidad para presentar algunas historias y dichos inspiradores de la antigua China.

‘Enseñar y aprender son mutuamente beneficiosos’

Si es padre, se habrá dado cuenta de que cuando enseña a su hijo, aprenden los dos, ya sea una destreza o un conocimiento, un buen principio o una lección aprendida.

Un fragmento del “Libro de los Ritos”o “Liji”, uno de los textos centrales del Confucionismo, se refiere a dos expresiones que hablan de esta experiencia: “Enseñar y aprender son mutuamente beneficiosos” y “Enseñar es la otra mitad de aprender”.

Cuando un padre enseña una destreza a su hijo, aprenden los dos. Imagen Ilustrativa (Daren Mehl / Pixabay).

El fragmento señala: “Solo después de aprender, es que uno conoce sus propias deficiencias y es solo después de enseñar, que uno conoce las dificultades de aprender”.

“Solamente después de saber las insuficiencias propias, uno puede reflexionar y examinarse a uno mismo y solamente después de conocer los desafíos, uno puede motivarse y fortalecerse para hacerlo mejor”.

La enseñanza es la otra mitad del aprendizaje.
— Clásico de los ritos

De esta manera, enseñar y aprender se complementan y progresan, ayudando a crecer al maestro y al aprendiz.

Superar la adversidad

Si bien el término “alfabetismo” abarca mucho más que solo leer y escribir, esas dos habilidades junto con las aritméticas, son en realidad lo que a menudo nosotros pensamos como las bases de la educación.

Existe una conocida historia sobre unos dedicados padres de la Dinastía Song del Norte (960–1127 d.C.) quienes usaron su sabiduría y determinación, para superar la adversidad y enseñar a su hijo a leer y a escribir.

El hijo era el renombrado escritor e historiador Ouyang Xiu (1007–1072 d.C.), quien perdió a su padre cuando tenía solo 4 años. Al quedar empobrecidos, madre e hijo no tenían suficiente comida, menos tenían para comprar lápiz y papel o para que Ouyang Xiu fuera a la escuela.

Sin embargo, la madre de Ouyang Xiu no se rindió en cuanto a la educación de su hijo, encontró una solución, usar una caña para enseñarle a leer y a escribir en la tierra del patio. Este es el origen del modismo “escribir con una caña para enseñar a tu propio hijo”.

Cuando Ouyang Xiu era un niño, su madre le enseñó a leer y a escribir usando una caña para escribir sobre la tierra. (Catherine Chang/La Gran Época)

Cuando Ouyang Xiu creció, su madre lo llevaba a la casa de los vecinos para leer libros prestados; a veces copiaba el contenido de esos libros.

Guiado y animado por su madre, Ouyang estudió diligentemente y a los 23 años aprobó los exámenes imperiales como destacado erudito. Durante sus cuarenta años de carrera política asumió importantes cargos.

Como funcionario de gobierno nunca olvidó las enseñanzas de su madre, siguió el ejemplo de su padre y sirvió al pueblo de una manera honesta, recta y compasiva. Nunca persiguió riqueza e intereses personales, sino más bien siempre ayudó a los necesitados.

Enseñando con el ejemplo

Su historia puede ser comparada con la de muchas familias de refugiados e inmigrantes que superan la adversidad y que se establecen en otros países. También refleja las experiencias de muchos padres y cuidadores quienes enfrentan desafíos de vida y sin embargo, hacen todo lo posible para apoyar la educación de sus hijos.

Esos mismos adultos establecen buenos ejemplos a seguir, tales como trabajo arduo, perseverancia, ingenio, resiliencia, atesorar el aprendizaje y retribuir.

Muchas veces son nuestras acciones las que enseñan a los pequeños. Imagen Ilustrativa (willian_2000 / Pixabay).

Hay un modismo chino que lo describe: “usar palabras para enseñar y acciones personales como modelo”. Otro modismo dice que podemos “educar sin usar métodos directos, estándares de enseñanza”.

Estos modismos nos recuerdan que es totalmente posible y natural, influir y enseñar simplemente a través de nuestras actividades e interacciones diarias.

Educar, no está limitado a las actividades de alfabetización comunes de leer, escribir y hacer las tareas.

