Escapó del horror, pero no disfrutará de la libertad hasta que todos sepan la verdad

11 de septiembre de 2017 10:42 AM Actualizado: 11 de septiembre de 2017 10:42 AM

SAN FRANCISCO – Hace tres años, Sunny Guo, quien entonces era un ama de casa china de 47 años, vino sola a Estados Unidos para comenzar una nueva vida, libre de persecución religiosa.

Huyó de repetidas detenciones y torturas por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), realizadas con el propósito de romper su voluntad y que renunciara a su fe. A pesar de todo, Guo nunca flaqueó en su creencia en Falun Dafa, una tradicional disciplina de la Escuela Buda.

“Para el resto del mundo, la gente sabe que aquello en lo que creas es tu derecho personal. Pero para el Partido Comunista Chino, no lo es. Quieren que el pueblo chino crea en ellos, no en Dios”, dijo Guo.

“Creo en Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Creo que es un maravilloso concepto para la gente del mundo. Quiero ser ese tipo de persona”, añadió con respecto a los tres principios universales que guían Falun Dafa. Guo está feliz de poder practicar su fe libremente en Estados Unidos. Por no renunciar a su fe en Falun Gong, fue perseguida y colocada en un campo de trabajo forzado, en un centro de detención y en un centro de lavado de cerebro en China. (Cat Rooney/La Gran Época)

(Guo está feliz de poder practicar su fe libremente en Estados Unidos. (Cat Rooney/La Gran Época))

Cuando Guo reflexiona sobre los cientos de miles de practicantes de Falun Dafa detenidos en cárceles en China, torturados de diferentes maneras, e incluso convertidos en los mal llamados “donantes” para la sustracción forzada de órganos, ella piensa: “No puedo quedarme en casa; no puedo disfrutar del mundo libre. Quiero gritarle a la gente, ‘Vamos, detengamos la persecución; deténgala usted mismo’”.

(Practicantes de Falun Dafa realizan una vigilia a luz de vela en el Parque Guang Ming en Chungli, Taoyuan, Taiwán. Imagen: minghui.org)

Encontrando Falun Dafa

Guo comenzó a explorar Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, en 2009, luego de leer dos veces Zhuan Falun, el libro principal de esta práctica espiritual. “Te enseña a ser una buena persona”, dijo.

Cuatro ejercicios de pie junto con una meditación sentada son los componentes físicos de Falun Dafa. Pero la práctica también requiere elevar el carácter moral de uno a través de tomar como guía los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

(Practicantes de Falun Dafa meditan en Nueva York el 25 de abril de 2013. (Samira Bouaou))

Si bien esta disciplina es oriunda de China, cuando se hizo muy popular durante la década de 1990, el régimen comunista la empezó a ver como una ‘amenaza’ a su doctrina marxista-atea, y la comenzó a perseguir en 1999.

En 2011, la policía de Beijing arrestó ilegalmente a Guo porque no accedía a renunciar a su fe en Falun Dafa. Esto resultó en un mes de tratos inhumanos en un centro de detención, seguido de 18 meses infernales en el Campo de Trabajo Forzado de Mujeres en Beijing.

(Practicantes de Falun Dafa realizan representaciones de los métodos de tortura empleados a gran escala por policías chinos contra los practicantes en China, durante un evento en Estados Unidos. (La Gran Época))

Incluso luego de cumplir el tiempo prescrito, la persecución continuó una vez que fue liberada del campo de trabajo. La oficina 610, una agencia paraestatal encargada de eliminar la práctica Falun Dafa, la secuestró de su hogar.

Sobrevivió a otro mes de tortura psicológica en un centro de lavado de cerebro. Una vez liberada el 11 de julio de 2013, Guo y su esposo se mudaron con la esperanza de poner distancia entre ellos y las autoridades.

“Me mudé de hogar, pero me encontraron”, relató Guo. Así, sus nuevos vecinos la vigilaban para la policía, lo que hicieron su vida «intensa», expresó. En cualquier lugar en que estuvieran sentían que los “estaban observando”.

