CDMX – Un año después del devastador terremoto que azotó la Ciudad de México y que causó la muerte de docenas de personas, cientos de edificios siguen siendo inhabitables y muchos de sus antiguos residentes todavía siguen sin hogar.
A las 13.14 horas del 19 de septiembre de 2017, en el aniversario de otro terremoto devastador de 1985 que se cobró decenas de miles de vidas en la Ciudad de México, un temblor de magnitud 7.1 sacudió el centro del país, matando a unas 370 personas.
En la capital, más de 430 edificios se derrumbaron o fueron demolidos en los 12 meses transcurridos desde entonces, según Plataforma CDMX, un organismo gubernamental creado para inspeccionar y clasificar las estructuras tras el terremoto.
Más de mil edificios que aún permanecen en pie corren un alto riesgo de derrumbarse, según los datos obtenidos en los informes y análisis estructurales presentados en el portal del gobierno de la Ciudad de México por los residentes afectados, muchos de los cuales fueron obligados a abandonar sus hogares.
En toda la capital han surgido movimientos de apoyo a «los damnificados», como se denominan a sí mismas las personas que quedaron sin hogar a causa del terremoto.
Uno de los más destacados son los damnificados de Multifamiliar Tlalpan, un complejo residencial en el sur de la ciudad que alguna vez fue hogar de 500 familias, según el grupo de vigilancia ciudadana Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.
Durante el terremoto, el bloque de viviendas 1C de la urbanización se derrumbó completamente, matando a nueve personas y atrapando a otras 18 que tuvieron que ser rescatadas.
Manifestación
Algunas de las dos mil personas que vivían en Multifamiliar Tlalpan no han podido todavía encontrar una vivienda permanente y sobreviven bajo unas lonas en un campamento improvisado al borde de la urbanización.
Con el resto de los bloques declarados inhabitables, los vecinos siguen a la espera de que se realicen los trabajos necesarios para reforzar la seguridad estructural.
El 19 de septiembre, para llamar la atención sobre la difícil situación de los damnificados, una manifestación detuvo los cinco carriles de tráfico hacia el norte en Tlalpan, una de las calles más transitadas de la Ciudad de México.
María de Pilar Castro Rivera, de 83 años, tuvo que mudarse de su apartamento en Multifamiliar Tlalpan y ahora alquila una pequeña habitación cerca por 4100 pesos (USD 218) al mes.
Sentada en una banqueta de plástico al borde de la calle durante la manifestación, llevaba puesta una camiseta blanca de los “Damnificados Unidos de la Ciudad de México” que le regaló uno de los voluntarios.
“Mi apartamento ahora no cuesta mucho dinero porque es muy pequeño, pero la propietaria es una buena persona. Hace poco me dio un suéter, unos guantes y una bufanda cuando hacía frío. También me pinta las uñas”, explicó la ex secretaria jubilada.
Pero agregó que le encantaría volver al complejo residencial y a la comunidad que una vez llamó su hogar.
Refiriéndose a los que se ofrecen como voluntarios para apoyar a los damnificados, declaró: “Hoy siento un poco más de confianza en que las cosas mejorarán gracias a toda la gente que nos está ayudando”.
Castro Rivera agregó que no está enojada por la situación, ya que “tengo mucha fe en Dios y en la gente de aquí”.
Por su parte, la oficina del presidente mexicano Enrique Peña Nieto emitió un comunicado en el que afirmaba que el gobierno había proporcionado ayuda destinada a la reconstrucción de 166.000 viviendas de las más de 169.000 que fueron dañadas, en su mayoría en el sur.
No hubo comentarios sobre los miles de personas que todavía siguen sin hogar.
«Tenemos que continuar»
Héctor Toledo Sánchez vive a cuatro cuadras de Multifamiliar Tlalpan pero ha sido un voluntario clave en el movimiento de damnificados de la zona.
El hombre de 40 años informó que algunos estudios técnicos de la urbanización se realizaron pocos meses después del terremoto, en noviembre y diciembre del año pasado, por lo que se podría comenzar a trabajar en la seguridad de los bloques de apartamentos restantes.
“Lamentablemente, todo el proceso se ha prolongado por la inactividad de las autoridades. Ellos entienden que es una emergencia pero no un desastre”, afirmó Sánchez.
“Esperamos estar en una situación en la que el proceso de reconstrucción sea irreversible y todos puedan volver a sus hogares en nueve o diez meses”.
Sánchez agregó que quienes están en los campamentos viven en condiciones difíciles, con baños y duchas limitadas.
“Es muy triste porque están en las peores condiciones de pobreza y no tienen otros lugares a los que puedan ir o parientes que puedan apoyarlos”.
Algunos de los que participaron en la manifestación estaban de duelo por sus seres queridos, como Christian García Guzmán, de 37 años, que perdió a su hermana Viridiana Lucero, “Vivis”, de 29 años, cuando se derrumbó el edificio 1C.
“Ha sido un momento muy triste desde que perdí a mi hermana, la menor de la familia. Creo que era la mejor persona de todos nosotros”, dijo.
El DJ estaba en su casa a pocos kilómetros de Multifamiliar Tlalpan cuando sintió el terremoto.
“Sentimos los temblores con mucha fuerza y después la cara de mi madre se puso blanca y puso a gritar:’¡Vivis! ¡Vivis! ¡Vivis!”, añadió.
“Siento una gran tristeza por no tenerla más, pero así es la vida y tenemos que seguir adelante”.
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