Vacunas contra COVID-19 se relacionan con el autismo, según un estudio de ratas vacunadas

Por Naveen Athrappully
13 de enero de 2024 5:47 PM Actualizado: 13 de enero de 2024 5:47 PM

Un estudio realizado en Turquía descubrió que las ratas hembra, a las que les administraban la vacuna de ARNm contra COVID-19, daban a luz crías que presentaban síntomas de autismo y un menor recuento de neuronas en el cerebro.

El estudio, revisado por expertos y publicado en la revista Neurochemical Research el 10 de enero, examinó los vínculos entre las vacunas de ARNm contra COVID-19 y los trastornos del desarrollo neurológico, con especial atención al autismo. La investigación analizó la descendencia de las ratas preñadas a las que se les administró durante la gestación la vacuna de ARNm contra COVID-19 de Pfizer. Los investigadores descubrieron que la vacuna tenía un «profundo impacto en las vías clave del neurodesarrollo», y que las crías macho mostraban «comportamientos pronunciados similares al autismo, caracterizados por una marcada reducción de la interacción social y de los patrones repetitivos de comportamiento».

«Además, se produjo una disminución sustancial del recuento neuronal en regiones cerebrales críticas, lo que indica una posible neurodegeneración o un desarrollo neurológico alterado. Las ratas machos también mostraron un rendimiento motor deteriorado, evidenciado por una menor coordinación y agilidad».

En el estudio, las ratas hembra fueron asignadas aleatoriamente a dos grupos. Las del Grupo 1 recibieron una inyección salina intramuscular el decimotercer día de gestación, mientras que las ratas del Grupo 2 recibieron la vacuna de Pfizer el mismo día. Había siete ratas hembras en el Grupo 1 y ocho en el Grupo 2, con un total de 15 ratas.

En conjunto nacieron 41 crías: 20 en el grupo de la solución salina y 21 en el de las vacunadas. Las crías fueron sometidas a múltiples exámenes de comportamiento durante 50 días después de su nacimiento, y los investigadores anotaron sus resultados:

– Examen de campo abierto, que evaluó la actividad locomotora general y la ansiedad.

– Comportamiento de las crías inducido por la novedad, que evaluó los comportamientos exploratorios de las crías.

– Examen de sociabilidad y novedad social en tres cámaras, que evaluó la sociabilidad de las crías.

– Prueba Rotarod, que analizó las habilidades motoras y la resistencia de las crías.

Los investigadores hallaron una «diferencia significativa» entre los machos y las hembras del grupo vacunado en cuanto a la coordinación motora y el equilibrio.

Sin embargo, no se observaron diferencias en la coordinación motora y el equilibrio en las crías de las ratas a las que se administró suero salino.

En las pruebas de sociabilidad, se observó que las crías macho del grupo vacunado pasaban «significativamente menos tiempo» con ratas que les eran extrañas en comparación con las crías macho del grupo de la solución salina.

Esta diferencia no existía al comparar las crías hembras del grupo vacunado con las del grupo de la solución salina.

Los resultados «subrayan la importancia de considerar el sexo como variable biológica en la investigación sobre las vacunas y ponen de relieve la necesidad de realizar estudios específicos para explorar más a fondo las implicaciones de estos efectos específicos del sexo».

El estudio fue financiado por el Consejo de Investigación Científica y Tecnológica de Turquía, y los autores declararon no tener conflictos de intereses.

Análisis cerebral

Una vez analizadas las crías de las ratas, los investigadores les practicaron la eutanasia, les extrajeron sus cerebros y los sometieron a evaluaciones bioquímicas e histológicas. La histología se refirió a la estructura microscópica de los órganos, tejidos y células.

De forma similar a las pruebas de comportamiento, las evaluaciones bioquímicas e histológicas también descubrieron que las crías macho de los grupos vacunados estaban siendo afectadas.

Estas crías presentaban «recuentos neuronales significativamente reducidos» en ciertas regiones del hipocampo en comparación con los machos del grupo de solución salina. El hipocampo es la parte del cerebro encargada de la formación de nuevos recuerdos, el aprendizaje y las emociones.

