Una fecha que vivirá en la infamia

Por Brian Giesbrecht
10 de mayo de 2020 7:12 PM Actualizado: 10 de mayo de 2020 7:12 PM

Opinión

La teoría de que el nuevo coronavirus de Wuhan, que ahora está causando estragos en todo el mundo, es un arma biológica producida en un laboratorio de nivel 4 en Wuhan, China (el Instituto de Virología de Wuhan) es probablemente la «teoría de la conspiración» más popular que actualmente está de moda en Internet.

Se han dedicado millones —quizá miles de millones— de palabras en los debates sobre qué murciélagos de herradura fueron encontrados y dónde, qué científicos chinos han desaparecido y así sucesivamente.

Francamente, no sabemos dónde se originó el nuevo coronavirus. Sólo el Partido Comunista Chino (PCCh) lo sabe y no lo dice. ¿Fue en el «mercado húmedo» como los portavoces del PCCh sostuvieron originalmente, o vino tal vez como un experimento que salió terriblemente mal del cercano Laboratorio de Nivel 4? ¿Fue el virus natural o fue diseñado? Según el Pentágono, la mayoría de las opiniones indican que es un virus natural, no diseñado. Pero eso no descarta que viniera de un laboratorio.

El Secretario de Estado de EE.UU., Michael Pompeo, dice que hay «enormes evidencias» de que el brote del virus comenzó en un laboratorio.

Ese «mercado húmedo» (en realidad un mercado de mariscos) fue convenientemente demolido hace mucho tiempo y los funcionarios del PCCh ni siquiera admiten ahora que el virus se originó en Wuhan, sólo que se encontró allí por primera vez. De hecho, algunos de sus funcionarios le están diciendo a su propia gente que el virus se originó en una instalación militar de Estados Unidos.

Por lo tanto, dada la alta probabilidad de que el PCCh continúe prevaricando, ofuscando e impidiendo que la verdad salga a la luz, puede que nosotros nunca sepamos la verdad. En pocas palabras, el hecho de que el PCCh pasó seis semanas cruciales cubriendo la gravedad de lo que estaba sucediendo en Wuhan significa que cualquier cosa que diga el PCCh no puede tomarse al pie de la letra.

Pero un hecho que el PCCh no pudo ocultar es que detuvo todos los viajes desde Wuhan a otros puntos de China, pero falló en impedir que decenas de miles de residentes de Wuhan siguieran volando por todo el mundo, infectando a millones de personas. El 23 de enero de 2020, Wuhan fue completamente cerrada y a nadie de la ciudad se le permitió viajar a otras partes de China.

Recuerde esa fecha —23 de enero de 2020— porque esa fecha vivirá en la infamia. Al igual que el 7 de diciembre de 1941, cuando Japón bombardeó Pearl Harbour, el 23 de enero de 2020 será recordado en la historia como el día en que el PCCh, consciente o inconscientemente, desató un cataclismo en el mundo entero. El Partido Comunista Chino eligió infectar al resto del planeta.

El 7 de diciembre de 1941, mataron a 2000 personas. El 23 de enero de 2020, ya ha matado cien veces más y se sigue contando. A pesar de detener todo el tráfico desde Wuhan a todas las demás partes de China, el PCCh —asombrosamente— no detuvo los vuelos a Europa, América del Norte, África y todos los demás puntos.

De hecho esos vuelos sólo cesaron cuando se impusieron prohibiciones de viaje por parte de las naciones, las cuales se dieron cuenta tardíamente de que estaban admitiendo decenas de miles de viajeros infectados procedentes de Wuhan. No es una coincidencia que Italia, Irán, Gran Bretaña y Estados Unidos estuvieran tan gravemente infectados. Esos fueron los destinos de muchos de esos viajeros de Wuhan.

Pero esto se pone peor. El PCCh no sólo no detuvo voluntariamente los vuelos procedentes de Wuhan el 23 de enero de 2020, o en cualquier fecha, sino que se quejó amargamente cuando los países infectados comenzaron a tomar medidas para dejar de admitir a los viajeros procedentes de Wuhan. El PCCh utilizó a sus ‘amigos’ de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para quejarse de que tal acción era «racista» e impropia. Esto es lo que Tedros Ghebreyesus, jefe de la OMS y marioneta virtual del PCCh , dijo en su nombre el 3 de febrero de 2020:

«No hay razón para medidas que interfieran innecesariamente con los viajes y el comercio internacional», comunicó.

