El presidente electo Donald Trump ha emitido una advertencia a la Unión Europea (UE), amenazando con imponer aranceles al bloque a menos que compre cantidades suficientemente grandes de petróleo y gas estadounidenses para compensar su déficit comercial con Estados Unidos.
El ultimátum de Trump, publicado en un post en Truth Social el 20 de diciembre, es el último esfuerzo del presidente electo por utilizar la amenaza de los aranceles para lograr objetivos políticos. En este caso, Trump apunta a un desequilibrio comercial entre la UE y Estados Unidos, que fue objeto de tensiones durante su primer mandato.
«Le dije a la Unión Europea que debe compensar su tremendo déficit con Estados Unidos mediante la compra a gran escala de nuestro petróleo y gas. De lo contrario, ¡¡¡aranceles hasta el final!!!», escribió Trump en su post.
El portavoz de la Comisión Europea, Olof Gill, dijo que la relación comercial entre la UE y Estados Unidos está altamente integrada y es complementaria, y agregó que el bloque está preparado para mantener conversaciones con la administración entrante de Trump sobre cómo abordar las preocupaciones y fortalecer aún más los lazos.
«La UE y Estados Unidos tienen economías profundamente integradas, con un comercio y una inversión globalmente equilibrados. Estamos listos para discutir con el presidente electo Trump cómo podemos fortalecer aún más una relación ya sólida, incluso discutiendo nuestros intereses comunes en el sector energético», declaró Gill a The Epoch Times en una declaración enviada por correo electrónico.
«La UE se ha comprometido a eliminar gradualmente las importaciones de energía de Rusia y a diversificar nuestras fuentes de suministro», continuó Gill, indicando que el enfoque de la UE en la diversificación de las fuentes de energía puede alinearse con el impulso de Trump para aumentar las compras de petróleo y gas estadounidenses.
Altos funcionarios de la UE han manifestado su intención de aumentar las compras de energía estadounidense. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo en noviembre que las importaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos podrían reemplazar las importaciones restantes de GNL ruso del bloque.
«Todavía recibimos una gran cantidad de GNL de Rusia», dijo von der Leyen a los periodistas en una cumbre en Budapest, Hungría, el 8 de noviembre. «Y, ¿por qué no sustituirlo por GNL estadounidense, que es más barato y reduce nuestros precios energéticos?».
En 2022, el déficit comercial de bienes y servicios de Estados Unidos con la UE ascendió a 131,300 millones de dólares, según la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos.
Ese déficit se basa en unos 1.3 billones de dólares de comercio entre las dos regiones, lo que supone un desequilibrio de aproximadamente el 10.1%. El déficit de mercancías de EE.UU. con la UE ese año fue de 202,500 millones de dólares, compensado en parte por el superávit de servicios de 71,200 millones de dólares, lo que arroja la cifra de 131,300 millones de dólares de déficit total estadounidense.
Gill señaló cifras más recientes que mostraban que el déficit comercial en 2023 se había reducido a unos 57,000 millones de dólares.
En 2023, Estados Unidos exportó a la UE bienes por valor de unos 381,200 millones de dólares, mientras que importó 552,500 millones, lo que se tradujo en un déficit de bienes estadounidense de 171,400 millones. Al mismo tiempo, Estados Unidos exportó a la UE servicios por valor de 436,000 millones de dólares, mientras que importó 321,600 millones, lo que arroja un superávit comercial de servicios de 114,400 millones de dólares, que compensa la mayor parte del déficit de bienes para una brecha comercial total de 57,000 millones de dólares a favor de la UE.
Trump, que se ha apodado a sí mismo «el hombre de los aranceles», ha defendido sistemáticamente los aranceles como una herramienta versátil para las negociaciones políticas. Ha dicho que los aranceles protegen a las industrias nacionales de la competencia extranjera desleal y fomentan la deslocalización de puestos de trabajo en el sector manufacturero.
Durante su primer mandato, Trump esgrimió con frecuencia los aranceles –o su amenaza– como moneda de cambio para renegociar acuerdos comerciales que consideraba desfavorables para las empresas estadounidenses.
«En 2018, Donald Trump amenazó con imponer aranceles a los automóviles europeos para obligar a la UE a reducir las barreras comerciales y aumentar las importaciones de soja y gas natural licuado estadounidenses», explicó en noviembre a The Epoch Times Sebestyen Geza, director del Centro de Política Económica del Colegio Mathias Corvinus.
«Al año siguiente, anunció planes para aumentar los aranceles sobre todas las importaciones mexicanas con el fin de presionar a México para que tomara medidas más enérgicas contra la inmigración ilegal. Una vez que logró sus objetivos, los aranceles fueron suspendidos».
Más recientemente, Trump advirtió a Canadá y México de aranceles inminentes del 25% a menos que tomaran medidas decisivas para frenar el flujo de fentanilo y de inmigrantes ilegales a través de sus fronteras hacia Estados Unidos.
Los críticos de los aranceles propuestos por Trump dicen que podrían reducir la producción económica de Estados Unidos y aumentar los precios para los consumidores estadounidenses de bienes importados –como la madera canadiense– y de productos que utilizan esas importaciones como insumos, como las casas.
Sus partidarios sostienen que los beneficios a largo plazo del fortalecimiento de la producción nacional y la reducción de la dependencia de las importaciones extranjeras justifican los costes económicos a corto plazo de los aranceles. Otros, como Geza, dicen que la amenaza de aranceles de Trump es más bien una táctica de negociación para lograr determinados resultados políticos.
Mientras tanto, un análisis reciente de los aranceles propuestos por Trump realizado por la Oficina Presupuestaria del Congreso, no partidista, concluyó que podrían reducir significativamente el déficit federal de Estados Unidos durante la próxima década, mientras que su impacto en los precios al consumidor y la producción económica sería relativamente modesto.
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