Muchas calles de Puerto Príncipe se encuentran bloqueadas con automóviles y camiones, con todo tipo de objetos que los vecinos colocan para evitar la entrada de las bandas armadas a sus barrios.
Esta es la situación que EFE encontró este viernes en las zonas capitalinas de Delmas 31 y Delmas 33, donde el presidente de una junta de vecinos, James Polimo, explicó que es la forma que tienen para «autoprotegerse» de la violencia de las pandillas, sus ataques, matanzas, violaciones y secuestros.
Según dijo Polimo a EFE, aunque en su barrio como tal no hay bandas cerca, se protegen porque recientemente miembros de grupos armados intentaron secuestrar a una persona que trabaja en la zona. Los habitantes, al darse cuenta, tuvieron que cortar las calles «para que no le cayeran encima».
Esos bloqueos dan a los vecinos una mayor sensación de seguridad y, agregó, «aunque no están protegidos al cien por cien, se sienten más seguros que al otro lado de la barrera».
«Aquí dentro un 50 por ciento puede dormir por la noche porque se sienten protegidos», afirmó Polimo ante la extrema inseguridad en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, en buena parte bajo control de las pandillas y en medio de una violencia que ha obligado a miles de personas a abandonar sus casas y convertirse en desplazados dentro de la ciudad o a huir a otras zonas del país o al extranjero.
Pese a las dificultades que el corte de calles conlleva para los vecinos a la hora de acceder al barrio, no les importa porque «cuando entran, se sienten más seguros que afuera».
Añadió que, si un miembro de las bandas decidiera entrar a su barrio, «no podría estar allí más de tres minutos porque los vecinos lo atraparían».
Al ser preguntado sobre cómo ve el próximo despliegue de la misión multinacional de apoyo a la seguridad, liderada por Kenia y que cuenta con el visto bueno de la ONU, Polimo aseguró que será bienvenida, pero considera que «el problema de Haití son los mismos haitianos, que tienen que estar juntos para poder dar seguridad al país y resolver los problemas».
En su opinión, los efectivos internacionales vienen a Haití para proteger al país, pero «somos nosotros los que tenemos que ponernos delante» a la hora de resolver la situación.
A principios de mayo, el ministro de Asuntos Exteriores de Bahamas, Fred Mitchell, cuyo país enviará también efectivos a Haití, anunció que el despliegue de la misión multinacional para restaurar la seguridad comenzaría el 26 de este mes.
Biden recibió el jueves en la Casa Blanca al presidente keniano, William Ruto, y elevó de hecho el nivel de la alianza bilateral al designar al país africano como ‘aliado principal fuera de la OTAN’ por su liderazgo en esa misión que se desplegará en Haití.
En rueda de prensa, Biden prometió apoyo logístico a la misión multinacional de seguridad, pero reiteró que Estados Unidos no enviará soldados a Haití.
Para el despliegue de esa fuerza, que estará compuesta por unos 2500 efectivos de países de distintos continentes, la Administración de Biden comprometió 300 millones de dólares y calculó que la misión tendrá un costo anual de entre 500 y 600 millones, por lo que ha presionado a sus aliados para que realicen más aportaciones.
La crisis política, social y económica y la escalada de la violencia se han traducido en numerosos cambios en Haití, con consecuencias como la dimisión de Henry y la creación de un Consejo Presidencial de Transición, que debe llevar a la celebración de elecciones presidenciales.
Solo el año pasado la violencia causó 8000 víctimas en Haití, donde las bandas controlan gran parte de Puerto Príncipe y otras zonas del país.
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