La toma de posesión de Felipe Calderón en 2006, apresurada por la intención opositora de impedirla, marcó las investiduras presidenciales de los últimos 30 años en México, donde este 1 de diciembre jurará el cargo Andrés Manuel López Obrador.
Declarado ganador por un escaso margen de 0,56 % en la elección presidencial ante López Obrador, Calderón llegó al Congreso escondido en un automóvil y a hurtadillas tomó la tribuna en una ceremonia que apenas duró cinco minutos.
La oposición peleó por ocupar la tribuna con los legisladores del partido de Calderón, que se quedaron casi tres días sin moverse hasta que el nuevo presidente salió tras bambalinas para colocarse la banda presidencial y, en un acto relámpago, jurar el cargo.
López Obrador se proclamó en las calles presidente legítimo de México y sus huestes mantuvieron una protesta pacífica de casi seis meses en la principal avenida de la capital que afectó la economía mexicana y marcó el inicio del mandato de Calderón (2006-2012).
Seis años antes, la investidura de Vicente Fox (2000-2006) había sido una tersa ceremonia ante la alta expectativa que había generado el primer triunfo en las elecciones de un candidato de oposición al oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Desde la fundación del PRI en 1929 y a lo largo de los 71 años que controló la Presidencia de México, las investiduras eran un mero trámite que culminaba la entrega del poder absoluto que los presidentes ejercían por seis años.
En 1988 las circunstancias cambiaron por una corriente de opinión encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que abandonaron las filas del PRI con un proyecto de nación diferente a la bandera del neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari.
Cárdenas concurrió como candidato de un frente opositor para enfrentar al oficialista Salinas de Gortari en unas presidenciales que resultaron controvertidas al suspenderse el conteo de votos por lo que hasta la fecha se desconoce su resultado real.
La mayoría del PRI en el Congreso, apoyado por el PAN, declaró a Salinas presidente de México (1988-1994) y durante su investidura, la que se cumplió pese a los gritos de ¡fraude! de la oposición, las pancartas y las boletas de votación que le arrojaron al piso.
La investidura presidencial de Ernesto Zedillo (1994-2000) fue tersa y sin mayores incidentes por su abrumador triunfo en las urnas y también por el asesinato meses antes de Luis Donaldo Colosio, a cuya muerte se convirtió en candidato oficial.
Si la toma de posesión de Fox fue visto como la primera alternancia del poder en México, la que protagonizó Enrique Peña Nieto al jugar el cargo como presidente de México (2012-2018) fue marcada como el retorno del PRI al poder.
Su victoria tampoco fue reconocida por López Obrador, quien fue su rival en las urnas, y durante su toma de protesta encaró la protesta de legisladores aunque los mayores incidentes se dieron fuera del Palacio Legislativo.
Ese 1 de diciembre de 2012, Peña Nieto recibió la banda presidencial durante una sesión del congreso en el se escuchaban gritos a su favor y en contra suya, desde el ¡México, México!, hasta el ¡asesino, asesino!.
Fuera del recinto parlamentario, centenares de policías se enfrentaron a miles de manifestantes en un incidente en el que resultaron detenidas varias decenas de personas y acusadas de delitos que a principios de este año fueron sobreseídos por una amnistía legislativa.
Seis años después de ser derrotado en las urnas por Peña Nieto, López Obrador concurrió por tercera ocasión como candidato presidencial y obtuvo una victoria por el 53 % de la votación, 30 millones de sufragios, que es la más amplia que se registre desde los comicios de 1988.
López Obrador (2018-2024) recibirá la banda presidencial de manos del diputado Porfirio Muñoz Ledo, quien en 1988 encabezó con Cárdenas un movimiento que derivó en una fuerza política de izquierda que 30 años después, conquistó el poder por la vía electoral.
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