Un policía renuncia debido a la intensa crítica, aumentando la «crisis de la fuerza laboral»

Por CARA DING
13 de mayo de 2020 4:23 PM Actualizado: 13 de mayo de 2020 4:23 PM

El oficial de policía retirado A.J. Gillinger, de 61 años, convenció a su hijo de no seguir sus pasos.

«Está loco», le dijo. «¿Por qué aceptar este trabajo ahora cuando es tan poco respetado? Simplemente está siendo atacado en todos los niveles».

«No hay nada en este mundo que me haga volver a poner una pistola y una placa», dijo Gillinger a The Epoch Times. Después de 20 años de servicio en Texas, se retiró de la fuerza policial a la edad de 39 años y ahora dirige un restaurante en Dallas.

«No pude soportarlo más», dijo. «Estaba tan preocupado en la calle como en la administración».

La policía tiene que tomar decisiones rápidas y manejar las cosas con su mejor juicio, dijo. Pero hacia el final de su carrera, sintió que no importaba la decisión que tomara en el momento, lo podrían castigar después.

«Uno espera que lo ataquen en la calle —se es un oficial de policía, se está en la calle. (…) Entonces la administración se queja de la forma en que se manejó algo y eso se volvió muy viejo», dijo Gillinger.

Las agencias de policía en todo el país están experimentando una «crisis de fuerza laboral», incapaces de reclutar nuevos oficiales o retener los que ya tienen, según un informe del Foro de Investigación Ejecutiva de la Policía de septiembre de 2019.

El número de oficiales per cápita ha disminuido en un 10% desde 1997, según los datos de la Oficina de Estadísticas de Justicia de EE. UU. citados en el informe.

Mientras que esa pérdida se debe a múltiples factores, los expertos en el cumplimiento de la ley dijeron a The Epoch Times que los principales son el aumento del escrutinio y la crítica a la policía. Las críticas han contribuido en gran medida a la insatisfacción laboral y a las decisiones de abandonar la profesión.

El hijo de Gillinger siguió su consejo y se convirtió en mecánico de la Fuerza Aérea, pero su joven cuñado, John Mitchell, se inspiró en el ejemplo de Gillinger para convertirse en oficial. Y esto le ha traído muchos problemas.

A.J. Gillinger (R) está de pie junto a su hijo, quien se convirtió en mecánico de la Fuerza Aérea en lugar de seguir su sueño inicial de convertirse en policía como su padre. (Cortesía de A.J. Gillinger)
A.J. Gillinger, ahora de 61 años, como un joven oficial de patrulla en Euless, Texas. (Cortesía de A.J. Gillinger)

El teniente Mitchell de Blackwell, Oklahoma, está enfrentado a cargos —de homicidio en segundo grado— por matar a un tirador activo.

El policía enfrenta cargos después de matar a un tirador activo

«El fiscal de distrito está molesto por la cantidad de balas que disparó», dijo Gillinger. Mitchell disparó a la mujer cerca de 60 veces.

«Ella [el tirador] estaba conduciendo por su ciudad disparando en diferentes lugares. (…) Ella le dijo directamente que no se iba a rendir», dijo Gillinger. La mujer, Michael Ann Godsey, presuntamente le había disparado a su madre, al menos a otro civil y a varios oficiales.

Mitchell llamó a Gillinger el día del incidente y le dijo: «Tuvimos que disparar varias rondas (…) No podía hacer que se detuviera y sabía que tenía que hacerlo».

Jason Smith, presidente de la Orden Fraternal de Policía de Oklahoma, dijo del caso el año pasado que «esta sería la primera vez en la historia estadounidense que un oficial de policía o alguien fuera acusado del delito de asesinato por disparar a un tirador activo».

Entre un hacha y un difícil lugar

El oficial de policía retirado de Seattle Steve Pomper le dijo a The Epoch Times que se retiró de la policía antes de tiempo debido al aumento de las críticas.

Citó el ejemplo del oficial de policía de Seattle Nick Guzley, que fue criticado e investigado en 2018 por supuestamente no hacer lo suficiente para disminuir una situación peligrosa sin recurrir a la fuerza.

Un hombre había robado un hacha de hielo de una tienda y amenazó con ella al guardia de seguridad. Guzley llegó a la escena y siguió al hombre por bloques, ordenándole repetidamente que bajara el hacha, sin tener éxito.

Guzley finalmente arrinconó al hombre y lo abordó, quitándole el hacha de sus manos y neutralizando la amenaza.

