El expresidente Donald Trump le dijo a la excandidata a la gobernación de Michigan, Tudor Dixon, en una conversación reciente en su podcast que las compañías farmacéuticas tienen la «obligación de ser honestas» acerca de los efectos secundarios de las vacunas y deben revelar todos los datos relevantes sobre los daños de las vacunas.
El presidente Trump y la Sra. Dixon discutieron una variedad de temas en un episodio del Tudor Dixon Podcast la semana pasada, que van desde acusaciones de corrupción contra el presidente Joe Biden hasta acusaciones de instrumentalización de agencias federales contra el expresidente.
«Este es el presidente más corrupto de la historia», alegó el presidente Trump, refiriéndose a su sucesor en la Oficina Oval.
«Y el más incompetente al mismo tiempo. Es bastante increíble», añadió el presidente Trump, insistiendo en que los diversos cargos penales que se le han presentado son intentos de interferir en las elecciones de 2024.
En un momento de la discusión, la Sra. Dixon preguntó sobre el anuncio del presidente Biden de financiar una nueva vacuna contra el COVID-19.
“Quiere que todos reciban esta vacuna”, dijo Dixon. “Y estamos escuchando muchas quejas de personas lesionadas por vacunas. Decir muchas [quejas] es quedarse corto».
Ha habido informes que relacionan las vacunas anti-COVID basadas en proteínas de pico con problemas de la piel, un zumbido en los oídos conocido como tinnitus, discapacidad visual, coagulación sanguínea e incluso la muerte.
Los estudios también han revelado otros problemas que afectan a los niños vacunados. Por ejemplo, un estudio reciente, publicado en la revista Frontiers in Immunology, muestra que la vacuna basada en ARNm para COVID-19 redujo las respuestas inmunes de los niños a otras infecciones, haciéndolos más propensos a enfermarse después de entrar en contacto con otros patógenos.
Otro estudio publicado por Circulation mostró que algunos niños que experimentaron inflamación del corazón después de la vacuna anti-COVID tenían cicatrices en el corazón meses después.
“Estamos todos juntos en esto”
Luego, la Sra. Dixon le preguntó al presidente Trump sobre la transparencia de los datos de las vacunas, citando informes de varios eventos adversos, incluyendo inflamación del corazón y coágulos de sangre.
«Numerosas empresas farmacéuticas se han negado a revelar sus datos sobre los efectos secundarios de las vacunas», afirmó. «Pero hemos visto casos de miocarditis, coágulos sanguíneos y ataques cardíacos; todos están aumentando. La investigación nunca se ha hecho pública».
Luego preguntó si el presidente Trump “exigiría que las compañías de vacunas, que las compañías farmacéuticas divulguen los datos de sus vacunas al público para que podamos ver lo que realmente están viendo sobre los efectos secundarios de esta vacuna”.
El presidente Trump respondió diciendo que las compañías farmacéuticas «deberían hacer eso», y agregó que «estamos todos juntos en esto y ellos deberían hacerlo».
En el contexto de las declaraciones del presidente Biden sobre la financiación a una nueva vacuna contra el COVID-19, el expresidente dijo que «cualquier cosa nueva debe examinarse con mucho cuidado».
Luego reiteró el punto de que las compañías farmacéuticas deberían publicar cualquier dato sobre los efectos secundarios de las vacunas.
«Deben hacerse públicos de inmediato. La gente debe entenderlo y debe saber lo que muestran las investigaciones», dijo el presidente Trump.
Luego, la Sra. Dixon señaló que, según la Ley de Preparación Pública y Emergencias, las compañías farmacéuticas están protegidas de responsabilidad por lesiones causadas por vacunas hasta diciembre de 2024.
«Entonces, una vez que eso pase, se les podrá responsabilizar por cualquier tipo de daño causado por la vacuna, ¿les dirán a estas empresas que deben ser honestas acerca de lo que ha sucedido con esta vacuna?», preguntó la Sra. Dixon.
El presidente Trump respondió diciendo que las empresas harían mal en ocultar cualquier información sobre los daños de las vacunas.
«Tienen que ser honestos con las cifras, los hechos, y tienen la obligación de ser honestos», dijo, «y si van a reprimirse, eso significa que están reteniendo algo que no es bueno».
“Los defenderemos de muchas maneras”, dijo el presidente Trump sobre las personas que sufrieron lesiones por vacunas.
Mientras tanto, se le ha ordenado a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) que acelere el ritmo al que publica los datos en los que se basó para autorizar las vacunas anti-COVID.
Datos del ensayo de la vacuna anti-COVID
En mayo, un juez federal de Texas dictaminó que la FDA debe darse prisa en revelar los datos que respaldaron su decisión de otorgar licencias para las vacunas contra el COVID-19, y ordenó que todos los documentos se hicieran públicos a mediados de 2025 en lugar de, como quería la FDA, durante el transcurso de unos 23.5 años.
«La democracia muere a puerta cerrada», así abrió el juez de distrito estadounidense Mark Pittman su orden (pdf), que exige que la FDA produzca los datos sobre las vacunas anti-COVID de Moderna y Pfizer a un ritmo promedio de al menos 180,000 páginas por mes.
La FDA había argumentado que sería «poco práctico» publicar los 4.8 millones de páginas estimadas a más de entre 1000 y 16,000 páginas por mes: Un ritmo que permitiría publicar paquetes de información durante al menos 23.5 años.
Si bien el juez señaló en su orden que el tribunal reconoce los recursos limitados de la FDA dedicados a las solicitudes de libertad de información (FOIA), afirmó que «la cantidad de recursos que una agencia dedica a tales solicitudes no dicta los límites de los derechos FOIA de un individuo».
«En lugar de ello, el Tribunal debe garantizar que se proporcione oportunamente la divulgación más completa posible de la información solicitada, ya que ‘la información obsoleta tiene poco valor'», escribió Pittman.
La confianza en la FDA sobre las aprobaciones de la vacuna anti-COVID se vio sacudida por la revelación de que los reguladores aceleraron la aprobación de la vacuna de Pfizer para facilitar los mandatos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) continúan recomendando que las personas de todas las edades reciban la vacuna anti-COVID, a pesar del riesgo de inflamación cardíaca y otros efectos secundarios.
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