La transición hacia los vehículos eléctricos (VE) se ha convertido en un tema polarizador en Estados Unidos. El expresidente Donald Trump ha expresado fuertes opiniones en contra del rápido avance hacia la electrificación bajo la Administración Biden.
Este discurso tiene como telón de fondo las elecciones presidenciales de 2024, en las que el expresidente, tras consolidar su posición como presunto candidato republicano, criticó las políticas sobre vehículos eléctricos del gobierno de Biden durante una entrevista en la CNBC a principios de esta semana.
Cuando se le preguntó por su relación con Elon Musk, propietario de la red social X y de Tesla, Trump dijo que no estaba seguro de que el multimillonario director ejecutivo fuera a respaldar o beneficiar económicamente a su campaña, pero señaló que tenían discrepancias sobre los vehículos eléctricos.
«Mira, he sido amigo suyo a lo largo de los años», dijo Trump en el segmento de la CNBC. «Obviamente, tenemos puntos de vista opuestos sobre un tema menor llamado coches eléctricos. Estoy totalmente a favor de los coches eléctricos, pero también hay que tener todas las alternativas».
El Sr. Trump ha dejado claro que aprecia el concepto de los vehículos eléctricos, pero insiste en que Estados Unidos aún no está preparado para una transición completa.
La perspectiva de Trump sobre los vehículos eléctricos
El Sr. Trump ha dejado claro que aprecia el concepto de los vehículos eléctricos, pero insiste en que Estados Unidos aún no está preparado para una transición completa.
El Sr. Trump afirmó que es imposible que Estados Unidos realice la transición a un mercado automovilístico totalmente eléctrico.
En la entrevista de la CNBC, expuso varios retos que ve en los VE, como la autonomía limitada, los elevados costes y una parte significativa de la fabricación que se lleva a cabo en China.
El Sr. Trump argumenta que estos factores hacen que los vehículos eléctricos no sean prácticos para una adopción generalizada en este momento. Además, ya calificó a los VE de «engaño» y sugirió que un decreto que obligue a utilizar todo tipo de vehículos eléctricos podría perjudicar a la industria automovilística estadounidense y provocar la pérdida de puestos de trabajo.
«Y ya sabes, los coches eléctricos son… ni siquiera es posible que sean totalmente eléctricos», dijo. «Este mandato de totalmente eléctrico de Biden es obra de gente muy, muy tonta. En primer lugar, no llegan lejos. Cuestan demasiado y todos se van a fabricar en China», y añadió que creía que los trabajadores del automóvil apoyarían su candidatura frente a la del presidente Biden por ese motivo.
La crítica de Trump va más allá de los propios vehículos y se extiende a la infraestructura necesaria para apoyar un futuro totalmente eléctrico.
Expresó su preocupación por la idoneidad de la red eléctrica estadounidense y las redes de distribución necesarias para apoyar la adopción generalizada de VE, sugiriendo que la infraestructura actual no está preparada para una transición de este tipo.
«Es decir, en este país tenemos un sistema de red que está obsoleto y es un desastre», dijo. «Una de las cosas en las que hemos trabajado mucho es nuestro sistema de red. No puede producir la electricidad, no puede distribuirla».
Respuesta y retos de la industria del automóvil
El sector del automóvil se encuentra en una encrucijada, y los principales fabricantes reconocen la necesidad de abordar los retos de infraestructura para facilitar la transición a los vehículos eléctricos.
Las colaboraciones con Tesla y otras iniciativas destinadas a ampliar las redes de recarga son ejemplos de los esfuerzos del sector por superar estos obstáculos. Sin embargo, el posible retroceso de las ayudas federales bajo una hipotética Administración Trump plantea el riesgo de un importante giro de 180 grados a estas iniciativas.
Los créditos fiscales federales para vehículos eléctricos de la Ley de Reducción de la Inflación y la asignación de 7500 millones de dólares de la Ley Bipartidista de Infraestructuras para construir una red de cargadores de VE son componentes fundamentales de la estrategia actual para fomentar la adopción de estos vehículos. La promesa del Sr. Trump de revertir estas políticas podría obstaculizar el progreso hacia la electrificación.
El sentimiento de los consumidores es otro factor que influye en el enfoque de la industria automovilística. El elevado coste de los vehículos eléctricos en comparación con sus homólogos de gasolina e híbridos ha provocado un estancamiento de las ventas, y empresas como Ford, GM y Tesla advierten de una caída continuada de la demanda. Esta situación ha llevado a los fabricantes de automóviles a explorar alternativas, incluidos los híbridos, para satisfacer las necesidades y preferencias de los consumidores.
Estrategias diversas para un futuro incierto
Los fabricantes de automóviles se están preparando para diversos resultados electorales, reconociendo la necesidad de flexibilidad en sus líneas de productos.
Stellantis, por ejemplo, está desarrollando «plataformas multienergía» que pueden acomodar tanto opciones eléctricas como tradicionales propulsadas por gasolina, según Yahoo Finanzas. Esta estrategia permite adaptarse a los cambiantes panoramas políticos y de consumo, ejemplificados por el próximo Dodge Charger, que ofrecerá dos opciones de tren motriz.
La posición de Tesla en este debate es única, dado que se centra exclusivamente en los vehículos eléctricos. La relación del Sr. Musk con el Sr. Trump ha sido notoria, y el Sr. Trump ha expresado cierto afecto por el Sr. Musk. Sin embargo, el futuro del apoyo federal a los vehículos eléctricos, crucial para el modelo de negocio de Tesla, sigue siendo incierto a medida que se acercan las elecciones.
El debate sobre la transición a los vehículos eléctricos en Estados Unidos subraya una discusión más amplia sobre el futuro del transporte, la energía y la política medioambiental.
Con las elecciones presidenciales de 2024 en el horizonte, las visiones contrapuestas del Sr. Trump y del presidente Biden ponen de relieve los retos políticos, económicos y de infraestructura que plantea la adopción de una flota de vehículos totalmente eléctricos.
La respuesta de la industria automovilística, las actitudes de los consumidores y el resultado de las elecciones desempeñarán un papel fundamental en la configuración del camino a seguir por los vehículos eléctricos en Estados Unidos.
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