De manera similar, el recuento de células de Purkinje en el cerebelo también fue “significativamente menor” en la descendencia masculina del grupo vacunado. Las células de Purkinje son un tipo de neurona ubicada en el cerebro.

«No se encontraron diferencias significativas» entre las hembras de los grupos vacunado y salino, en términos de recuentos neuronales en el hipocampo o en recuentos de células de Purkinje».

Los investigadores también observaron los niveles de BDNF en el cerebro y la expresión del gen WNT entre los descendientes.

BDNF es una proteína que influye en las funciones cerebrales, como al inducir un nuevo crecimiento neuronal, al prevenir la muerte de células cerebrales existentes y al apoyar las funciones cognitivas. Los niveles bajos de BDNF se han relacionado con un desarrollo neuronal deficiente, el Alzheimer y la disfunción de los neurotransmisores.

Por su parte, la WNT se ha relacionado con la secreción de proteínas de señalización implicadas en el desarrollo neurológico.

Tanto en los descendientes masculinos como femeninos del grupo vacunado, se encontró que los niveles de BDNF en el cerebro estaban «significativamente disminuidos» en comparación con sus contrapartes del grupo de solución salina.

La expresión del gen WNT estuvo «significativamente disminuida» en los descendientes masculinos del grupo vacunado en comparación con los machos del grupo de solución salina. En las hembras, la descendencia del grupo vacunado mostró una expresión del gen WNT “no significativamente mayor” que el grupo de solución salina.

«La vacuna de ARNm contra COVID-19 parece inducir comportamientos similares al autismo en ratas macho, afectando las vías WNT y BDNF en ambos sexos», dice el estudio. «Este resultado específico de género enfatiza las preguntas sobre la influencia de la vacuna en la función y estructura del cerebro».

«Existe una prevalencia notablemente mayor de TEA (trastorno del espectro autista) en machos que en hembras, lo que apunta a factores biológicos innatos que afectan la manifestación de los trastornos del desarrollo neurológico de manera diferente entre sexos».

Los autores pidieron que se realicen más investigaciones sobre estos temas para «validar estos hallazgos en poblaciones humanas y desentrañar los complejos mecanismos subyacentes a los efectos observados».

Estudio «impactante»

El estudio provocó fuertes reacciones de la comunidad científica. El radiólogo e investigador del cáncer, William Makis, calificó los hallazgos del estudio de “impactantes” en un posteo en X, el 12 de enero.

«Es hora de detener inmediatamente las vacunas de ARNm contra COVID-19 y comenzar a evaluar el daño incalculable causado a la próxima generación», dijo el investigador.

Citando el estudio, la periodista Sally Beck señaló que el medio de comunicación BBC “implacablemente insistió por la vacuna contra covid en las mujeres embarazadas”.

La Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses (AAPS) compartió el estudio a través de su cuenta X. El mes pasado, la AAPS pidió que las vacunas contra COVID-19 fueran “retiradas del mercado”.

“No se ha demostrado en ensayos controlados aleatorios que las vacunas genéticas contra COVID-19 sean efectivas para prevenir la infección, la transmisión, la hospitalización o la muerte”, dijo la AAPS en una declaración del 31 de diciembre.

«Existen numerosas señales de seguridad, incluido un exceso de muertes súbitas, que en el pasado habrían provocado la retirada inmediata de vacunas o medicamentos del mercado».

Un estudio publicado en la revista Vaccines en octubre también vinculó las vacunas contra COVID-19 con problemas neurológicos.

El estudio encontró que alrededor del 31.2 por ciento de las personas vacunadas desarrollaron complicaciones neurológicas posteriores a la vacunación, particularmente entre las que recibieron la inyección de AstraZeneca.

El perfil de riesgo neurológico de la vacuna AstraZeneca incluyó dolores de cabeza, temblores, espasmos musculares, insomnio y tinnitus, mientras que el perfil de riesgo de la vacuna Moderna incluyó somnolencia, vértigo, diplopía (visión doble), parestesia (sensación de entumecimiento o picazón en la piel), alteraciones del gusto y del olfato y disfonía (ronquera o pérdida de la voz normal).

En cuanto a las vacunas de Pfizer, los investigadores encontraron “un mayor riesgo” de niebla cognitiva o dificultad para concentrarse.


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