El expresidente Donald Trump asistió al segundo día del caso de fraude civil contra él que se ha llevado a juicio en Nueva York. Después de cambiar varias veces de opinión sobre el juez que preside el caso, el juez de la Corte Suprema de Nueva York Arthur Engoron, a mediodía hizo un comentario despectivo en las redes sociales sobre la empleada del juez Engoron.
El juez Engoron es conocido por consultar regularmente con su secretaria Allison Greenfield sobre los casos. El presidente Trump había hecho un post en Truth Social, enlazando a una cuenta de Instagram con una foto de la Sra. Greenfield con el líder de la mayoría del Senado Chuck Schumer (D-N.Y.), atacándola y afirmando que estaba «dirigiendo» el caso y haciendo afirmaciones sin fundamento sobre su relación. El post se difundió el martes por correo electrónico, y millones de personas lo vieron.
Cuando la corte se interrumpió para almorzar, se celebraron dos reuniones a puerta cerrada. Tras un retraso, el juicio se reanudó a las 15.00 horas y el juez explicó que había ordenado retirar el post.
Cuando se reanudó el juicio, el post ya había sido borrado.
«Los ataques personales a miembros del personal de mi tribunal son inaceptables e inapropiados», declaró el juez Engoron. Añadió que el lunes ya había advertido a ambas partes contra tales ataques.
«Consideren esto una orden de mordaza para todas las partes con respecto a publicar o hablar públicamente sobre cualquier miembro de mi personal», dijo, y agregó que las violaciones de esta orden no serían toleradas y darían lugar a sanciones.
El equipo legal del presidente Trump ya ha sido sancionado en múltiples ocasiones por el juez Engoron, quien dictaminó que los abogados habían presentado argumentos «frívolos» en repetidas ocasiones, incluso después de haberlos desestimado.
Primer testimonio
El pasado septiembre, la fiscal general de Nueva York, Letitia James, demandó al expresidente alegando que defraudó al Estado al inflar su patrimonio para obtener tratos más favorables de aseguradoras y bancos entre 2011 y 2021. Solicita 250 millones de dólares por daños y perjuicios y que se prohíba al presidente Trump y a sus dos hijos adultos hacer negocios en el estado.
El juez ya ha declarado al presidente Trump responsable de fraude y ha ordenado la disolución de la Organización Trump, y en el juicio se tratarán otras reclamaciones de James en relación con la falsificación de estados financieros, así como el destino de las empresas y propiedades del presidente Trump.
Después de repetidos intentos por parte del presidente Trump para retrasar el caso de ir a juicio, el caso comenzó el lunes con una aparición sin precedentes del expresidente. Entró en el juzgado en el último minuto, hizo múltiples declaraciones a la prensa y examinó de cerca las pruebas presentadas en el tribunal desde la primera fila.
El presidente Trump, que también figura en las encuestas como favorito para las elecciones presidenciales de 2024, dijo a los periodistas que preferiría estar haciendo campaña, pero que asistía al juicio para «desenmascarar» el «fraude» y la «estafa» que habían cometido contra él lo que describió como un fiscal, un caso y un juez «amañados».
Donald Bender, antiguo socio de la empresa de investigación fiscal Mazars USA, fue el primero en subir al estrado. Fue interrogado por Kevin Wallace, abogado de la acusación, el lunes por la tarde y el martes por la mañana, y por la tarde, iba a ser contrainterrogado por la defensa.
Bender trabajó estrechamente con la Organización Trump de 2011 a 2021, y preparó las declaraciones de impuestos personales del presidente Trump de 2009 a 2018. Dijo que pasó alrededor de la mitad de su tiempo trabajando en la Organización Trump y que frecuentemente iba a las oficinas de la Torre Trump.
A Bender se le mostraron documento tras documento desde 2011 hasta 2020, y se le preguntó repetidamente si habría presentado las declaraciones financieras de haber sabido que la Organización Trump había ocultado información.
La acusación trató de establecer que era responsabilidad de la Organización Trump proporcionar una contabilidad exacta, no de Mazars.
Bender testificó sobre una carta de la Organización Trump en la que se decía que era responsable de la exactitud de la contabilidad, y señaló que los documentos contenían una anotación en rojo de «preparado por el cliente» y que en algunos documentos se copiaban y pegaban cifras de las que le proporcionaban las Organizaciones Trump. También testificó en relación con una carta de la Organización Trump en la que afirmaba que no había ocultado a sabiendas ningún dato financiero relevante.
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