Intento de despertarme todos los días y tratar ese día como una vida, como una versión microcósmica de la vida misma. Me pregunto: «Nacido por la mañana y muerto por la noche, ¿cómo viviré hoy? ¿Cómo puedo tomar decisiones a lo largo del día que me permitan dormir en paz y dignidad en mi corazón?».
Hace poco me encontré con un cuadro de Gérard de Lairesse titulado «Hércules entre el vicio y la virtud». De Lairesse capturó un momento crucial en un día de la vida de Hércules. También me enfrento a situaciones como esta en mi vida diaria.
Demos un vistazo a este momento específico en la historia de Hércules.
El mito de la elección de Hércules
La historia «Elección de Hércules», fue usada por Sócrates para instruir a sus discípulos. Se cree que fue escrita primero por Prodicus de Ceos, pero ahora es más conocida por «Memorabilia», de Xenophon. A continuación mi resumen de una traducción del autor del siglo XVIII Joseph Spence:
De joven, Hércules decidió sumergirse en soledad para meditar sobre el camino que seguiría: el de la virtud o el vicio.
Mientras reflexionaba, se le acercaron dos mujeres más grandes que el tamaño natural. La primera mujer, vestida modestamente, tenía un aire decente y modesto; se acercó a Hércules como la naturaleza la había hecho: intacta y con dignidad.
La segunda mujer era más suave y redonda. Había hecho que su piel pareciera más clara y se había vestido para revelar su belleza. Prestaba mucha atención a la impresión que causaba en los demás, ya que deseaba que la tuvieran en alta estima.
La segunda mujer se apresuró delante de la primera para saludar a Hércules. Intentó persuadirlo para que siguiera su camino en la vida. Le dijo que le haría la vida «más fácil y más agradable», y le dijo: «Probarás todos los placeres de esta vida; te liberarás de todos sus problemas y preocupaciones».
Hércules le preguntó su nombre cuando terminó su discurso. Respondió: «El nombre (…) por el que se me conoce entre mis amigos, es felicidad; pero mis enemigos, por su gran buen humor, se complacen en llamarme vicio».
En ese momento, la primera mujer, virtud, se acercó a Hércules y le dio su discurso. Ella también deseaba que Hércules siguiera su camino. Le dijo:
«No te engañaré con discursos halagadores, como ella [vicio] lo hizo, sino que te presentaré las cosas según su verdadera naturaleza y los inmutables decretos de los dioses».
«De todas las cosas buenas que el Cielo concede a los mortales, no hay ninguna que se pueda conseguir sin aplicación y trabajo».
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que vicio la interrumpiera y dijera a Hércules que podía mostrarle un camino más corto hacia la felicidad.
En respuesta, virtud regañó a vicio, diciendo:
«Es cierto que fuisteis de origen celestial, pero ¿no fuisteis expulsada de la Sociedad de los Dioses? ¿Y no has sido rechazada desde entonces por todos los hombres más dignos, incluso en la Tierra? Por el contrario, mi conversación es con los Dioses y con hombres buenos, y no hay ninguna obra buena producida por ninguno de ellos sin mi influencia. Soy respetada sobre todas las cosas, por los mismos Dioses y por los mejores mortales».
Virtud terminó su discurso con la afirmación de que todos sus seguidores «miran hacia atrás con tranquilidad sus acciones pasadas; y se deleitan en sus trabajos del presente. A mi modo de ver, son favorecidos por los dioses, amados por sus amigos y honrados por su país: y cuando llega el final de sus vidas, no se pierden en un deshonroso olvido, sino que florecen en las alabanzas de la humanidad, incluso hasta la última posteridad».
No es un secreto que Hércules eligió el camino de la virtud e inspiró a muchos artistas como De Lairesse.
Composición de la escena
De Lairesse fue un pintor del siglo XVII durante la Edad de Oro de la pintura holandesa. Inicialmente, fue muy influenciado por Rembrandt, quien pintó su retrato. Más tarde, antes de quedarse ciego, De Lairesse fue influenciado por el trabajo de artistas neoclásicos franceses como Nicolas Poussin.
De Lairesse, empleó elementos más neoclásicos en su pintura «Hércules entre el vicio y la virtud». Por ejemplo, se centró más en la forma que en el color, manteniendo el color atenuado. Esta pintura alegórica usa vestimentas y temas clásicos para representar la historia de Hércules.
De Lairesse representó cinco figuras en lugar de tres: un hombre y cuatro mujeres. El hombre, por supuesto, es Hércules. A la izquierda de Hércules está virtud. Ella mira a Hércules pero apunta hacia arriba. Se presenta con modestia y dignidad.
