En la pintura «Un orfebre en su tienda», una pareja elegantemente vestida está comprando ansiosamente un anillo de boda. El hombre rodea tiernamente a su prometida con el brazo, mientras ella hace un gesto de felicidad al orfebre que está pesando un anillo en una balanza. El orfebre, vestido con una elegante bata roja, se concentra en la petición de su cliente mientras prepara el anillo para la venta.
En la parte derecha de la pintura hay una pared llena de herramientas del orfebre y de los frutos de su oficio. Cada uno está representado meticulosamente. En el estante superior se exponen elegantes jarras de peltre. Según el sitio web del Museo Metropolitano de Arte (The Met), fueron creadas para los regidores de la ciudad, que las ofrecían a los invitados importantes. En el estante inferior hay un monedero abierto con perlas de siembra, y sobre un paño hay muchas gemas preciosas junto a una selección de anillos expuestos de forma muy parecida a como los veríamos en una tienda hoy en día. En el estante inferior, detrás de las gemas, están algunas de las materias primas del orfebre: de izquierda a derecha, cristal, pórfido (una roca que contiene grandes cristales) y coral.
Algunos objetos que aparecen en el cuadro parecen un poco fuera de lugar, pero están ahí para indicar las virtudes del matrimonio que se avecina. Por ejemplo, en el primer plano, a la izquierda del banco de madera con sus maravillosas vetas, hay una faja roja desechada (como un cinturón) cerca de la mujer. Está representada como si entrara en el espacio del espectador. La faja simboliza tradicionalmente la castidad y la disposición a servir, ambas consideradas como los ideales contemporáneos de un matrimonio tradicional.
En el extremo derecho del banco de trabajo, un espejo convexo refleja el mundo exterior, en el que, de pie frente a una hilera de edificios, aparecen dos cetreros que se asoman a la orfebrería. El espejo indica la vanidad, y los cetreros representan el orgullo y la codicia. Es una advertencia simbólica de los vicios que no tienen cabida en los límites de un matrimonio feliz.
Algunos estudiosos creen que la pintura es un retrato del orfebre de Brujas Willem van Vleuten, que trabajaba para el duque de Borgoña, Felipe el Bueno. En 1449, año en que se terminó la pintura, el duque encargó a van Vleuten un regalo para su sobrina nieta, María de Güeldres, para celebrar su matrimonio con Jaime II, el rey de Escocia.
Los investigadores han reforzado aún más la posibilidad de que el cuadro sea un retrato, ya que el artista, Petrus Christus, corrigió varias veces la apariencia del orfebre en su dibujo inferior, lo que indica que estaba creando la semejanza de alguien y no una figura imaginaria.
Petrus Christus
Christus fue contemporáneo de los grandes pintores flamencos Jan van Eyck y Rogier van der Weyden. Nació alrededor de 1420 en la ciudad flamenca de Baerle, actualmente en Bélgica, y trabajó en Brujas (en la región de Flandes), que en aquella época era el principal centro de arte neerlandés.
Durante más de 20 años, tras la muerte de Van Eyck en 1441 y antes de que Hans Memling llegara a Brujas hacia 1465, Christus fue el principal artista de Brujas.
Algunas fuentes creen que Christus estudió en el taller de van Eyck, e incluso terminó algunas de las obras de su maestro cuando éste murió en 1441. Sus pinturas, meticulosamente detalladas, son sin duda un reflejo de las fastidiosas pinturas de van Eyck, pero la luminosidad que éste aportaba a sus figuras no se aprecia del todo en las obras de Christus.
Sin embargo, Christus hizo importantes contribuciones al arte del Renacimiento del Norte. Se cree que ayudó a difundir el estilo de pintura del Renacimiento del Norte en Italia. Este estilo pionero se definió por el uso de Van Eyck de capas de esmalte translúcido, lo que dio como resultado una mezcla y un detalle excepcionales en sus lienzos.
No se sabe si el propio Christus viajó a Italia, pero sus pinturas sí lo hicieron. Según el sitio web del Met, casi la mitad de sus cuadros conocidos fueron encargados por italianos, tienen una procedencia italiana o española, o fueron conocidos por artistas italianos como Antonio de Mesina, que estuvo muy influenciado por la obra de Christus.
El historiador del arte E.H. Gombrich explica la diferencia entre el arte del Renacimiento norteño y el italiano en su libro «La historia del arte»:
«Es justo decir que cualquier obra que sobresalga en la representación de la bella superficie de las cosas, de las flores, las joyas o los tejidos, será de un artista del Norte, muy probablemente de un artista de los Países Bajos; mientras que una pintura con contornos audaces, perspectiva clara y un dominio seguro del bello cuerpo humano, será italiana».
Christus dominó la perspectiva de un solo punto en sus últimos cuadros, quizá replicando la perspectiva del arte italiano que poseían sus mecenas, según la página web del Museo Metropolitano. Algunas fuentes creen que su cuadro «La Virgen con el Niño entronizados y santos Francisco y Jerónimo», en el Museo Städel de Fráncfort, es el primer ejemplo de perspectiva de punto único en el arte del Renacimiento del Norte.
El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York posee cinco de los aproximadamente treinta cuadros de Petrus Christus que se conocen. Para saber más, visite MetMuseum.org
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