BOGOTÁ, Colombia – Los refugiados venezolanos que huyen de la dictadura socialista de Nicolás Maduro hacia Cúcuta, un pueblo fronterizo y húmedo, dicen que se han inspirado en el discurso del presidente Donald Trump dirigido a la comunidad venezolana y pronunciado en Miami el 18 de febrero, estimulando la esperanza de un cambio a medida que el líder de Estados Unidos resalta la difícil situación al panorama mundial.
Más de tres millones de venezolanos han huido de la pobreza y la hambruna en su tierra natal provocada por años de políticas socialistas instituidas por Maduro y su predecesor, Hugo Chávez. El éxodo continúa a pesar de que el control de Maduro sobre las riendas de la que fuera una nación rica en petróleo se enfrenta a su reto más importante hasta la fecha.
En enero la Asamblea Nacional declaró ilegítima la presidencia de Maduro, con Juan Guaidó como líder de la asamblea asumiendo la Presidencia interina. El Presidente Donald Trump rápidamente reconoció a Guaidó como líder interino del país, mientras vastas multitudes inundaban las calles de las principales ciudades venezolanas en su apoyo.
En un discurso dirigido a los venezolanos en Miami, Trump reiteró su apoyo a Guaidó advirtiendo a los militares venezolanos que no apoyen a Maduro, y fustigando al socialismo y al comunismo como ideologías fracasadas y mortales. Los venezolanos que huyen del país a través de la frontera con Colombia dijeron a La Gran Época que el discurso de Trump da esperanza a la nación.
«Me siento esperanzada porque tener el apoyo del gobierno de Estados Unidos, es muy importante para nosotros, nos ayudó a estar en el ojo del mundo», dijo Jhuliana Hernández, de 30 años. «El socialismo necesita ser eliminado de las Américas. Soy partidaria de Juan Guaidó y de la democracia y la libertad. Creo que la corrupción y el socialismo paralizaron a Venezuela».
Hernández y los demás refugiados entrevistados para este artículo cruzaron la frontera hacia Cúcuta, un pueblo fronterizo colombiano que ha soportado la mayor presión debido a la migración desde Venezuela. Cada día, unas 40.000 personas cruzan el caótico puente Simón Bolívar, que conecta Cúcuta con San Antonio, Venezuela.
«Siento que mi país ahora tiene esperanza, el discurso me tranquilizó porque ahora sé que Estados Unidos está con nosotros», dijo Sharon Laleshka. «No creo que [lo que dijo Trump] fuera una crítica injustificada, creo que es la realidad que vive mi país. El socialismo no ofrece progreso a la gente, la hace dependiente e improductiva».
«Cada vez que Trump habla de Venezuela nos sentimos aliviados y más esperanzados», agregó Laleshka.
La mayoría de los que cruzan el puente Simón Bolívar vienen a comprar productos básicos como huevos, harina o papel higiénico, que no están disponibles en su lado de la frontera. Algunos venden sus cuerpos o su cabello para sobrevivir. Miles de personas continúan hacia otros destinos en Colombia, donde actualmente residen más de un millón de venezolanos, u otros lugares de América Latina, que albergan a casi tres millones de migrantes venezolanos.
Venezuela alberga las mayores reservas de petróleo del mundo y era una nación próspera antes de que Chávez y Maduro instituyeran un régimen socialista que ha diezmado la economía de la nación. Casi el 90 por ciento de la población de Venezuela vive por debajo de la línea de pobreza y más de la mitad de las familias no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, según el grupo humanitario Mercy Corps.
«Es el socialismo disfrazado o el comunismo el culpable de la debacle económica que atraviesa mi país, Venezuela», dijo Ivan Darío, de 36 años, otro refugiado. «No hay seguridad legal para el empresario capitalista. Los empresarios son los que generan empleos».
Maduro y Chávez también abrieron las puertas a la infiltración comunista desde Cuba, con más de 90.000 representantes comunistas dirigiendo el aparato de gobierno en Venezuela. La Habana también envió más de 20.000 efectivos de las fuerzas de seguridad al país, según la administración Trump.
