Al apoyar un cambio de régimen pacífico en Venezuela, Estados Unidos ha allanado el camino para purgar a Sudamérica del socialismo y crear el primer hemisferio occidental plenamente democrático de la historia, dijo el presidente Donald Trump en un discurso pronunciado en Florida el 18 de febrero.
Trump, un crítico del socialismo y el comunismo, dijo a la comunidad venezolana en Florida que los cambios recientes en América del Sur y Central sugieren que el camino hacia la democracia en la región es irreversible. El Presidente prometió el apoyo de Estados Unidos a los venezolanos que «defienden la libertad y la democracia».
«Estamos aquí para proclamar que se acerca un nuevo día en América Latina», dijo Trump. «En Venezuela y en todo el hemisferio occidental el socialismo está muriendo y la libertad, la prosperidad y la democracia están renaciendo.»
Trump reiteró su apoyo al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Trump fue el primer líder mundial en reconocer a Guaidó como el líder legítimo de la nación sudamericana. Guaidó asumió el cargo de presidente encargado poco después de que la Asamblea Nacional de Venezuela declarara «ilegítimo» al dictador socialista Nicolás Maduro.
Trump le dijo a la multitud que Venezuela debería dejar de ser un Estado títere del régimen comunista de Cuba. Cerca de 92.700 representantes cubanos comunistas trabajan en el aparato gubernamental de Venezuela, según el testimonio de un militar venezolano retirado ante el Congreso de Estados Unidos. Altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos han dicho que Venezuela está siendo sostenida por los comunistas de Cuba. La directora de Comunicaciones Estratégicas de la Casa Blanca, Mercedes Schlapp, dijo a Fox News el 18 de febrero que Cuba ha enviado más de 20.000 efectivos de las fuerzas de seguridad a Venezuela.
«Maduro no es un patriota venezolano. Es un títere cubano. Eso es lo que es», dijo el presidente Trump.
«Durante décadas, las dictaduras socialistas de Cuba y Venezuela se han apoyado mutuamente en un acuerdo muy corrupto. Venezuela le dio petróleo a Cuba. A cambio, Cuba le dio a Venezuela un Estado policial dirigido directamente desde La Habana. Pero este es un día muy diferente y esos días se acabaron».
Un cambio de régimen exitoso y pacífico en Venezuela provocaría un cambio y promovería la democracia en Cuba y Nicaragua, dijo Trump a la multitud. En 2018, la administración Trump apodó a Venezuela, Cuba y Nicaragua como la «troika de la tiranía«. En noviembre de 2018, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, dijo que las dictaduras socialistas en las tres naciones son la «génesis de una sórdida cuna del comunismo en el hemisferio occidental».
Los comentarios de Trump el 18 de febrero son los últimos de una intensa campaña de endurecimiento de la postura de EE. UU. que comenzó a principios de su presidencia. Aunque la administración Trump tomó medidas para contrarrestar los abusos de los derechos humanos en Cuba y Nicaragua, la mayor parte de la presión de la Casa Blanca ha recaído hasta ahora sobre Venezuela. Los comentarios de Trump sugieren que Washington espera que Caracas sea el primer dominó en una reacción en cadena similar a la caída del comunismo en Europa hace décadas.
«La hora del crepúsculo del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio y, francamente, a muchos lugares del mundo», dijo Trump. «Los días del socialismo y el comunismo están contados no solo en Venezuela, sino también en Nicaragua y en Cuba».
Durante su campaña presidencial, Trump no se centró en la amenaza del socialismo y el comunismo para Estados Unidos y el mundo. Pero desde que asumió el cargo, el Presidente ha hecho de la lucha contra el socialismo y el comunismo una parte clave de su agenda. En el discurso sobre el Estado de la Unión de este año, dijo que «Estados Unidos nunca será un país socialista».
Trump también ha atacado al comunismo y al socialismo en el escenario mundial. El Presidente dijo a las Naciones Unidas en septiembre de 2017 que «la angustia, la devastación y el fracaso» aparecían dondequiera que se adoptaran estas ideologías. En noviembre de 2017, Trump dijo a la Asamblea Nacional de Corea del Sur que el comunismo es el culpable del contraste entre la desolación y el hambre en Corea del Norte y el progreso y la prosperidad en Corea del Sur.
La economía venezolana, que en su día fue una nación rica en petróleo, se ha visto paralizada por las políticas socialistas implementadas por Maduro y su predecesor, Hugo Chávez. Casi el 90 por ciento de la población de Venezuela vive por debajo de la línea de pobreza y más de la mitad de las familias no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, según Mercy Corps, un grupo humanitario. La ONU estima que para fines de 2019, 5,3 millones de refugiados y migrantes habrán huido del régimen socialista en Venezuela.
