El presidente electo Donald Trump prometió reemplazar al actual jefe de los Archivos Nacionales en medio del papel de la agencia en un caso de documentos clasificados que se presentó en su contra.
«Tendremos un nuevo archivista», dijo Trump el lunes al presentador de radio Hugh Hewitt, sin dar más detalles.
La actual archivista estadounidense, Colleen Shogan, fue nominada por el presidente Joe Biden en agosto de 2022, apenas unos días antes del registro del FBI en Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida. Pero no fue confirmada hasta mayo del año siguiente, después de una batalla de meses sobre el papel de la agencia en la investigación de los documentos.
Trump no proporcionó el nombre de quién podría reemplazar a Shogan en el cargo.
Un presidente tiene el poder de despedir al archivista, pero primero debe «comunicar las razones de dicha destitución a cada cámara del Congreso», según la ley federal.
«El Archivista de Estados Unidos será designado por el presidente con el asesoramiento y consentimiento del Senado. El Archivista será designado sin tener en cuenta las afiliaciones políticas y únicamente sobre la base de las calificaciones profesionales requeridas para desempeñar los deberes y responsabilidades del cargo de Archivista», estipula también la ley federal.
Un portavoz de la agencia dijo a varios medios de comunicación en respuesta a los comentarios de Trump que Shogan «ha tenido una sólida relación de trabajo» con el presidente electo y su equipo de transición.
«Esperamos continuar esa relación con la nueva administración», afirma el comunicado.
Los presidentes están obligados por ley a proporcionar la mayoría de sus registros a los Archivos Nacionales una vez que dejan el cargo. Según una acusación federal presentada por el abogado especial Jack Smith en el caso, los Archivos Nacionales descubrieron que faltaban algunos documentos de su colección después de que Trump dejó el cargo y, por lo tanto, le exigieron en repetidas ocasiones que los devolviera.
La acusación formal alegó que Trump entregó algunos de los documentos pero ocultó otros. Smith lo acusó de cargos que incluyen retención intencional de información de defensa nacional, conspiración para obstruir la justicia y declaraciones y representaciones falsas.
El presidente electo dijo que el caso tenía motivaciones políticas y se declaró inocente de los cargos, afirmando que no había hecho nada malo. Dos codemandados —su valet, Walt Nauta, y el gerente de Mar-a-Lago, Carlos de Oliveira— también fueron acusados en el caso. Ellos también se declararon inocentes.
A fines del año pasado, los fiscales decidieron abandonar el caso después de la victoria electoral de Trump en noviembre, en consonancia con la política de larga data del Departamento de Justicia (DOJ) que establece que los presidentes en funciones no pueden enfrentar un proceso penal.
En julio de 2024, la jueza de distrito estadounidense Aileen Cannon desestimó el caso y estuvo de acuerdo con los argumentos presentados por los abogados de Trump de que Smith había sido designado ilegalmente como abogado especial. Smith finalmente apeló su decisión ante una corte federal de apelaciones, pero retiró su apelación contra Trump después de las elecciones.
El equipo de Smith también desestimó un caso distinto presentado contra Trump en Washington que alegaba que intentó ilegalmente anular los resultados de las elecciones de 2020.
A finales de esta semana, Trump enfrenta una sentencia en la ciudad de Nueva York por su condena por falsificación de registros comerciales que se dictó en mayo de 2024, un caso que fue presentado por el fiscal de distrito de Manhattan.
The Associated Press contribuyó a este artículo.
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