Las investigaciones han demostrado que las vacunas contra COVID-19 basadas en ARNm reducen las bacterias pertenecientes al género bifidobacteria, una bacteria intestinal común y beneficiosa. La vacunación contra COVID también está relacionada con la reducción de la biodiversidad intestinal.
Los trabajos de la Dra. Sabine Hazan, gastroenteróloga y directora general de ProgenaBiome, un laboratorio de investigación genómica del microbioma, revelaron que tras la vacunación contra COVID-19, los niveles de Bifidobacteria de las personas pueden disminuir hasta en un 90%. Algunos de sus datos no publicados descubrieron que los niveles de bifidobacteria son mínimos en las personas vacunadas.
Las bifidobacterias se encuentran entre los primeros microbios que colonizan el tracto gastrointestinal del bebé a su paso por el canal del parto de la madre. Se cree que ejercen efectos positivos sobre la salud de su huésped.
Las bifidobacterias interactúan con el sistema inmunitario, y su presencia se relaciona con una mejora de la inmunidad frente a agentes patógenos y el cáncer.
Los trabajos previos de la Dra. Hazan en pacientes hospitalizados por COVID-19 mostraron que los pacientes que padecían COVID-19 grave tendían a no tener o a tener niveles bajos de Bifidobacteria, mientras que aquellos con mayores reservas de bifidobacteria tendieron a desarrollar una infección asintomática.
En su investigación, encontró que un par de hermanos estaban inscritos para los ensayos clínicos de la vacuna contra COVID-19. «Un hermano recibió el placebo y la otra recibió la vacuna. Solo la hermana que recibió la vacuna resultó perjudicada (…) y ella no tiene la bacteria bifidobacteria. Su hermano, que recibió el placebo y no resultó dañado, tiene esta bifidobacteria», dijo la Dra. Hazan a The Epoch Times.
La importancia de las bifidobacterias
La pérdida de bifidobacterias se descubrió comparando la diversidad del microbioma antes y después de la vacunación. Generalmente, la pérdida es transitoria, aunque en casos más extremos puede persistir durante más de nueve meses.
También hay casos raros en los que aumenta la población de bifidobacterias de los pacientes. La Dra. Hazan habló de que la población de bifidobacterias de un paciente se duplicó con creces un mes después de la vacunación. Sin embargo, entre seis y nueve meses después de la vacunación, el número de bifidobacterias del paciente había caído a cero.
La Dra. Hazan dijo que se desconoce por qué los niveles de bifidobacterias de algunas personas aumentan después de la vacunación.
Las bifidobacterias son un probiótico común y está bien establecido que los humanos pueden consumirlas para mejorar la salud intestinal. De hecho, los productos que contienen bifidobacterias representan billones de dólares en cuota de mercado del mercado de probióticos.
La ausencia de bifidobacterias está relacionada con enfermedades crónicas, como diabetes, cáncer y enfermedades autoinmunes. Algunos estudios han demostrado que la administración de Bifidobacterias probióticas puede ayudar a mejorar las condiciones diabéticas y ayudar a combatir el cáncer.
Pérdida de otros microbios después de la vacunación
A algunos pacientes les pueden faltar otros microbiomas después de la vacunación, pero tratar de rastrear qué microbios podría haber tenido el paciente antes de la vacunación implica un trabajo forense difícil, según la Dra. Hazan.
Un estudio realizado por investigadores de Hong Kong encontró que la administración de la vacuna de ARNm contra COVID-19 estaba directamente relacionada con una reducción de la biodiversidad intestinal, lo que resultaba en una pérdida de al menos 10 microbios diferentes.
Si bien algunas personas vacunadas experimentaron un aumento en ciertas bacterias, la vacunación redujo la diversidad general del microbioma.
Los autores también señalaron que los riesgos de reacciones adversas comunes, como fiebre, dolores de cabeza, dolor en los lugares de inyección, etc., también pueden estar relacionados con las bacterias en el intestino. Por ejemplo, los pacientes con niveles elevados de bifidobacterias tendían a ser menos propensos a desarrollar reacciones adversas a las vacunas.
Un microbioma intestinal con baja biodiversidad se asocia con mala salud y envejecimiento. Después del nacimiento, los bebés desarrollan un microbioma intestinal muy diverso. A medida que envejecen, pierden esta diversidad, ya que desarrollan enfermedades, toman antibióticos y medicamentos, comen de manera poco saludable, duermen menos, etc.
Las bifidobacterias pueden constituir hasta el 95% del microbioma intestinal del bebé durante la infancia. Luego disminuye y se estabiliza en menos del 10% en la edad adulta.
Sin embargo, la Dra. Hazan ha visto casos de bebés amamantados por madres vacunadas que no poseen bifidobacterias. Se desconocen las consecuencias a largo plazo de esto, especialmente porque las bifidobacterias participan en la construcción del sistema inmunológico de una persona.
La creciente conciencia sobre la importancia del microbioma intestinal en la salud ha llevado a algunos padres a congelar las primeras heces de sus bebés para un trasplante fecal en el futuro, dijo a The Epoch Times el Dr. Yusuf Saleeby, un médico internista. A medida que el bebé crece y su microbioma se agota, se puede trasplantar la muestra fecal para corregir la composición del microbioma intestinal.
«Si el niño se enferma y hay disbiosis, los padres pueden volver a la empresa (…) y reinocular esos microbios nuevamente en el bebé, para tratar de devolverle lo que debería haber tenido», explicó el Dr. Saleeby.
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