Sorprendentemente pronunció esas palabras en un momento en que él y el PCCh eran plenamente conscientes de que el nuevo coronavirus era transmisible de humano a humano y muy mortal, pero antes de que el resto del mundo estuviera plenamente informado de esos hechos.

El PCCh continuó oponiéndose a las prohibiciones de vuelo y ocultando la grave naturaleza de la crisis del virus de Wuhan hasta que la OMS declaró el 11 de marzo de 2020, finalmente, que el coronavirus era una pandemia.

Así que eso es lo que el PCCh —el partido de Mao— le hizo al mundo. Estamos ahora en un punto en el que cientos de miles de personas han muerto, billones de dólares de daños económicos han sido infligidos al mundo y el futuro se ve tanto incierto como inestable. Todo esto se debe al 23 de enero de 2020, cuando el PCCh no detuvo el tráfico de Wuhan al mundo, pero sí el de Wuhan al resto de China. ¿Es «infamia» una palabra demasiado fuerte para lo que hizo el PCCh? No lo creo.

Hay pocas dudas de que si el PCCh hubiera impedido que el tráfico fluyera hacia el resto del mundo el 23 de enero de 2020, al mismo tiempo que detuvo el tráfico que fluye desde Wuhan hacia el resto de China, no habría habido ninguna pandemia. De hecho, el brote del nuevo coronavirus probablemente habría sido una epidemia controlable limitada a Wuhan y partes de la provincia de Hubei. Una estimación creíble es que el PCCh podría haber limitado un 95 por ciento de los daños simplemente siendo honesto con el mundo.

Si hubiera tenido esa simple honestidad, no hay duda de que las naciones del mundo habrían rápidamente cerrado todos los vuelos, aún si el PCCh no hubiera hecho esa cosa decente.

Por lo tanto, dadas las acciones desmedidas —o la falta de acción— del PCCh, ¿es «arma biológica» una palabra demasiado dura para describir su decisión de enviar a decenas de miles de residentes de Wuhan infectados a todas partes del mundo? ¿No fue cada uno de esos residentes wuhaneses infectados a los que el PCC permitió viajar a Occidente el equivalente a un arma mortal? De hecho, no estoy seguro de que haya una palabra demasiado dura para lo que ha hecho el PCCh. ¿Qué podría posiblemente tener el PCCh para actuar de manera tan inconsciente —y probablemente racista?¿En qué estaban pensando?

Después de todo, China tiene una de las civilizaciones más antiguas y sofisticadas del mundo. Las ciudades, las bibliotecas y las altas artes chinas estaban floreciendo cuando Europa era aún un páramo y las Américas no tenían ciudades ni bibliotecas de ningún tipo. El pueblo chino siempre ha estado entre las personas más decentes y trabajadoras del planeta.

Para aquellos que argumentan que la democracia liberal y la libertad son de alguna manera antitéticas para los chinos, sólo tienen que mirar a la pequeña Taiwán, frente a la costa de China. Allí, el pueblo chino ha construido con éxito una floreciente democracia liberal, donde la gente disfruta de niveles de libertad y prosperidad inimaginables para China continental.

También uno puede mirar a Hong Kong, donde los valientes hongkoneses tratan desesperadamente aferrarse a sus libertades y evitar convertirse en otra ciudad controlada por el estado del PCCh.

Entonces, ¿qué pasó en el continente? ¿Cómo pudo esta impresionante nación degenerar hasta el punto de exportar a sabiendas la muerte y la destrucción a todo el mundo fuera de sus fronteras?

La simple respuesta es la determinación sangrienta del PCCh de mantenerse en el poder a cualquier costo.

Desde que llegó al poder en 1949, ese partido ha matado de hambre y tratado con brutalidad a sus ciudadanos, aplastando toda disidencia. El partido de Mao fue responsable de la muerte de al menos 60 millones de personas durante su brutal reinado.