En mayo de 2014, Guo pudo viajar a Estados Unidos, y un año más tarde, su esposo también lo hizo.

La razón de la tortura

(Reconstrucción de la tortura: atada con las piernas cruzadas. (Minghui.org))

Sus captores tenían un propósito claro para los tratos inhumanos: que los practicantes de Falun Dafa sufrieran hasta que no pudieran soportarlo más y renunciaran a su fe.

“Querían que renuncie a lo que creo. Creo en Verdad, Benevolencia y Tolerancia”, afirmó Guo. También persuadieron a su familia para que la presionara de modo que renunciara a Falun Dafa.

Según reportes, los métodos de tortura ejercidos en las cárceles chinas son sumamente crueles.

Sunny Guo hace una demostración de un método de tortura que fue usado en ella en un campo de trabajo forzado en China, “Sufres mucho. Te hace sentir que un segundo [es] como un año”, dijo sobre sentarse en una silla de plástico para niños en posición fjia y sin moverse por hasta 18 horas con sólo unos minutos para comer e ir al baño. (Cat Rooney/La Gran Época)

(Sunny Guo hace una demostración de un método de tortura que fue usado con ella en un campo de trabajo forzado en China. (Cat Rooney/La Gran Época))

En el campo de trabajo forzado la hacían sentarse sobre una silla plástica para niños en una posición fija con sus manos sobre sus rodillas, con los talones juntos y mirando al frente durante días interminables. El período más largo fue de 18/19 horas seguidas (menos un par de minutos para comer e ir al baño). No podía cerrar los ojos ni mover su cabeza o cuerpo de ninguna manera.

“Sufres mucho. Te hace sentir que un segundo es como un año”, recordó.

“Si no obedecía lo que me decían, abusaban de mí”, añadió.

Durante este tiempo, era constantemente monitoreada por la policía o por criminales.

“Si me movía me gritaban, y si aún quería moverme me reportaban con la policía”, detalló Guo. Entonces la policía le gritaba, la amenazaba y la amedrentaba aún más.

Incluso dice que eran más estrictos y duros con ella que con el peor de los criminales.

(Representación de las torturas: Inyectadas con drogas desconocidas. (Minghui))

Su misión: generar conciencia

Luego de llegar a Estados Unidos, Guo dedicó su vida a compartir su historia con el público porque encontró que a muchas personas les faltaba conciencia sobre la seriedad de la situación en China.

“La gente de Estados Unidos no sabe sobre la persecución en China, incluso aunque la persecución ha durado ya 18 años”, apuntó.

(Los practicantes de Falun Dafa conmemoran a los compañeros practicantes que perdieron sus vidas debido a la persecución en China, como parte de un gran desfile de Falun Dafa en Chinatown de Manhattan, Nueva York. (Edward Dai/La Gran Época))

“Incluso la sustracción forzada de órganos ha estado sucediendo por tan largo tiempo y la gente simplemente no sabe”, explicó.

Guo siente que su misión es contarle a la gente del mundo libre sobre la persecución dado que tiene implicaciones más profundas.

“Esto no está solo relacionado con nosotros. Está relacionado con todos, con cada vida de este mundo”, dijo.

“Perseguir a un grupo que cree en Verdad, Benevolencia y Tolerancia es realmente malvado. Si no decimos que no a la maldad,… tal vez esto nos pase a todos”, agregó con preocupación.

Sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia

Cuatro manifestantes dramatizan una escena de lo que dicen ser la matanza y sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong en campos de concentración llevada a cabo por el comunismo chino. La muestra fue durante una marcha en la que se unieron miles de practicantes de Falun Gong en Taipei el 23 de abril de 2006. (PATRICK LIN/AFP/Getty Images)

Dramatización de la sustracción de órganos de practicantes de Falun Dafa en campos de concentración llevada a cabo por el comunismo chino, el 23 de abril de 2006 en Taipéi, Taiwán. (PATRICK LIN/AFP/Getty Images)

Aunque es realmente tan horroroso como suena, tuvo que pasar una década para que el gobierno de Estados Unidos tomara acción sobre los “persistentes y fiables informes sobre la sustracción de órganos, sistemática y autorizada por el estado, a prisioneros de conciencia sin su consentimiento en China”.

