LAREDO, Texas—El expresidente Donald Trump llegará a Eagle Pass, una ciudad fronteriza de Texas de unos 30,000 residentes que ha sido inundada por inmigrantes ilegales provenientes de México. La visita del expresidente el jueves atraerá aún más atención a una ciudad que se ha convertido en un punto álgido en el tira y afloja de las autoridades federales y estatales sobre el control fronterizo.
Mientras tanto, el mismo día, el presidente Biden pronunciará un discurso en Brownsville, a unas 300 millas de Eagle Pass. Esa ciudad fronteriza en el extremo sur de Texas, hogar de unas 200,000 personas, ha experimentado una disminución en los cruces fronterizos ilegales en los últimos meses.
Las visitas destacan la crisis de inmigración como un tema clave en la carrera presidencial de 2024, que se espera se convierta en una revancha del expresidente con Biden. Sus viajes a la frontera sur se producen a raíz de aumentos récord de inmigración ilegal, un problema que está abrumando a comunidades y agencias gubernamentales en varias ciudades de todo el país.
Los agentes han arrestado a más de 2 millones de personas que cruzaron ilegalmente la frontera durante cada uno de los últimos dos años; por el contrario, esa cifra se mantuvo por debajo de 1 millón por año durante todo el mandato del presidente Trump.
Antes de su visita a la frontera, el presidente Trump publicó un mensaje en video: “Bajo mi liderazgo, tuvimos, con diferencia, la frontera más segura en la historia de Estados Unidos. Reemplazamos ‘capturar y liberar’ por ‘detener y deportar’”. Pero el presidente Biden “puso fin a todas las políticas fronterizas exitosas”, dijo el presidente Trump, incluido el programa “Permanecer en México”, que exigía que los solicitantes de asilo permanecieran en México mientras sus casos estaban pendientes ante los funcionarios de inmigración estadounidenses.
El presidente Trump ha prometido repetidamente lanzar una operación de deportación sin precedentes como parte de un esfuerzo múltiple para frustrar la inmigración ilegal bajo una segunda administración Trump.
Alison Anderson, madre de tres hijos que vive cerca de Eagle Pass, está resentida porque el presidente Biden ha evitado las visitas a la frontera, a diferencia del presidente Trump, que las visitó con frecuencia durante su presidencia. La visita de este jueves marca apenas la segunda vez que el presidente Biden visita la frontera sur desde que asumió el cargo; hizo escala en El Paso en enero de 2023.
“Es una broma que venga aquí tres años y medio después de la crisis fronteriza que él mismo creó», le dijo a The Epoch Times.
Cuando se le preguntó sobre el llamado del presidente Biden al Congreso para que le otorgara más fondos y más autoridad para abordar la frontera, la Sra. Anderson no quedó impresionada.
“Éste es su desastre”, dijo, “y él necesita asumirlo”.
Por el contrario, la señora Anderson considera la visita del presidente Trump de manera positiva. “Ya sabemos lo que es capaz de hacer con la frontera”, dijo, refiriéndose a las políticas que implementó durante su mandato. Anderson confía en que, si recupera la presidencia, cumplirá su promesa de reinstituir políticas de vigilancia fronteriza.
La Sra. Anderson dijo que ella y otros residentes están buscando el fin de una letanía de problemas, incluyendo “violadores convictos que irrumpen ilegalmente en sus propiedades… ilegales que intentan irrumpir en su casa… tratando de robar su vehículo… tratando de acercarse a sus hijas por la noche”.
«La gente está harta en las comunidades fronterizas», dijo. «Estamos cansados de esto».
Pero algunos residentes de toda la vida de Laredo, una ciudad fronteriza de unas 256,000 personas aproximadamente a medio camino entre Eagle Pass y Brownsville, dijeron que la inmigración ilegal siempre ha sido parte de sus vidas.
“Es solo que en este momento el foco está ahí”, dijo Alejandra Lightner, de 48 años, mientras ella y su amiga, Rosa Montante, de 59 años, estaban sentadas en un banco en el North Central Park de Laredo, alimentando a gatos callejeros.
Las dos mujeres dijeron que algunas personas aprecian poder contratar inmigrantes ilegales para trabajar en el jardín o limpiar la casa a precios reducidos. De esa manera, la gente se beneficia de la inmigración ilegal.
La Sra. Anderson rechaza esa idea. «No se trata de mano de obra barata. Se trata de nuestra seguridad y de la inmigración legal, no de infringir nuestras leyes para entrar en Estados Unidos», afirmó.
Lightner dijo que estaba decepcionada de que el presidente Biden haya “básicamente permitido” una “afluencia masiva” de inmigrantes ilegales.
Aun así, tanto ella como Montante dijeron que no están dispuestas a votar por el presidente Trump. No les gustan varias cosas de él, incluidos los comentarios lascivos que hizo en una conversación grabada en 2005, que salió a la luz durante la carrera presidencial de 2016.
Pero Marisa Dancause, una mujer que paseaba 2 perros con su marido, dijo que es más importante considerar qué acciones ha tomado el presidente Trump para abordar la inmigración ilegal. “Todos apoyamos lo que está haciendo porque debe hacerse de la manera correcta. Hay que proteger la frontera. No a todo el mundo se le debería permitir venir”, dijo Dancause, señalando que su madre es mexicana.
“Creo que las personas deberían ser bienvenidas, si presentan la solicitud de manera adecuada, si son examinadas adecuadamente, si se realizan verificaciones de antecedentes y si vienen aquí para ser ciudadanos productivos”, dijo.
Los miembros de su familia que aún viven en México están de acuerdo con la afirmación del presidente Trump de que “ningún país puede darse el lujo de acoger a millones y millones de personas”, dijo Dancause. “Es imposible que un país pueda permitirse eso.
Al visitar Eagle Pass, “la gente debería ver que a él le importa la frontera sur”, dijo. «Creo que es genial, porque está informando a la gente sobre lo que quiere hacer por nuestro país».
Charlotte Cuthbertson contribuyó a este artículo.
Con información de Associated Press.
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