MILWAUKEE—Las luces blancas parpadeaban, la música sonaba y una cortina se levantó, revelando lentamente la palabra “TRUMP” en luces doradas. En el centro estaba el expresidente Donald Trump, silueteado, en el escenario del Fiserv Forum el 18 de julio.
La Convención Nacional Republicana (RNC) estalló en vítores, silbidos y cánticos de “¡USA!”.
Pero momentos después de la dramática entrada, un silencio se apoderó de la abarrotada arena, cuando el expresidente dijo que estaba a punto de hacer una revelación única sobre el intento de asesinato al que había sobrevivido cinco días antes.
“Les contaré exactamente lo que ocurrió”, dijo. “Y no volverán a oírlo de mí una segunda vez porque, en realidad, es demasiado doloroso contarlo”.
Con esas palabras, el expresidente, que acababa de aceptar la nominación de su partido para las presidenciales de 2024, se lanzó a una sombría descripción de su roce con la muerte.
En un mitin de campaña el 13 de julio en Butler, Pensilvania, “la bala del asesino estuvo a un cuarto de pulgada de quitarme la vida”, dijo, todavía con una venda blanca sobre la oreja derecha. Otras 2 personas resultaron heridas; un espectador recibió un disparo mortal antes de que la policía matara al hombre que disparó con un rifle desde un tejado.
“Empecé a hablar con mucha fuerza, con mucha energía, con mucha alegría”, dijo.
El expresidente dijo estar orgulloso de la forma en que su administración había frenado la inmigración ilegal en la frontera entre Estados Unidos y México, por lo que se salió del guion a los pocos minutos de su discurso y pidió a su equipo que proyectara la imagen de un gráfico que mostraba el número de cruces fronterizos ilegales.
Para mirar el gráfico, empezó a girarse hacia la derecha, dijo, haciendo una demostración en el escenario mientras hablaba. Dijo que estuvo a punto de girarse “un poco más”, pero que tuvo “mucha suerte” de no hacerlo.
Si no hubiera girado la cabeza cuando el pistolero abrió fuego, “la bala del asesino habría dado perfectamente en el blanco”, dijo el expresidente. “Y yo no estaría aquí esta noche”, añadió.
El expresidente dijo que escuchó un fuerte silbido y sintió que algo le golpeaba “muy, muy fuerte” en la oreja derecha.
“Me dije: ‘Vaya, ¿qué ha sido eso? Sólo puede ser una bala’”, dijo.
Tras el impacto de bala, su mano se fue instintivamente a la oreja derecha.
“Mi mano estaba cubierta de sangre. Sangre por todas partes”, explica.
“Inmediatamente supe que era muy grave, que nos estaban atacando, y en un solo movimiento procedí a tirarme al suelo”.
Las balas siguieron volando mientras “agentes muy valientes del Servicio Secreto se abalanzaban sobre el escenario”, dijo. “Son gente estupenda, que corren un gran riesgo, se lo aseguro, y se abalanzaron sobre mí para que estuviera protegido”.
La agencia se enfrenta a un intenso escrutinio por el incidente, con varios legisladores republicanos pidiendo la dimisión de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle.
“Había sangre derramándose por todas partes y, sin embargo, en cierto modo, me sentí muy seguro. Porque tenía a Dios de mi lado”, dijo el expresidente Trump, provocando una de las ovaciones más sonoras de la noche.
Para él, lo más destacable del tiroteo fue la moderación de sus seguidores. Decenas de miles de personas estaban allí, dijo. Aunque se puede esperar que las multitudes salgan en estampida cuando suena un solo disparo, muchos de los presentes en Butler se mantuvieron firmes.
“Nadie huyó y, al no producirse estampidas, se salvaron muchas vidas”, afirmó.
“Era una multitud preciosa; no querían abandonarme. Y puedes ver ese amor escrito en sus caras”.
La lluvia de disparos cesó después de que un “francotirador del Servicio Secreto, desde una distancia mucho mayor y con una sola bala utilizada”, matara al posible asesino, dijo. “Lo eliminó”, añadió el expresidente.
Los asistentes a la convención vitorearon ese resultado. El expresidente dijo entonces: “No debería estar aquí esta noche; no debería estar aquí”. La masiva respuesta de la convención fue: “¡Sí, lo estás! Sí, estás aquí”.
Dio las gracias a la multitud, y dijo: “Estoy ante ustedes en esta arena solo por la gracia de Dios todopoderoso”.
“La multitud estaba confusa porque pensaban que estaba muerto”, dijo, refiriéndose al momento en que se puso en pie en Butler, “y había una gran, gran tristeza; podía verlo en sus caras mientras miraba hacia fuera. No sabían que estaba mirándolos”.
Tras levantarse, aseguró a los asistentes a la manifestación del 13 de julio que se encontraba bien. Fue entonces cuando levantó el brazo derecho, levantó el puño y gritó: “¡Lucha! ¡Luchad! Lucha!” La fotografía de ese momento se ha difundido tanto que algunos ya la han calificado como icónica.
Oyó a la multitud “rugir de orgullo por nuestro país” como “nunca había oído antes”, dijo.
El expresidente dijo que estaría agradecido el resto de su vida por el público de Butler que mostró tanta preocupación por él.
Algunos miembros de la multitud se emocionaron hasta las lágrimas mientras el expresidente Trump compartía los detalles sobre el tiroteo y mientras expresaba su gratitud a Dios por haber vivido para hablar de ello.
Mientras hablaba, se mostraron en el escenario la chaqueta y el casco del bombero jubilado Corey Comperatore, de 50 años, que perdió la vida en el tiroteo.
El expresidente dijo que Comperatore murió protegiendo a su mujer y a su hija de los disparos. Se acercó al uniforme de bombero en el escenario y besó el casco del Sr. Comperatore. El expresidente también dijo que se habían recaudado 6.3 millones de dólares para las familias de Comperatore y de los asistentes al evento que quedaron heridos. Sacó un cheque de un millón de dólares del bolsillo de su pecho, diciendo que acababa de recibirlo de su amigo Dan Newlin.
“Perdió la vida desinteresadamente actuando como escudo humano para protegerlas de las balas”, dijo el ex presidente. Se puso “por encima de ellas y fue alcanzado. Qué gran hombre”.
A continuación, el expresidente Trump pidió a los asistentes a la convención un momento de silencio por el señor Comperatore.
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T.J. Muscaro contribuyó a este informe
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