El 13 de junio de 2016, el Congreso aprobó unánimemente la Resolución 343, en la que condena la sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia, quienes principalmente son practicantes de Falun Dafa, y de otras religiones y grupos minoritarios en China.

Pocos días después fue publicada una actualización de 2016 de los estudios previos sobre la sustracción de órganos descrita en Cosecha Sangrienta (Kilgour & Matas) y El Matadero (Gutmann). Los investigadores encontraron que desde que comenzó la persecución a Falun Dafa, se realizaron 1,5 millones de operaciones de trasplantes en China.

David Kilgour (izq) con David Matas (C) y Ethan Gutmann, autores de "Cosecha Sangrienta/La matanza: Una actualización".

(David Kilgour (izq) con David Matas (C) y Ethan Gutmann, autores de «Cosecha Sangrienta/El Matadero: Una actualización». (Simon Gross/La Gran Época))

Los investigadores creen que en la mayoría de los casos un órgano trasplantado resulta en una persona asesinada. También estiman que entre 60.000 y 100.000 prisioneros de conciencia son asesinados cada año para satisfacer la opulenta industria china de trasplante de órganos.

Quinientos hospitales chinos están participando en esta matanza y casi todos los órganos van a extranjeros en necesidad de un trasplante.

Al borde de experimentar el horror

(«Sustracción forzada de  órganos» por Xiqiang Dong, Óleo sobre Lienzo (41 x 41 pulgadas), 2007. (Centro Tradicional Cultural de Arte))

Luego de leer Cosecha Sangrienta, Guo se alarmó al darse cuenta de que su vida podría haber acabado si le sustraían los órganos.

La policía la amenazaba con trasladarla a ciertos lugares específicos, los cuales estaban entre las 33 instalaciones asociadas con el sistema de trasplantes.

De hecho, le extrajeron sangre dos veces, lo que, según demostraron los investigadores, es un indicador de que estaba siendo monitoreada para una posible compatibilidad con las necesidades de un receptor de órgano.

Guo se acogió a su fe bajo las circunstancias más duras por más de 20 meses, y su esposo no la abandonó bajo la presión de las autoridades, temerosos vecinos o su propia familia.

“De hecho, la persecución no era solo… a mí, sino a todas las personas cercanas a mí”, señaló Guo. Esto incluía a su marido, madre, hermana y otros miembros de su familia. “Pasaron tiempos difíciles durante mi detención, y durante mi persecución”.

Su marido ni siquiera podía confiar en colegas o amigos sobre su difícil situación o la de su mujer mientras estuvo detenida en el campo de trabajo forzado. La policía y sus parientes pusieron mucha presión sobre él para hacer que su mujer dejara su creencia.

“Eso fue realmente difícil para ambos… Yo sufriendo por estar detenida en un campo de trabajo forzado, y él sufriendo afuera en el ‘mundo libre’. No puedo decir que sea un mundo libre, sino más bien una gran cárcel, un gran centro de detención”, explicó.

Miles de practicantes de Falun Dafa marchan en un desfile por la calle 42 en Nueva York celebrando el Día Mundial de Falun Dafa el 12 de mayo de 2017. (Evan Ningn / La Gran Época)

Su fe le brindó la fuerza y el coraje para soportar el sufrimiento en China, por eso hoy más que nunca sigue firme en su creencia. Junto a otros practicantes, participa en diferentes actividades para concientizar al mundo sobre este horrendo crimen que afecta a toda la humanidad, al tiempo que muestra la belleza de Falun Dafa.

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