Mientras se asienta la polvareda de su candidatura a la Casa Blanca, Robert F. Kennedy Jr. se centra en su iniciativa Make America Healthy Again, (Hacer a América Saludable de Nuevo) con el objetivo de dar la vuelta a lo que él denomina una epidemia de enfermedades crónicas en Estados Unidos.
Kennedy suspendió su campaña presidencial independiente el 23 de agosto y apoyó al expresidente Donald Trump, candidato del Partido Republicano. Trump prometió nombrar a Kennedy para un cargo relacionado con la salud en un posible segundo mandato.
Kennedy le dijo a The Epoch Times en septiembre que poner fin a su campaña presidencial era una decisión difícil, pero era un “paso necesario” para lograr su misión.
“He rezado a Dios todos los días durante los últimos 19 años para que la crisis sanitaria de Estados Unidos se resolviera para la próxima generación”, dijo. “Esa es una de las principales razones por las que me presenté a la presidencia”.
La plataforma de campaña de Kennedy se centraba en la lucha contra el “control corporativa a las agencias gubernamentales” y en acabar con la epidemia de enfermedades crónicas. Abogado medioambientalista y fundador de Children’s Health Defense, Kennedy cree que una cuestión afecta a la otra.
Según Kennedy, las empresas estadounidenses han convertido a Estados Unidos en el país más enfermo del mundo.
“Hemos enriquecido a estas corporaciones y a sus agencias cautivas. Y ahora quieren mercantilizar todas las cosas que valoramos en nuestras vidas”, dijo en una lluviosa tarde del 30 de septiembre. Kennedy fue uno de los oradores principales de Rescate de la República, una manifestación de un día de duración que reunió a 6500 simpatizantes del movimiento Make America Healthy Again (MAHA) en el National Mall de Washington.
Poco cambiará hasta que se elimine el control corporativo a las agencias gubernamentales, dijo.
“La FDA, el USDA y los CDC están controlados por corporaciones gigantes o privadas. Su función ya no es mejorar y proteger la salud de los estadounidenses. Su función es promover los intereses mercantiles y comerciales de la industria farmacéutica que los ha transformado y de la industria alimentaria que los ha convertido en títeres de calcetín”, dijo en el acto.
En un discurso anterior en Washington, Kennedy dijo que el estado de la atención sanitaria debería medirse por los resultados de los pacientes, incluidas las enfermedades crónicas, la obesidad infantil y la esperanza de vida. Señaló que Estados Unidos está significativamente por detrás de otros países con economías más pequeñas, como Italia, que tiene una mayor esperanza de vida y gasta menos en sanidad.
“Hoy estamos una media de seis años por detrás de nuestros vecinos europeos. ¿Somos más perezosos y suicidas que los italianos o hay un problema con nuestro sistema? ¿Hay problemas con nuestros incentivos? ¿Hay problemas con nuestra alimentación?”, dijo Kennedy.
Dijo que la Ley de Cuidado de Salud Asequible, conocida como Obamacare, contribuyó a la crisis de atención médica de la nación al aumentar las primas de seguro y “hacer que la atención médica sea el mayor impulsor de la inflación mientras la esperanza de vida de los estadounidenses se desploma”.
Desde la llegada de la pandemia de COVID-19, Kennedy criticó abiertamente la forma en que los funcionarios electos y los líderes de la sanidad pública gestionaron la crisis.
Según él, Estados Unidos tuvo uno de los peores resultados del mundo en cuanto a muertes por COVID.
“Nuestros dirigentes sanitarios dijeron que el COVID era una deficiencia farmacéutica. Esto era mentira. Tenemos la tasa de enfermedades crónicas más alta del planeta”.
Dos tercios de los adultos estadounidenses padecen problemas crónicos de salud, señaló Kennedy, y el 74 por ciento tienen sobrepeso o son obesos.
“Cuando mi tío era presidente [1961-63], alrededor del 1 por ciento de los niños de este país tenían una enfermedad crónica. Hoy en día, esa cifra puede llegar al 60 por ciento”, dijo.
En su opinión, la epidemia de enfermedades crónicas entre los niños estadounidenses es una forma de abuso.
“Los niños son el bien más preciado que tenemos en este país. ¿Cómo podemos permitir que les ocurra esto? ¿Cómo podemos llamarnos una nación moral, la democracia más ejemplar del mundo, si tratamos así a nuestros niños?”.
Dijo que las enfermedades que antes afectaban sobre todo a los ancianos son ahora cada vez más comunes entre los niños.
“Alrededor del 18 por ciento de los adolescentes estadounidenses padecen ahora la enfermedad del hígado graso”, declaró Kennedy. “Cuando yo era niño, esto sólo afectaba a alcohólicos en fase avanzada que eran ancianos. Las tasas de cáncer se están disparando entre los jóvenes y los mayores. Los cánceres en adultos jóvenes han aumentado un 79 por ciento, y una de cada cuatro mujeres estadounidenses toma antidepresivos. El 40 por ciento de los adolescentes tiene un diagnóstico de salud mental; el 15 por ciento de los estudiantes de secundaria toma Adderall. Ningún otro país tiene nada parecido”.
Los alimentos ultraprocesados son uno de los principales responsables de la crisis médica que afecta a los jóvenes, afirmó.
“El 70 por ciento de la dieta de los niños estadounidenses es ahora ultraprocesada, lo que significa industrial, fabricada en una fábrica por ciento”.
Según él, estos alimentos ultraprocesados tienen sustancias químicas que no existían hace un siglo y son en parte responsables del aumento de enfermedades en todas las edades.
“Muchas de estas sustancias químicas están prohibidas para el consumo humano en Europa”, mientras que “son omnipresentes en los alimentos procesados estadounidenses. Estamos literalmente envenenando a nuestros hijos de forma sistemática con fines lucrativos”, afirmó.
“Pesticidas, aditivos alimentarios, fármacos y residuos tóxicos impregnan cada célula de nuestro cuerpo”.
En un mitin en Glendale, Arizona, el 23 de agosto, con Kennedy en el escenario, Trump anunció que, en caso de ser reelegido, nombraría a Kennedy para un panel que investigue el aumento de las enfermedades crónicas en los niños.
Trump dijo que “establecería un panel de expertos de alto nivel que trabajaría con Bobby para investigar qué está causando el aumento durante décadas de los problemas crónicos de salud y las enfermedades infantiles, incluidos los trastornos autoinmunes, el autismo, la obesidad, la infertilidad y muchos más”.
Kennedy declaró: “Si me dan la oportunidad de solucionar la crisis de las enfermedades crónicas y reformar nuestra producción alimentaria, prometo que en dos años veremos cómo la carga de enfermedades crónicas se reduce drásticamente”.
Como parte de la campaña MAHA, Kennedy está viajando por todo el país, pronunciando discursos y apareciendo en podcasts y foros en Internet.
El 8 de octubre, se unirá a Trump, a la excongresista hawaiana Tulsi Gabbard y a varios médicos para participar en un foro ciudadano de Make America Healthy Again.
Se ha especulado con la posibilidad de que, si gana Trump, Kennedy sea nombrado secretario de Salud y Servicios Humanos o director de una de sus subagencias.
El HHS supervisa 13 agencias, entre ellas la Administración de Alimentos y Medicamentos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los Institutos Nacionales de Salud.
Si se le da la oportunidad, Kennedy prometió destituir a los funcionarios que dirigen esas agencias y nombrar sustitutos que las “conviertan de nuevo en agencias de sanidad y salud pública”.
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