El presidente Donald Trump presentó el 9 de enero un plan para agilizar el proceso de obtención de permisos para grandes proyectos de infraestructura como oleoductos y puentes.
Una vez adoptada, la regla propuesta marcaría la primera modificación en cuatro décadas sobre la forma en que la rama ejecutiva interpreta la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA por sus siglas en inglés). Promulgada en 1970, NEPA es una regulación ambiental fundamental que requiere que el gobierno federal evalúe el impacto de los grandes proyectos en el medio ambiente.
El plan, preparado por el Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca, ayudaría a la administración Trump a impulsar los grandes productos energéticos que están estancados por preocupaciones sobre su efecto en el clima.
La medida es parte de un esfuerzo más amplio de Trump para reducir la burocracia regulatoria para impulsar la industria. El presidente cita con frecuencia la desregulación y los recortes de impuestos como los principales impulsores de la creciente economía de Estados Unidos.
«Hoy estamos dando otro paso histórico para reducir las regulaciones que matan el empleo y mejoran la calidad de vida de todos nuestros ciudadanos», dijo Trump en la Casa Blanca el 9 de enero.
«En el pasado, muchos de los proyectos de infraestructura más críticos de Estados Unidos han sido atados y empantanados por un proceso de aprobación federal escandalosamente lento y gravoso—y he estado hablando de ello durante mucho tiempo, en el que se tarda muchos años en construir algo».
La norma propuesta limitaría el plazo para la realización de las declaraciones de impacto ambiental a dos años y a un año para la realización de las evaluaciones ambientales. La regla propuesta también limitaría la extensión de los informes de evaluación, que a menudo totalizan más de 600 páginas. También se permitiría a las agencias del poder ejecutivo adoptar la determinación de otra agencia para evitar la duplicación de esfuerzos y aumentar la eficiencia.
Las declaraciones de impacto ambiental actualmente toman casi cinco años para completarse, en promedio, según la Casa Blanca. El promedio para las carreteras es de siete años. Las aprobaciones para carreteras, puentes, aeropuertos y ferrocarriles «se han visto significativamente obstaculizadas por las regulaciones existentes», según una declaración de la Casa Blanca.
El cambio propuesto también ampliaría las categorías de proyectos que pueden ser excluidos de la NEPA por completo. Por ejemplo, si un tipo de proyecto obtuvo una «exclusión categórica» de una agencia en el pasado, quedaría automáticamente excluido de la revisión por parte de otras agencias, según el plan.
Trump, un desarrollador de bienes raíces comerciales antes de convertirse en presidente, se quejó frecuentemente de que el proceso de permisos de la NEPA tomaba demasiado tiempo.
En los comentarios que anunciaban la nueva regla, Trump señaló que actualmente toma 10 años obtener un permiso para construir «una simple carretera». El presidente señaló el retraso de 25 años en la construcción de un puente en Carolina del Norte, el retraso de 15 años en las mejoras de una autopista vital en Alaska y la revisión ambiental de dos décadas de la pista del aeropuerto internacional de Seattle-Tacoma.
«Es el gran gobierno en su peor momento», dijo Trump. «Estados Unidos no podrá competir y prosperar en el siglo XXI si seguimos permitiendo que nuestro sistema burocrático roto y obsoleto nos impida construir lo que necesitamos».
Algunos de los grupos industriales más grandes del país, incluyendo la Cámara de Comercio y el Instituto Americano del Petróleo, también se han quejado de las largas demoras en la concesión de permisos.
«Apoyamos plenamente la iniciativa del presidente en lo que se refiere a la NEPA y a la reforma de los permisos», dijo en la Casa Blanca Sean McGarvey, presidente de los Sindicatos de la Construcción de América del Norte. «Esta propuesta no quita nada a las protecciones para nuestros ciudadanos, para nuestros contribuyentes, para nuestros trabajadores o para nuestro medio ambiente».
Jennifer Houston, presidenta de la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne, dijo que los ganaderos están sujetos a las revisiones de la NEPA de manera regular para obtener permisos de pastoreo, mejorar sus pastizales o solicitar programas federales.
«Aunque bien intencionado, se ha visto envuelto en una compleja red de litigios, burocracia y retraso. Estas reformas son muy emocionantes. Agilizarán el proceso, reducirán la duplicación, permitirán un mayor control local y permitirán que nuestros ganaderos y nuestros productores de carne de vacuno vuelvan a lo que mejor saben hacer», dijo Houston en la Casa Blanca.
Los grupos ambientalistas advirtieron que el plan eliminará una poderosa herramienta para proteger a las comunidades locales de los impactos adversos de un proyecto diseñado y revisado apresuradamente.
«Las acciones destructivas de Trump, si no son bloqueadas por las cortes o inmediatamente revertidas por el próximo presidente, tendrán repercusiones en las décadas venideras», dijo Rebecca Concepción Apostol, directora del programa estadounidense de Oil Change International, un grupo ambientalista.
El plan pasará por un periodo de comentarios públicos antes de ser finalizado.
Reuters contribuyó a este informe.
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