Un exfuncionario de seguridad de la Casa Blanca dijo que el nuevo gobierno de Estados Unidos debe mantenerse firme al tratar con China para evitar caer en las astutas «trampas de negociación» del régimen comunista.
«No caigan en la trampa que Beijing tiende una y otra vez para una administración tras otra, que consiste en tratar de atraer a Estados Unidos a una negociación larga, formal y de nivel medio desde la base», dijo el exasesor adjunto de Seguridad Nacional, Matthew Pottinger, en su primer discurso público desde que dejó la Casa Blanca en enero.
Pottinger, cuyo papel fue fundamental para forjar la política de China en el gobierno de Donald Trump, hizo las declaraciones el 3 de febrero, durante un panel organizado por la escuela de negocios Steven J. Green School of International and Public Affairs de la Universidad Internacional de Florida.
Según Pottinger, el exgabinete de la Casa Blanca aprendió a «no dejar que China alargue el reloj» solo después de un año de negociaciones de ida y vuelta y después de revisar los diálogos anteriores de las últimas dos décadas en los que Estados Unidos quedó «atrapado», lo que llevó «al déficit comercial estadounidense y una pérdida de nuestra propiedad intelectual».
Durante cerca una década después de 2006, ambos países participaron en conversaciones semestrales, denominadas “Diálogo económico estratégico”, para resolver disputas económicas. Pero el gobierno de Trump criticó ese proceso por no ofrecer suficientes resultados tangibles y finalmente lo abolió cambiando a Estados Unidos hacia un enfoque de línea dura sobre la China comunista.
“Eso empeoró cada vez más con cada administración sucesiva, con cada diálogo formal sucesivo”, dijo Pottinger. «Así que debíamos hablar en nuestros términos y debíamos hablar con acciones».
Altos funcionarios chinos indicaron en discursos recientes, que el partido comunista gobernante no tiene intención de cambiar sus planes para China. Yang Jiechi, el principal diplomático de política exterior de China, pidió el 1 de febrero al gobierno de Biden que respete las reglas del partido comunista, advirtiendo que las acciones potenciales del manejo del régimen en Hong Kong, Tíbet y Xinjiang constituyen «una línea roja que no debe cruzarse”.
A su vez Beijing ha estado reclamando durante mucho tiempo la isla autónoma de Taiwan como una provincia renegada, amenazando con «reunificarla» con el continente por la fuerza. Con Hong Kong ahora firmemente bajo su control, el Partido Comunista Chino (PCCh) intensificó la agresión militar hacia Taiwán y envió docenas de naves militares pocos días después de la toma de posesión del presidente Joe Biden.
“El pueblo de Taiwán debe comprender cuán significativa y peligrosa se está volviendo la situación y que eso no es culpa de su liderazgo. Todo esto se trata de Beijing, sus apetitos y ambiciones”, dijo Pottinger. “El pueblo de Taiwán realmente necesita unirse a su liderazgo y comprender que van a tener que hacer sacrificios. Hay cosas que ellos van a tener que hacer para prepararse para la guerra y, con suerte, disuadirla».
Hablando en la misma conferencia a través de un video pregrabado, el senador Jim Risch (R-Idaho), quien preside el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, llamó al PCCh «nuestro mayor desafío de política exterior en los próximos años».
«El historial del PCCh de agresión, represión y compromisos incumplidos debería hacer que Estados Unidos se detenga antes de apresurarse a firmar acuerdos y buscar iniciativas expansivas de cooperación», como un acuerdo climático con Beijing, dijo Risch.
Pottinger, cuya esposa es viróloga con años de experiencia en los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, instó a las personas a volver a consultar una hoja informativa del 15 de enero emitida por el Departamento de Estado bajo el gobierno de Trump, que critica la «obsesión mortal del PCCh con el secreto» en torno al origen del SARS-CoV-2.
La hoja informativa fue «examinada con mucho cuidado» por funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, el liderazgo de inteligencia y la Casa Blanca, agregó.
Aunque el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), ubicado en el primer punto de difusión de COVID-19 del mundo, maneja regularmente virus peligrosos, la institución afirmó tener «cero infecciones» entre su personal al comienzo de la pandemia, según la hoja informativa, Estados Unidos “tiene motivos para creer que varios investigadores del WIV se enfermaron en otoño de 2019” con síntomas similares a COVID-19.
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