La Oficina de Responsabilidad Profesional recomendó que Guzley fuera disciplinado por no hacer lo suficiente para reducir la situación antes de abordar al hombre.

Aunque al final Guzley no fue sancionado, las críticas que recibió inicialmente conmocionaron a Pomper y llamaron la atención nacional.

Por ejemplo, la Asociación de Policía de Omaha emitió en su momento una declaración apoyando a Guzley: «El oficial Guzley se enfrentó a una decisión difícil. ¿Debbió continuar siguiendo a un sospechoso armado y claramente perturbado mentalmente con la esperanza de que no arremeta contra alguien y lo hiera o lo mate? La otra opción es tratar de terminar el incidente lo más rápido y seguro posible. Él eligió tratar de poner fin a esto».

En la declaración se señaló que sancionar a los policías por este tipo de decisiones es una forma rápida de agotar la moral «y de perder a los veteranos experimentados en la jubilación o en otros departamentos. Incluso puede llevar a algunos a dejar la profesión».

Pomper dijo: «[Guzley] pudo haberle disparado, pero en cambio puso su propia vida en riesgo».

Pomper se retiró de la policía en 2014 a la edad de 53 años. «Me habría quedado 10 años más si mi departamento me dejara hacer el trabajo y si no hubiera tanta animosidad entre la dirección política y el departamento de policía. Realmente afecta a la forma en que se puede hacer el trabajo», dijo Pomper.

«La falta de respeto de los civiles, que proviene de la falta de respeto de los líderes políticos, comienza ahí», añadió. Siente que los políticos lo han arrojado a él y a sus compañeros oficiales «bajo el típico autobús». (Esta última es una frase idiomática en inglés americano que significa traicionar a un amigo o aliado por razones egoístas. Por lo general, se usa para describir un rechazo de defensa propia)

Dijo que ve que los policías se retiran más rápidamente en estos días. En el pasado, él trabajó con muchos que habían estado en el trabajo mucho tiempo después de que pudieran haberse retirado; uno de sus colegas trabajando hasta los 70 años.

Menos proactivo

Shetali Patil, profesora adjunta de administración en la Universidad de Texas-Austin, ha estado estudiado cómo la policía y los profesionales de la salud se enfrentan a las críticas del público, a las percepciones erróneas y a la toma de decisiones de alto riesgo.

«Se supone que las críticas del público debe hacer que la gente se comporte mejor», dijo Patil a The Epoch Times. «Pero muchas de mis investigaciones encuentran que las críticas del público son realmente perjudiciales en términos de la formación de los comportamientos de los policías y del tipo de fallas».

Ella y su equipo encuestaron a unos 200 policías de seis agencias en el sur de Estados Unidos.

Encontraron que los policías son menos propensos a ser proactivos cuando sienten que el público no los entiende o no los aprecia. Ser menos proactivos incluye comprometerse menos en la capacitación y el desarrollo profesional, ser menos propensos a salir del carro patrulla y a abogar por la comunidad cuando ven problemas.

Un auto del Departamento de Policía de Nueva York está aparcado en Times Square el 31 de diciembre de 2017. (Kena Betancur/AFP vía Getty Images)

«Cuanto menos se involucren [los agentes de policía] en comportamientos básicos de seguridad, más problemas tendrán las comunidades, por lo que es esencialmente una reacción violenta», dijo.

Impactos de Ferguson

Las críticas hacia la policía alcanzaron un nuevo nivel después de que el agente Darren Wilson disparara mortalmente a un adolescente negro llamado Michael Brown en Ferguson, Missouri, en 2014.

El tiroteo desató semanas de protestas. Fue uno de los varios tiroteos de alto perfil de hombres negros en Estados Unidos, que muchos denunciaron como motivado por un racismo arraigado. Los manifestantes también expresaron su preocupación por el uso de la fuerza por parte de la policía en general.

«Desde Ferguson, hemos observado que el número de estudiantes que quieren entrar en nuestro programa ha disminuido», dijo Duane Wolf, instructor a tiempo completo del programa de policía en el Alexandria Technical College en Minnesota.

«Creo que hay mucha preocupación en este momento con la gente que quiere entrar en la policía sobre las posibles repercusiones», dijo Wolf a The Epoch Times.

Con respecto a Ferguson, Wolf dijo, «A pesar del hecho de que existieron tres investigaciones independientes que absolvieron al policía de cualquier mala acción, ese oficial todavía tiene que vivir escondido por temor a todas las amenazas de muerte debido a la falsa información que se dio [por los medios de comunicación] con respecto al tiroteo».

