No se deje engañar por el régimen iraní y medios de comunicación de izquierda: Soleimani no era grandioso

Por Darlene Casella
15 de enero de 2020 11:04 AM Actualizado: 15 de enero de 2020 11:42 AM

Comentario

Las efigies del presidente Donald Trump, del príncipe heredero Muhammed bin Salman y del primer ministro Benjamin Netanyahu, son quemadas por los manifestantes organizados por el régimen. Abundan las amenazas de los ayatolás, los demócratas en el Congreso de Estados Unidos, medios de comunicación de izquierda, celebridades y académicos estadounidenses que lamentan la muerte de Soleimani.

Los ciudadanos iraníes no tienen tal remordimiento.

El notorio terrorista Qassem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, fue asesinado el 3 de enero de 2020 en un ataque aéreo de Estados Unidos cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad. El presidente Trump ordenó el ataque porque Soleimani estaba llevando a cabo de manera activa planes para atacar a las tropas y funcionarios estadounidenses.

Soleimani ha sido responsable de la muerte de miles de civiles y personal militar occidental. Los documentos del Comando Central de Estados Unidos revelan que el comando de Soleimani mató a más de 500 miembros del servicio estadounidense en Irak entre 2005 y 2011. Además se lo vinculó con un intento de asesinato del embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos.

En noviembre de 2019, los ataques aéreos respaldados por Irán mataron a un ciudadano estadounidense e hirieron a cuatro soldados. El ejército estadounidense luego atacó objetivos en Irak y Siria, matando a dos docenas de paramilitares iraníes de Kata’ib Hizbollah. Después de eso, los paramilitares y manifestantes iraníes irrumpieron en la embajada estadounidense en Bagdad. Encendiendo fuegos y destruyendo todo lo posible, cantando «Muerte a Estados Unidos», cubrieron las paredes con grafitis antiestadounidenses. El personal estadounidense quedó atrapado dentro. El presidente Trump juró que no sería otro Bengasi.

Inmediatamente, 100 infantes de marina del Grupo de Trabajo Aéreo Terrestre de la Marina para Fines Especiales, fueron desplegados desde Kuwait a la embajada de Estados Unidos en Bagdad; otros 750 soldados fueron desplegados en la región y los acorazados se redirigieron al Golfo. Los infantes de marina llegaron. Los manifestantes se marcharon. Soleimani fue eliminado al día siguiente.

Se lanzaron ataques con misiles contra la base aérea estadounidense de Ain-Assad en represalia por la muerte de Soleimani. El presidente Trump confirmó que los daños no eran graves y que no murieron estadounidenses. Las sanciones se incrementarán en represalia por los ataques. La emisora gubernamental República Islámica de Irán, afirma que más de 80 soldados estadounidenses murieron y 200 resultaron heridos.

Los acólitos de Soleimani lo alaban y afirman que su muerte desestabilizará el Medio Oriente. Uno podría preguntarse quién profesa el conocimiento de un Medio Oriente estabilizado. La historia no lo demuestra.

El caos se produjo cuando el presidente Barack Obama retiró sus fuerzas de Irak en 2011. Comenzaron los asesinatos violentos. Las divisiones entre chiítas y suníes se profundizaron aún más. Al Qaeda e ISIS prosperaron. Irán abrió oficinas religiosas en las ciudades sagradas de Irak, colocó estandartes del ayatolá Jomeini, apoyó a los partidos políticos, envió iraníes a seminarios iraquíes, envió trabajadores a construir hoteles, hizo contratos para la infraestructura de alcantarillado y agua, utilizó acciones militares encubiertas y se presentó como el protector de Irak.

Obama firmó el acuerdo nuclear con Irán en 2015, ocultando información sobre acuerdos paralelos como los 400 millones en divisas fuertes y 1300 millones de dólares en efectivo transportados en vuelos secretos a Teherán.

Como el mayor patrocinador del terrorismo, Teherán amenazaría al mundo si tuviera armas nucleares. El presidente Trump se retiró del acuerdo nuclear e instituyó sanciones para debilitar a los líderes de Irán.

Las protestas que se extendieron por todo Irán comenzaron por un aumento en los precios del gas. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica colocó fuerzas en las calles y plazas de todo el país. Los manifestantes de la resistencia quieren un cambio de gobierno. Saben que los mulás son millonarios; hay corrupción; se gasta dinero en guerras por poder en Siria, Líbano, Gaza y Yemen y no en casa; hay mucho desempleo y una moneda débil.

Más de 3000 personas han sido asesinadas y miles han sido arrestadas con informes de tortura. La tremenda violencia y la resistencia organizada es ocultada por los medios de comunicación. El Secretariado del Consejo Nacional de Resistencia de Irán publica diariamente fotografías de los mártires.

Los medios de comunicación iraníes muestran al Ayatolá Jamenei lleno de lágrimas, al Primer Ministro Javad Sharif, y a miles de los llamados dolientes otorgando el estatus de benevolente a Soleimani. La resistencia está quemando los carteles de Soleimani en toda la nación. La base paramilitar de Bassij fue incendiada.

¿No sería magnífico que la muerte de Soleimani sirviera de pararrayos para que los buscadores de la libertad barrieran la junta directiva de Irán?

Darlene Casella es una ex profesora de inglés, agente de bolsa y propietaria/presidenta de una pequeña empresa. Ella participa en las actividades de las Mujeres Republicanas Federadas, el Club Lincoln, y el Partido Republicano de California.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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