Se esperaba que la visita histórica del expresidente Richard Nixon a China en 1972 diera paso a una China más humana, liberal y cooperadora. De hecho al menos después de que el tirano Mao Zedong finalmente expirara en 1976, los nuevos líderes permitieron que la capacidad natural del pueblo floreciera y que los elementos de la libre empresa prevalecieran. A través del trabajo duro y el empresariado millones de personas salieron de la pobreza.

Pero el PCCh nunca dejó que las libertades humanas se desarrollaran, por lo que el aumento de la prosperidad ha tenido un precio enorme. El partido mantiene un control absoluto y no tolerará la disensión. El partido también controla los medios de comunicación y ha ejercido cada vez más control incluso sobre organizaciones como la OMS, que, en teoría, son apolíticas. El PCCh pervierte tales organizaciones.

Es ese control despiadado, la determinación de sofocar la disidencia y la actitud racista hacia cualquiera que no sea chino es lo que ha permitido que esta pandemia completamente innecesaria se salga de control. El hecho es que el totalitarismo del PCCh no tiene conciencia.

Los próximos años se dedicarán a examinar cómo las cosas salieron tan mal. Pero ya es bastante claro que la OMS estaba demasiado ansiosa por complacer a los líderes del PCCh. La combinación de un arrogante PCCh y el liderazgo títere de la OMS es responsable de la pena y sufrimiento, en una escala colosalmente trágica.

Si alguien esperaba que de esta catastrófica pandemia surgiera un PCCh más arrepentido, sus esperanzas se han visto frustradas de inmediato.

Según se informa, la China que ahora se ha recuperado del virus está aprovechando a un Occidente debilitado para neutralizar a Hong Kong y acosar a sus vecinos. En lugar de ofrecer disculpas y compensaciones, el envalentonado PCCh difunde información falsa de que el coronavirus se originó en el ejército estadounidense y se niega incluso a admitir que el virus se originó en Wuhan, reconociendo sólo que «fue descubierto por primera vez [allí]».

Una señal verdaderamente desalentadora de la forma en que el PCCh planea comportarse en la era pospandémica es su intento de chantajear a Francia, es decir, que ayudará a una Francia infectada por el coronavirus sólo a cambio de que Francia permita el ingreso de Huawei 5G a ese país.

Otro ejemplo desalentador es que China sigue manteniendo como rehenes a dos canadienses al estilo medieval, en un esfuerzo por chantajear a Canadá para que renuncie al estado de derecho. La audacia es asombrosa: después de poner de rodillas a Francia con el virus exportado de Wuhan, el PCCh utiliza esa vulnerabilidad para salirse con la suya. Hacia Canadá, actúa como un gángster. Esto es kafkiano a escala cósmica.

Los juicios contra China ya han comenzado. Es irónico que el estado de Missouri, donde el discurso de Winston Churchill sobre el Telón de Acero anunció oficialmente la Guerra Fría con la URSS, fuera el primer estado en demandar.

Se puede decir que la Guerra Fría comenzó cuando Churchill pronunció ese discurso en el Westminster College en Fulton, Missouri, el 5 de marzo de 1946. En sus famosas palabras él dijo: «Desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático, una cortina de hierro ha descendido a través del continente».

Aunque la URSS ya no existe, esa destructiva Guerra Fría continúa en forma modificada hasta el día de hoy. Cualquiera que dude de que Occidente esté ahora inmerso en una Guerra Fría igualmente tensa e igualmente destructiva con la China comunista sólo tiene que mirar lo que el PCCh hizo —o más bien no hizo— el 23 de enero de 2020.

Lo que viene después no lo sabemos. Occidente busca alguna señal de que el PCCh quiera disculparse y al menos discutir una compensación. Por lo menos quiere alguna señal de que el PCCh mostrará más cooperación y menos hostilidad hacia Occidente y que ofrecerá más libertad a su propio pueblo. Si esas señales no llegan, las próximas décadas serán muy difíciles. Hasta ahora, lo miramos en vano.

El 23 de enero de 2020, es una fecha que vivirá en la infamia.

Brian Giesbrecht es un juez retirado y un miembro senior del Centro Fronterizo de Políticas Públicas.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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