WILMINGTON, Carolina del Norte— El candidato presidencial republicano, el expresidente Donald Trump, anunció el 21 de septiembre un nuevo plan en el que utilizaría el poder federal para ilegalizar las llamadas «Ciudades santuario», que protegen a los inmigrantes ilegales de la deportación.
A lo largo de la carrera política de Trump, la inmigración y la seguridad fronteriza fueron temas clave, y en 2024, un elemento básico de su retórica de la campaña ha sido la crítica a las políticas fronterizas de Biden-Harris.
Durante un discurso de campaña en Wilmington, en el disputado estado de Carolina del Norte, Trump prometió abogar por que el Congreso prohíba las ciudades santuario, un término utilizado para describir a los municipios que promulgan políticas para proteger a los inmigrantes ilegales de las autoridades federales de inmigración, a menudo prohibiendo la cooperación entre las fuerzas de seguridad locales y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).
«Yo pediré al Congreso que apruebe una ley que prohíba las ciudades santuario en todo el país, y aplicaremos todo el peso del gobierno federal sobre cualquier jurisdicción que se niegue a cooperar con el ICE y … la Patrulla Fronteriza», dijo Trump. «Ellos quieren hacer su trabajo, pero no se les permite».
«Dentro de dos años, no habrá una sola banda criminal extranjera operando en Carolina del Norte o en cualquier otro lugar», dijo Trump.
Durante su primer mandato, Trump intentó actuar contra las jurisdicciones santuario, limitando los fondos federales a sus programas policiales.
En el Congreso, se presentaron una oleada de proyectos de ley contra los santuarios mientras Trump estaba en la Casa Blanca. La Ley de No Santuario para Criminales se aprobó en la Cámara de Representantes en 2017, cuando los republicanos ocupaban ambas cámaras del Congreso, pero fracasó en el Senado.
El proyecto de ley habría prohibido a cualquier «gobierno federal, estatal o local o a cualquier individuo prohibir a cualquier entidad gubernamental, funcionario o empleado cumplir con las leyes de inmigración o cooperar con la aplicación de la ley federal de tales leyes».
Desde el año 2021, más de 10 millones de extranjeros han cruzado ilegalmente las fronteras de Estados Unidos, según datos publicados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Trump dijo que demasiados de esos individuos eran criminales y terroristas, algo que repitió en su mitin. Desde el año fiscal 2022, en el primer ejercicio fiscal completo del gobierno de Biden, 372 terroristas conocidos o sospechosos cruzaron ilegalmente a Estados Unidos, según los datos de la CBP. Otros 42,900 delincuentes inmigrantes ilegales fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza durante el mismo período.
En el período de tres años, durante los años fiscales 2018 a 2020, en la administración Trump, los agentes de la Patrulla Fronteriza arrestaron a 11 terroristas conocidos o sospechosos que cruzaron ilegalmente las fronteras de Estados Unidos.
«Ahora, se tienen miles de terroristas en nuestro país, de los peores países. Aquí en Carolina del Norte, el crimen migrante está totalmente fuera de control, alentado por jurisdicciones santuario, ciudades santuario en todo su estado», dijo Trump. «Yo sacaré a todos los criminales migrantes de nuestro país, y los sacaré rápido. No tenemos otra opción».
En 2015, el entonces gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, firmó un proyecto de ley que prohibía las jurisdicciones santuario en el estado. Sin embargo, varios condados del estado —como Mecklenburg, donde se encuentra la ciudad de Charlotte, y el condado de Wake, donde se encuentra Raleigh— limitan informalmente la cooperación con el ICE cuando se solicitan órdenes de retención de inmigración sobre ciertos reclusos inmigrantes ilegales para garantizar que sean transferidos a custodia federal para procedimientos de deportación, según el Centro de Estudios de Inmigración.
Por su parte, los demócratas llevan mucho tiempo criticando la retórica de Trump sobre la inmigración, que consideran diseñada implícitamente para avivar la animadversión racial contra los inmigrantes ilegales, muchos de los cuales son hispanos o negros.
La oponente de Trump, la vicepresidenta Kamala Harris, le ha criticado con frecuencia por oponerse en febrero en el Senado a una ley bipartidista que habría impuesto nuevas restricciones a los cruces ilegales. Ella alega que Trump obligó a los republicanos del Congreso a derrotar el proyecto de ley para poder utilizar la «crisis fronteriza» como argumento político en las elecciones.
«Él bloqueó el proyecto de ley», dijo Harris el 19 de septiembre en un evento con Oprah Winfrey. «Él entiende, incluso en los meses posteriores, lo que ese proyecto de ley habría hecho para dar apoyo a la gente que se preocupa por este tema».
Sin embargo, la inmigración sigue siendo un tema clave para la base de Trump, y muchos asistentes a mítines en Wilmington dijeron a The Epoch Times que la seguridad fronteriza es su principal tema en estas elecciones.
«Creo que ellos están [causando muchos problemas]», dijo a The Epoch Times Andrew Fuentes Jr, un votante de Burlington, Carolina del Norte. En su opinión, la inmigración era una de las principales preocupaciones de los habitantes de este estado, considerado uno de los «estados pendulares» que podrían decidir el resultado de las elecciones.
Una encuesta realizada por Gallup en febrero, muestra que la inmigración se ha convertido en la principal prioridad para los estadounidenses en 2024, superando a la economía y la inflación en más de ocho puntos porcentuales.
Trump ganó Carolina del Norte en 2020 por un estrecho margen del 1.4% o 74,481 votos.
«Creo que todo el mundo deberían tener documentos», dijo a The Epoch Times Michelle Leskovitz, otra de las asistentes. Ella afirmó que la inmigración y la economía son sus principales preocupaciones. «Devolverlos a menos que tengan documentos, no darles asistencia sanitaria gratuita [y] escuela gratuita. Eso no está bien».
Otros votantes en Wilmington compartieron estos sentimientos, que dicen que los impulsaron a apoyar a Trump.
«Dejan entrar… a gente aquí, que uno ni siquiera sabe quiénes son ellos —uno no tiene ni idea», dijo a The Epoch Times Edwin Robasco, miembro jubilado del sindicato Teamsters y exdemócrata, en el centro de Wilmington.
«Yo no sé cómo van a pagar por ellos. … No se puede dejar entrar a la gente y no ayudarla», dijo el Sr. Robasco. «[Estamos en] una mala situación».
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