Detrás de la figura de virtud hay otra mujer, y ella mira de reojo a Hércules. Su cabeza está ligeramente inclinada hacia arriba y tiene una mirada de dignidad en su rostro. Sostiene una antorcha débilmente encendida en su mano derecha.
A la derecha de Hércules está vicio. Está vestida en forma promiscua e intenta seducir a Hércules con caricias. Mira a Hércules con adoración. Sobre su hombro hay otra mujer mayor que se lleva el dedo a la boca como si guardara un secreto. La mujer mayor nos mira.
Hércules también nos mira directamente y es el punto focal de la pintura. Las dos figuras de la izquierda miran a Hércules mientras que las dos de la derecha se inclinan hacia él, lo que refuerza a Hércules como punto focal. Además, el garrote que Hércules sostiene sobre su hombro derecho y el recorrido de su brazo izquierdo crean una «X» en su cabeza. Estos elementos de composición, junto con el mayor grado de contraste que describe la forma de Hércules, refuerzan la presencia de este en la pintura.
¿Podemos descifrar qué camino eligió Hércules? ¿Quiénes son las otras dos mujeres? ¿Por qué Hércules y la mujer mayor nos miran? ¿Por qué Hércules es el punto focal?
También es nuestra elección
El lenguaje corporal de Hércules revela el camino que eligió. Hércules usa su mano izquierda para mantener el vicio a distancia y se aleja ligeramente en dirección a la virtud. Sostiene su garrote en la mano para indicar que está listo para enfrentar cualquier desafío que se le presente. Hércules no elige el camino «fácil» del vicio.
Veo a las mujeres detrás de la virtud y el vicio como sus verdaderas representaciones. En otras palabras, el vicio se presenta como algo que no es para atraer a Hércules con placer y comodidad inmediata. Su verdadera representación, la consecuencia de tomar su camino, es lo opuesto a lo que ella ofrece, una oferta que es tentadora solo si su resultado se mantiene en secreto. ¿Es por eso que la mujer mayor detrás del vicio —la verdadera— nos mira con el dedo en la boca como si nos pidiera que guardáramos su secreto?
El secreto es que el vicio hizo algo feo —ella misma— para parecer bella. ¿Es por eso que la verdadera representación de vicio es la de una anciana?
El mito revela este aspecto del vicio ya que, en un momento dado, la virtud se refiere al engaño del vicio cuando dice: «A los que te siguen, se les roba la fuerza cuando son jóvenes y se les priva de la sabiduría cuando envejecen. En su juventud se educan en la indolencia y en toda clase de delicadezas; y pasan su vejez con dificultades y angustias».
La verdadera representación de la virtud, sin embargo, se presenta con dignidad y orgullo. Las consecuencias del camino de la virtud son de las que podemos estar orgullosos. No importa cuán difíciles y oscuras se vuelvan las cosas en nuestras vidas, la virtud está ahí para iluminar nuestro camino, incluso si la luz es tenue. ¿Es por eso que la verdadera representación de la virtud sostiene la antorcha en su mano?
Aquí también vemos un gran contraste entre la virtud y el vicio: una ilumina nuestro camino por nosotros, y el otro oscurece la verdad de nuestro camino en secreto.
¿Pero por qué, entonces, es Hércules el punto focal? ¿Por qué no representar la virtud o el vicio como el foco? Hércules tiene algo en común con nosotros: tiene que tomar decisiones difíciles. Nos mira como si fuera a compartir este momento tan común, un momento que requiere que ejerzamos nuestra libertad para elegir el camino de nuestras vidas.
En cierto modo, también nos está desafiando. Nos está mostrando el camino que tomó, el camino difícil, y en su mirada hacia nosotros, parece preguntar: «¿Puedes tomar el camino menos transitado, el camino difícil, el camino de la virtud?» Así que no solo comparte un momento con nosotros, sino que también nos advierte que consideremos profundamente las consecuencias de nuestras acciones.
Todos tenemos el poder de elegir lo que haremos con nuestros días, con nuestras vidas. Tenemos la opción de elegir la virtud o el vicio. A veces daremos un paso en falso, pero esperemos que la historia de Hércules y este cuadro de De Lairesse nos recuerden que nunca debemos abandonar el camino de la virtud.
El arte tiene una increíble habilidad para señalar lo que no se puede ver, así que podemos preguntarnos «¿Qué significa esto para mí y para todos los que lo ven? ¿Cómo influyó en el pasado y cómo podría influir en el futuro? ¿Qué sugiere sobre la experiencia humana?» Estas son algunas de las preguntas que exploramos en nuestra serie Alcanzando el interior: lo que el arte tradicional ofrece al corazón.
Eric Bess es un artista representativo activo. Actualmente es estudiante de doctorado en el Instituto de Estudios de Doctorado en Artes Visuales (IDSVA).
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