Entre 2013 y 2016 —más o menos el período que siguió a las tensiones de Ferguson— el número de agentes de las fuerzas del orden estadounidenses disminuyó en un %, según la Oficina de Estadísticas de la Justicia de Estados Unidos.

Wolf ha escuchado las preocupaciones de los estudiantes, y de los padres de los estudiantes, acerca de cómo los nombres de los policías son divulgados en los medios de comunicación inmediatamente después de un tiroteo, antes que se hayan completado las investigaciones.

Reclutas de la policía asisten a su ceremonia de graduación en la sede del LAPD el 8 de julio de 2016, en Los Ángeles. (Frederic J. Brown/AFP vía Getty Images)

Wolf destaca la experiencia de una oficial de policía en Chicago como un ejemplo de cómo estas críticas públicas inmediatas impactan a la policía. En 2016, esta oficial de Chicago fue atacada por un hombre supuestamente drogado con PCP; recibió varios golpes, pero no disparó a su atacante.

«Ella [el oficial] me miró y dijo que pensaba que iba a morir, y sabía que debía dispararle a este tipo, pero eligió no hacerlo porque no quería que su familia o el departamento tuvieran que pasar por las críticas al día siguiente en las noticias nacionales», dijo el entonces jefe de la policía de Chicago, Eddie Johnson, durante una conferencia de prensa en ese momento, según informó CBS News:

Christy Allen, sargento de la división de reclutamiento del Departamento de Policía de St. Louis, habló sobre los impactos de los eventos de Ferguson. La ciudad de Ferguson es parte de la gran área metropolitana de St. Louis.

«Fue local para nosotros, pero cada departamento de policía en toda la nación (…) sintió la ira de ese incidente», dijo Allen a The Epoch Times. «Ahora tenemos este retrato en los medios de comunicación de que los policías son malos policías, los policías malos, los asesinos [y] los policías no se hacen responsables de sus acciones».

Christy Allen, sargento de la división de reclutamiento del Departamento de Policía de St. Louis. (Cortesía de Christy Allen)

«Ahí fue donde empecé a ver el mayor declive», dijo Allen. Solía ser considerado un trabajo honorable, algo de lo que se estaba orgulloso, pero eso cambió.

Algunos oficiales se trasladaron a agencias de policía más alejadas de la zona cero de Ferguson. Algunos dejaron el trabajo por completo y ha sido difícil cubrir los puestos.

En el Departamento de Policía de St. Louis, Allen dijo, «nos faltan 147 policías en este momento».

Percepciones incorrectas

La incorrecta percepción pública de la policía va más allá de una simple cuestión de cómo los oficiales usan la fuerza, dijo Jeff Shannon, un oficial de policía retirado que ahora trabaja como profesional de la salud mental en California. Es un experto en estrés y resistencia de la policía.

«El público en general tiene una visión bastante unidimensional de lo que es y hace un oficial de policía», dijo Shannon a The Epoch Times. No se trata solo de patrullar las calles y arrestar a la gente.

Los policías deben ser competentes en el uso de múltiples programas de software, dijo Shannon. Tienen que realizar múltiples tareas y ser capaces de priorizar su trabajo en cuestión de segundos. Deben ser capaces de rendir a un alto nivel físico y también reaccionar mentalmente bajo «una enorme cantidad de estrés», dijo.

Tienen que tener buenas habilidades interpersonales y ser capaces de interactuar bien con personas de todos los ámbitos de la vida. Tienen que ser capaces de trabajar bien de forma independiente y también como parte de un equipo.

Tienen que conocer la ley prácticamente tan bien como un abogado penalista.

«Todas estas habilidades son altamente deseables en diferentes industrias. Pero ellos deciden que van a trabajar por una fracción del salario que pueden obtener en otras industrias para hacer esto —proteger y servir a sus comunidades», dijo Shannon.

«Así que son realmente héroes en ese sentido. Y lo hacen a un gran precio».

Jeff Shannon, un policía jubilado que ahora trabaja como profesional de la salud mental en California, con experiencia en el estrés y la resistencia de la policía. (Cortesía de Jeff Shannon)

Él dio un ejemplo de un escenario común de los policías.

Hacer el papeleo de un arresto juvenil puede llevar cinco horas, dijo Shannon. «Se tiene que escribir todo el caso criminal contra el menor y presentarlo en ese mismo momento».

Entonces, la mayoría de las veces, el joven sería liberado el mismo día o unos días después. Y reincidir.

