Una delegación del partido derechista español Vox puso fin este viernes a una visita a Ecuador en la que se ha reunido con gobernantes y políticos para recabar apoyos a una estrategia conjunta contra lo que considera la expansión del «narcosocialismo».
«Todos los países de Iberoamérica están amenazados por el mismo proyecto totalitario financiado fundamentalmente con petróleo venezolano y el narcotráfico», aseguró a Efe su eurodiputado Hermann Tertsch, quien ve como guía ideológica a «Cuba», pero engancha también a «Argentina» y a «Bolivia».
Presidente del grupo parlamentario para Iberoamérica de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), se refería al resurgimiento de Gobiernos del Socialismo del Siglo XXI, que gobernaron en el continente hace una década y a los que acusa de la «agitación» en Chile y Colombia, o Ecuador en 2019, con el objetivo de desestabilizar la «democracia» y la «libertad».
«La protesta social es normal. ¿Cómo no la va a haber si las condiciones son lamentables, todas las tomas de decisiones han sido erróneas y está el emprobecimiento?, pero una cosa son protestas sociales y otra, esas escaladas (violentas) hacia el cambio de régimen que se han producido», insistió sobre los casos de Chile o Colombia.
Tertsch se encuentra en Ecuador junto al vicepresidente de Vox, Víctor González Coello de Portugal, con motivo de la investidura de Guillermo Lasso.
En la ceremonia también estuvieron como invitados privados el expresidente José María Aznar (96-2004) y el líder del Partido Popular, Pablo Casado.
La delegación oficial la encabezó el rey Felipe VI, acompañado por la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, que abandonaron el país a principios de semana.
Pero los políticos de Vox permanecieron en Ecuador para reunirse con el nuevo ministro de Defensa, Fernando Donoso, el exvicepresidente Otto Sonnenholzner, y representantes del Partido Socialcristiano, Sociedad Unida Más Acción (SUMA), y otros.
«Ha sido una visita política para estrechar lazos entre la derecha europea y la latinoamericana, e incorporarla a ese gran proyecto que es el Foro de Madrid, para la generación de sinergias y cooperación de los partidos democráticos en un frente común contra el narcosocialismo y sus diversas caras como el Foro de Sao Paolo o el Grupo de Puebla», afirmó.
Celebrado en 2020, el Foro de Vox trató de coordinar un frente de lucha contra la «extrema izquierda y el comunismo» en Iberoamérica, con la adopción de la llamada Carta de Madrid. «Estamos muy contentos. Sonneholzner y el ministro de Defensa la han firmado, y hemos metido a bastante gente de SUMA y del PSC», destacó sobre la iniciativa.
Se trata, dijo el eurodiputado, de «una carta de mínimos» para «la autodefensa coherente de la democracia, buscando lazos y cooperación», para luchar conjuntamente contra la «agitación» ideológica y la «desinformación» desarrollada por parte de «agentes cubanos y venezolanos por toda la región».
Un fenómeno, aseguró, que afecta igualmente a «organismos internacionales», «la Unión Europea», «España» y hasta «ciertas corrientes dentro de la Administración de EE.UU.».
Tras las elecciones en Bolivia y Ecuador, y las de Chile para la constituyente, la inclinación ideológica en Latinoamérica pasa por los resultados de Perú en junio («No es mi candidata en nada, pero Keiko debe ser la de todo peruano de bien que apoye la libertad»), y sobre todo Brasil y Colombia, a juicio del político español.
Considera a estos países bastiones que advierte, «si cayeran» podrían cambiar el equilibrio de fuerzas en la región, porque en «esta segunda oleada» los regímenes de izquierdas «vienen mucho más empecinados, agresivos y decididos a que la toma de poder sea irreversible (..) como en Cuba».
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