Una fricción entre habitantes y policías en una población considerada parte de un bastión político de Evo Morales, en plena cuarentena por el virus del PCCh en Bolivia, hizo que el Gobierno interino anuncie este viernes acciones penales.
Videos difundidos en redes sociales muestran como una multitud increpaba la pasada noche a integrantes de una patrulla policial en Shinaota, una pequeña ciudad ubicada en el trópico de Cochabamba, parte del bastión político del Movimiento al Socialismo (MAS) del expresidente Morales.
Las imágenes reflejan como entre gritos de amenazas y burlas el tumulto pedía a casi una decena de policías dejar una patrulla y seguir a pie hasta su destino en plena noche, mientras muchos otros mirones grababan desde sus teléfonos móviles.
«Han querido flagelar policías», dijo el ministro interino de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, en una rueda de prensa en la ciudad boliviana de Santa Cruz, junto a su colega interino de Defensa, Luis Fernando López.
Murillo apuntó por este hecho a un grupo de dirigentes cocaleros, alcaldes y seguidores del MAS de esa región, que supuestamente «buscan la confrontación» y «muertos».
El ministro interino de Gobierno aseguró que caerá «todo el peso de la ley» sobre los responsables, a los que acusó de violar los derechos de los policías, la Constitución y vulnerar el decreto supremo que impone restricciones de circulación y aglomeraciones ante la pandemia del COVID-19.
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«No les importa que puedan contagiarse con el coronavirus y ponen en riesgo a toda su población», recriminó Murillo, que advirtió de que los controles entre policías y militares continuarán en aquella región de Bolivia.
«Las Fuerzas Armadas están indignadas por la humillación que han sufrido nuestros camaradas de la Policía», manifestó a su turno el ministro interino de Defensa.
Ambas autoridades resaltaron la labor de colaboración de militares que auxiliaron a los policías afectados y que no pasó a mayores incidentes, según manifestaron.
El incidente se produce en el primer día en que la Policía Boliviana había regresado a la zona tras cerca de cinco meses de ausencia, después de ser expulsada por pobladores de la región cocalera del Chapare, en la que Evo Morales mantiene un importante número de seguidores.
Morales conserva el puesto de dirigente de federaciones de cocaleros, con el que se dio a conocer antes de dar el salgo a la política, y fue esta zona a la que acudió para anunciar en noviembre pasado su renuncia, protegido por sus seguidores en el Chapare, denunciando que era forzado en medio de presiones de policía y militares, entre otras, para derrocarlo tras casi catorce años en el poder, para luego salir de su país.
El Trópico de Cochabamba, en el centro del país, es una de las regiones en las que se vivieron más momentos de tensión durante la crisis política y social de octubre y noviembre del año pasado en Bolivia.
Parte de la resistencia de pobladores de aquella región hacia la Policía y los militares es porque entienden que supuestamente presionaron para que Morales dejara la Presidencia del país.
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