«Vi gente muy, muy violenta durante un período de digamos 10 años que habían sido arrestados tres, cuatro o cinco veces por delitos graves y violentos. Y cumplían seis días (…) [luego] se desestimaba el caso», dijo Shannon.

«Entonces es muy frustrante sentir que se está haciendo un buen trabajo al sacar a una persona violenta de la calle —es muy frustrante ver lo que sucede con ellos en el sistema de justicia penal».

Muchos oficiales también sufren de problemas de salud mental, dijo. Pero están acostumbrados a ser los ayudantes en vez de los que ayudan y a muchos les cuesta hablar de sus problemas, dijo Shannon.

Sin embargo, está viendo una mejora en este sentido, ya que se habla más abiertamente de la salud mental en la policía.

Estrés y suicidio en la policía

Betsy Smith, un exsargento que ahora entrena a las entidades policiales de todo el país, dijo a The Epoch Times, «La mayoría de los policías en los primeros tres años de trabajo verán más tragedias humanas que la mayoría de la gente en toda su vida».

«Morimos dos veces y media [más a menudo] por nuestra propia mano que por un asalto criminal», dijo Smith a The Epoch Times.

Al menos 228 policías estadounidenses murieron por suicidio en 2019, según la organización sin fines de lucro Blue H.E.L.P. En 2019, murieron 146 en cumplimiento del deber, según la organización sin fines de lucro Officer Down Memorial Page.

Y es un trabajo que requiere estar en constante alerta, porque nunca se sabe con qué se va a encontrar en una llamada, dijo Smith. «Cuando dejamos de hacer eso, es cuando nos matan (…) Es una forma difícil de vivir».

Dio un ejemplo hipotético. Un oficial de policía detiene una camioneta que va a exceso de velocidad, y el conductor es una madre con tres niños pequeños en el auto. «La mayoría de los ciudadanos dirán, bueno, ¿cuál es el problema? Póngale una multa y sigua adelante con su día», dijo Smith.

Pero el oficial no la conoce, no sabe quién más está en ese vehículo, si está armada o si odia a la policía. Así que un oficial bien entrenado se mantendría alerta y tendría cuidado con cualquier comportamiento sospechoso, dijo Smith.

Promoviendo la comprensión

David Klinger, profesor de criminología de la Universidad de Missouri-St. Louis, dijo a The Epoch Times que una buena forma en la que el público puede entender los tiroteos en los que intervienen policías, es ponerse en los zapatos de los oficiales. Para juzgarlo desde ese momento en vez de en retrospectiva.

En ese momento, el oficial podía sentir una amenaza genuina a su vida; pero en retrospectiva, podría resultar que el sospechoso tenía una pistola de balines réplica en vez de un arma real.

Klinger citó la decisión de la Corte Suprema en el caso Graham contra Conner. Esa decisión decía: «La razonabilidad de un uso particular de la fuerza se debe juzgar desde la perspectiva de un oficial razonable en la escena, en lugar de con la visión 20/20 de la retrospectiva».

La forma en que los civiles entienden a la policía adquiere cada vez más relevancia a medida que muchas ciudades del país deciden cómo estructurar la supervisión civil de sus departamentos de policía.

Los consejos de supervisión civil ganan poder

Los defensores de la supervisión de la policía por juntas civiles dicen que estas son necesarias para la rendición de cuentas. Los opositores dicen que obstaculizan las operaciones policiales efectivas.

La cantidad de poder que estas juntas tienen sobre las operaciones policiales difiere de un lugar a otro.

La profesora Sharon R. Fairley de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago publicó un artículo a principios de este año titulado, «¿Qué dice la encuesta?: Las ciudades de EE. UU. duplican la supervisión civil de la policía a pesar de los desafíos y la controversia».

Fairley tiene experiencia de primera mano y académica en el tema; es la antigua administradora jefe de la Autoridad de Revisión Independiente de la Policía de Chicago y de la Oficina Civil de Responsabilidad Policial.

Aunque los sistemas de supervisión civil existen desde principios del siglo XX, durante mucho tiempo se consideraron radicales. Sin embargo, «ahora pueden considerarse un elemento normativo dentro de la infraestructura de rendición de cuentas de la policía», escribió Fairley.

«Si se observa la amplia gama de modelos y sistemas en todo el país, parece que los sistemas de supervisión civil son como copos de nieve: no hay dos iguales», dijo. «Pero a pesar de la creciente prevalencia de la supervisión civil, su éxito en todo el país es a menudo objeto de debate».


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