En su discurso en Miami, Trump posicionó a Venezuela como la primera pieza del dominó que desencadenaría la caída del comunismo y el socialismo en Sudamérica, donde sus ideologías están muy extendidas. Nicaragua y Cuba, las otras naciones en la llamada «troika de la tiranía», seguirán su ejemplo una vez que Venezuela sea purgada, sugirió Trump.
«La hora del crepúsculo del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio y, francamente, a muchos lugares del mundo», dijo Trump. «Los días del socialismo y el comunismo están contados no solo en Venezuela, sino también en Nicaragua y en Cuba».
Dentro de Venezuela, el apoyo al discurso de Trump fue abrumador, según los relatos recogidos por un ciudadano entrevistado por La Gran Época.
«Entre el 90 y el 95 por ciento de los venezolanos lo apoyaron, solo que no se atrevieron a [salir a manifestarse] a causa de la represión. Fue extraordinario, algo que hemos estado esperando durante mucho tiempo», dijo el venezolano, hablando en forma anónima.
«Antes, a algunas personas no les gustaba Trump. Y ahora la gente dice: ‘Bueno, antes Trump no me gustaba mucho, pero ahora lo adoro'», agregó la fuente. «Cuando empezaron a pasar cosas concretas y reales, por supuesto, mucha gente se sintió agradecida con Trump y sus iniciativas».
Desde que asumió el cargo, el Presidente ha hecho de la lucha contra el socialismo y el comunismo una parte importante de su agenda. En el discurso sobre el Estado de la Unión de este año, dijo que «Estados Unidos nunca será un país socialista».
Trump también ha atacado al comunismo y al socialismo en el escenario mundial, diciendo a las Naciones Unidas en septiembre de 2017 que dondequiera que estas ideologías fueron adoptadas, las siguió «la angustia, la devastación y el fracaso». En noviembre de 2017, dijo a la Asamblea Nacional de Corea del Sur que el comunismo es el culpable del marcado contraste entre la desolación y el hambre en Corea del Norte y la paz y la prosperidad en Corea del Sur.
El ascenso de Guaidó en Venezuela ha desencadenado un referéndum mundial sobre el socialismo y el comunismo. Los regímenes comunistas actuales y anteriores como China, Corea del Norte, Cuba y Rusia han apoyado a Maduro. Más de 50 naciones del mundo libre -incluyendo Estados Unidos, Alemania y Australia- reconocieron a Guaidó como el líder legítimo.
Trump pronunció su discurso mientras la ayuda humanitaria de Estados Unidos permanecía parada en la frontera con Venezuela. Maduro ha seguido negándose a permitir que la ayuda llegue a la empobrecida nación y los suministros siguen acumulándose en Cúcuta. El 16 de febrero, tres aviones militares de carga estadounidenses aterrizaron en Cúcuta con 180 toneladas de ayuda humanitaria.
El depósito, muy vigilado en Cúcuta, es uno de los tres puntos desde donde se intentará entregar la ayuda a Venezuela el 23 de febrero. Guaidó espera que el intento abra una brecha entre Maduro y las fuerzas militares que siguen apoyándolo a pesar del descontento popular. Estados Unidos ha prometido 20 millones de dólares para aliviar el sufrimiento en Venezuela.
Maduro afirma que el declive de su país es resultado de las sanciones impuestas por Estados Unidos, y que los venezolanos «no son mendigos». El 6 de febrero su régimen colocó un tanque de petróleo y contenedores como barricadas en un puente que iba a ser utilizado para entregar la ayuda.
Trump advirtió a los militares venezolanos que pueden perderlo todo si siguen apoyando a Maduro. Estados Unidos es conocedor de la riqueza que esconden en el extranjero los funcionarios militares y sus familias, incluyendo su paradero, dijo Trump.
«Si eligen este camino», les advirtió Trump, «no encontrarán un puerto seguro, ni una salida fácil, ni una salida. Lo perderán todo».
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Cómo el comunismo busca destruir la humanidad
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