Veterano de la Fuerza Aérea es obligado a elegir entre vacunarse contra COVID-19 o morir

Por Alice Giordano
18 de marzo de 2022 7:34 PM Actualizado: 18 de marzo de 2022 7:34 PM

Chad Carswell tenía apenas 18 años cuando los insurgentes, durante la Operación Libertad Duradera apuntaron a su KC-135—un avión de reabastecimiento de gasolina—con él y otros tripulantes de la Fuerza Aérea adentro.

En una entrevista exclusiva con The Epoch Times, describió una escena caótica y el momento en que se dio cuenta de que la única manera de frustrar una explosión mortal y abrasadora fue tratar de llegar a las armas que estaban encerradas en un vehículo a 3 metros de distancia.

«Fue un momento bastante intenso», recordó Carswell, quien relató los días que sirvió en la frontera de Qatar durante los ataques aéreos estadounidenses contra Al-Qaeda y los talibanes en la respuesta de Estados Unidos a los atentados del 11 de septiembre en el país.

Carswell admitió que no esperaba encontrarse en combate a las pocas semanas de empezar el campamento de entrenamiento. Otros recién alistados se fueron antes de terminar el entrenamiento, pero Carswell dijo que el trabajo humanitario con los refugiados «le hizo darse cuenta de lo bendecido que era», y por eso se quedó para ayudar.

Desafortunadamente, algunos estadounidenses no han mostrado a Carswell la misma compasión. 

Cuando este veterano de las Fuerzas Aéreas de 39 años, hizo público recientemente que un hospital de Carolina del Norte lo había rechazado para un trasplante de riñón que necesitaba desesperadamente porque se negó a recibir la vacuna contra COVID-19, fue atacado en las redes sociales—y algunos incluso expresaron su deseo de que muriera.

La buena noticia es que muchas personas postearon su apoyo a Carswell, lo suficiente para que el coordinador del Medical City Fort Worth Transplant Institute de Texas se enterara de la difícil situación de Carswell y se ofreciera a incluirlo en la lista de candidatos de su centro para un trasplante.

El hospital está llevando a cabo el proceso de búsqueda de un donante compatible para Carswell, cuyos riñones se han reducido a solo un 4 por ciento de funcionalidad durante el tiempo de búsqueda de un hospital que lo acepte sin necesidad de la vacuna contra COVID.

El apoyo del centro de trasplantes de Fort Worth es muy diferente a la postura inamovible del Atrium Health Wake Forest Baptist Medical Center de Winston-Salem, que no consideraría a Carswell para un trasplante hasta que se vacunara contra el COVID-19.

«Me dijeron que o te vacunas o te vas a morir», dijo Carswell a The Epoch Times.

Otros hospitales han tomado decisiones similares.

En enero, el Brigham and Women’s Hospital negó un trasplante de corazón al bostoniano David Ferguson de 31 años, porque aún no estaba vacunado.

Y anteriormente, en octubre, UCHealth eliminó de la lista de espera a Leilani Lutali, una residente de Colorado Springs de 56 años, para un trasplante de riñón porque no quería vacunarse.

Los hospitales afirmaron que la razón para exigir la vacunación contra el COVID-19 era el alto riesgo de que el paciente trasplantado, ya inmunodeprimido, contrajera la enfermedad si no se vacunaba.

También dijeron que estaban siguiendo los protocolos estándar establecidos por las organizaciones nacionales de trasplantes, específicamente denominadas Sociedad Estadounidense de Trasplantes (AST, por sus siglas en inglés) y Red Unida de Intercambio de Órganos (UNOS, por sus siglas en inglés).

Ambas organizaciones citan al gigante fabricante de vacunas Sanofi, que se asoció con Pfizer y Johnson & Johnson para producir la vacuna contra COVID-19.

Los patrocinadores corporativos de la ATS también incluyen al gigante de las vacunas Merck, CSL Behring, que se asoció con AstraZeneca para producir su vacuna contra el COVID-19, y Novartis, que al igual que Sanofi se asoció con Pfizer para producir su vacuna contra el COVID-19.

En 2019, la ATS también proporcionó una subvención sin restricciones al Brigham and Women’s Hospital, que negó a Ferguson su trasplante de corazón por no estar vacunado.

En una declaración conjunta con la Sociedad Internacional de Trasplante de Corazón y Pulmón (ISHLT, por sus siglas en inglés) y la Sociedad Estadounidense de Cirujanos de Trasplante (ASTS, por sus siglas en inglés), la ATS declaró que recomienda enfáticamente que «todos los niños y adultos candidatos y receptores de trasplantes aptos sean vacunados con una vacuna contra COVID-19 que esté aprobada o autorizada en su jurisdicción».

Recomienda un total de tres vacunas para todos los receptores de trasplantes de órganos.

La UNOS también emitió una declaración a The Epoch Times enfatizando que los hospitales de trasplantes son libres de adoptar sus propias políticas con respecto al estatus de vacunación de los pacientes.

«Los pacientes tienen derecho a solicitar un trasplante en un centro alternativo. Sin embargo, los requisitos pueden ser los mismos», dijo Anne Pashke, especialista en relaciones médicas de UNOS en una declaración escrita a The Epoch Times.

La UNOS recibe el 10% de su financiación de los impuestos federales.

La práctica de que los hospitales nieguen a los pacientes trasplantes que les salven la vida, por su estatus de vacunación, se ha extendido tanto que el mes pasado el republicano de Virginia, Ben Cline, presentó un proyecto de ley federal en el que se pide que se prohíba a todos los hospitales de Estados Unidos rechazar a cualquier persona que no se considere vacunada.

Denominada Ley SAVE (Stop Arduous Vaccine Enforcement) el proyecto de ley también prohibirá a los hospitales exigir la vacunación a los donantes de órganos.

El abogado de Carswell, Adam Draper, del bufete de abogados Drager & Wagner de Carolina del Norte, dijo a The Epoch Times que lo más destacable de Carwell es que su principal preocupación no es salvar su propia vida, sino evitar que los hospitales hagan lo mismo con otra persona.

«Es un hombre bueno, bueno, no se merece ataques difamatorios», dijo Draper a The Epoch Times.


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