Podría ser a través de jugar, cocinar, preparar un presupuesto, plantar en el jardín u observar las estrellas. Tus hijos también aprenden cuando ven cómo tratas a otros, solucionas problemas, resuelves conflictos y corriges tus errores. No está limitado a las actividades de alfabetización comunes de leer, escribir y hacer las tareas.

Comparte tu asombro

Los padres también deben tener en cuenta que pueden mejorar en gran medida la educación y el aprendizaje de sus hijos, simplemente compartiendo su propia admiración sobre el mundo.

Observa tu entorno y demuestra que es natural tener interrogantes y que es importante preguntar cuando no entendemos. Lidera demostrando cuán enriquecedor es para todos conversar las ideas y encontrar juntos respuestas y soluciones.

Hablando del valor y del poder de la curiosidad, hay otro modismo chino que se traduce indistintamente como «ser curioso acerca de lo que es inusual», «estar interesado en lo que es diferente» o «prestar especial atención a lo que está fuera de lo normal».

Este modismo podría ser útil cuando tú o tu propio hijo se aventuran a preguntar ¿por qué?, ¿por qué no?, ¿qué tal si…? Podrías tener algunas experiencias personales en relación a cómo la curiosidad de los niños te han llevado a descubrir y a aprender algo nuevo y valioso.

Actitud de respeto

Una actitud de respeto es uno de los ingredientes claves que afectan la motivación y los resultados en el aprendizaje. Hay una historia acerca de cómo Sima Guang (1019-1086), eminente primer ministro e historiador de la Dinastía Song del Norte, enseñó a su hijo sobre el respeto y otras cualidades importantes de una buena persona y del estudiante.

Un día Sima Guang vio a su hijo que al leer trataba muy casualmente el libro, entonces aprovechó la oportunidad de aconsejarlo.

Sima Guang, primer ministro y eminente historiador, quien compiló la crónica histórica monumental «Zizhi Tongjian» o el «Espejo Integral de Ayuda en el Gobierno», enseñó a su hijo sobre el respeto y otras cualidades importantes de una buena persona y del estudiante. (La Gran Época).

“Una persona noble debe tener entusiasmo por estudiar a los sabios clásicos. Primero que todo, debe atesorar y cuidar sus libros”, comentó Sima Guang a su hijo.

“Antes de estudiar, lava las manos, limpia la superficie de su escritorio y le pone un mantel. Al leer el libro, se sienta erguido, mantiene una actitud de respeto y se enfoca en su aprendizaje, nunca permite que su mente divague. Se conduce de una manera simple, cabal y es perseverante en su trabajo”.

“Solo al cumplir con estos requisitos se puede cultivar correctamente su carácter moral, gestionar el propio hogar y ser capaz de ir tan lejos como gobernar un país y brindar paz a la tierra».

Bajo la guía de su padre, Sima Kang se dedicó al aprendizaje y al auto mejoramiento. Creció para ser justo como su padre tanto en términos de virtud como de logros académicos. Sus ejemplos fueron fuente del dicho, “Los Sima, padre e hijo, son dignos de ser ejemplos a seguir”.

Elogiar las virtudes de los abuelos y de otros cuidadores

Entre otros modelos respetados de la antigua China está la emperatriz Mingde de la dinastía Han del Este (25-220 d.C).

Mingde era una mujer amable, modesta y también inteligente y culta. No tuvo hijos propios pero actuó como la madre de uno de los hijos de su marido. Lo cuidó esmeradamente, tratándolo como si fuera su propio hijo.

Mingde, cuidó esmeradamente a uno de los hijos de su marido, tratándolo como si fuera propio. Luego como noble viuda emperatriz, se dedicó a cuidar a sus nietos y enseñar los textos clásicos de los sabios del pasado. (Dominio Público / Wikimedia Commons).

Cuando más tarde el niño ascendió al trono, Mingde se convirtió en la noble viuda emperatriz. En esta función, se dedicó a cuidar a los nietos y a enseñarles los textos clásicos de los sabios del pasado.

Por su elevado carácter, ha sido elogiada como «un modelo para todas las mujeres en cuanto a los asuntos del hogar y un modelo para todas las emperatrices, en cuanto a los asuntos del país».

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