«El socialismo ha devastado tan completamente a este gran país que ni siquiera las mayores reservas de petróleo del mundo son suficientes para mantener las luces encendidas. Esto nunca nos pasará a nosotros», dijo Trump mientras la multitud aplaudía en respuesta.
«El socialismo promete prosperidad pero entrega pobreza. El socialismo promete unidad pero entrega odio y (…) división. El socialismo promete un futuro mejor pero siempre vuelve a los capítulos más oscuros del pasado», añadió. «Eso nunca falla. Siempre pasa».
El ascenso de Guaidó desencadenó un referéndum mundial sobre el socialismo. Maduro recibió el reconocimiento de naciones comunistas y excomunistas como China, Corea del Norte, Cuba y Rusia. Mientras tanto, más de 50 naciones del mundo libre –incluyendo a Estados Unidos y gran parte de América Latina y Europa– apoyaron a Guaidó.
Mensaje a las Fuerzas Armadas
Estados Unidos sabe dónde se encuentra la riqueza escondida en el extranjero por los oficiales militares y sus familias, dijo Trump. Los oficiales militares venezolanos tienen una opción, dijo: trabajar hacia la democracia para el futuro de sus familias, o seguir como están y perder su riqueza.
«Si eliges este camino», dijo Trump, advirtiendo a quienes apoyan a Maduro, «no encontrarás ningún puerto seguro, ninguna salida fácil y ninguna escapatoria. Lo perderás todo».
Dos altos oficiales militares ya han desertado del régimen de Maduro: José Luis Silva, agregado de defensa de Venezuela en Washington y el general Francisco Yánez, general de alto rango de la fuerza aérea venezolana. Guaidó, mientras tanto, ha prometido amnistía para las fuerzas militares que desertan.
La administración Trump dijo previamente que estaban contemplando la posibilidad de levantar las sanciones a los militares que se pongan del lado de Guaidó. Un funcionario estadounidense dijo que Estados Unidos se está comunicando directamente con miembros del ejército venezolano e instándolos a desertar, aunque el funcionario señaló que tales discusiones fueron «muy, muy limitadas».
Los oficiales militares venezolanos han seguido siendo leales a Maduro, en gran parte debido a la riqueza que han obtenido de la corrupción, el narcotráfico y los ingresos del comercio de petróleo. Un almirante estadounidense dijo recientemente ante la Comisión de Servicios Armados del Senado que Venezuela tiene unos 2000 generales.
«Hoy le pido a cada miembro del régimen de Maduro. Acaben con esta pesadilla de pobreza, hambre y muerte. Dejen ir a vuestra gente. Liberen a vuestro país», dijo Trump.
Ayuda humanitaria
Maduro se ha negado a permitir la entrada de ayuda humanitaria en Venezuela, que se ha ido acumulando en la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta. El 16 de febrero, tres aviones de carga militares de EE. UU. aterrizaron en Cúcuta con 180 toneladas de ayuda humanitaria, siendo el segundo envío de este tipo desde Estados Unidos.
«Prefiere ver a su pueblo morir de hambre que ayudarlos», dijo Trump.
El almacén fuertemente custodiado de Cúcuta es uno de los tres puntos desde donde se intentará entregar la ayuda a Venezuela el 23 de febrero; Guaidó espera que esto abra una brecha entre Maduro y las fuerzas militares que continúan apoyándolo, a pesar del descontento popular. Estados Unidos ha prometido 20 millones de dólares para aliviar el sufrimiento en Venezuela.
Las otras dos localidades son Roraima, en el norte de Brasil, y la isla caribeña holandesa de Curazao. Cuando llegue el día, las figuras militares tendrán que elegir entre desobedecer las órdenes de Maduro y dejar entrar en el país la ayuda que tanto se necesita, o permanecer leales a él y bloquear la entrada de la ayuda, lo que podría desencadenar una confrontación con las multitudes desesperadas por obtener alimentos y medicinas.
Maduro afirma que el declive de su país es resultado de las sanciones impuestas por Estados Unidos y que los venezolanos «no son mendigos». El 6 de febrero, su régimen colocó un tanque petrolero y contenedores para barricadas en un puente que iba a ser utilizado para entregar la ayuda, lo que desató un enfrentamiento internacional sobre Venezuela en la frontera.
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