La toma de posesión del presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en Argentina en diciembre de 2019 devolvió al poder un gobierno peronista que no solo ha llevado a la nación hacia una dirección cada vez más populista de izquierda, sino que también ha abierto la puerta a un fortalecimiento sustancial de la ya relación significativa del país con la República Popular China (RPC).
Como ha sido la práctica de China con Venezuela, Ecuador y Bolivia, la República Popular China no está construyendo explícitamente una alianza antiestadounidense en Argentina. Más bien, es el compromiso significativo de la RPC en una amplia gama de ámbitos comerciales, políticos, y de seguridad lo que amenaza con facilitar una trayectoria autodestructiva por parte de las autoridades peronistas de Argentina. Los recursos chinos y otros apoyos disminuyen el grado en que el gobierno argentino debe preocuparse por las respuestas de los inversores, bancos, instituciones multilaterales y gobiernos occidentales, ya que consolida el poder de formas cada vez más antidemocráticas y socava la agenda de Estados Unidos en la región–en beneficio comercial y estratégico de China.
La relación sino-argentina heredada por el presidente Fernández y la vicepresidenta Kirchner es una de las más arraigadas de la región. Durante los gobiernos anteriores de los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, las empresas con sede en la RPC se establecieron con socios locales en una amplia gama de sectores económicos: desde el petróleo, la minería, y la agricultura hasta el transporte y la logística, las telecomunicaciones, la banca y finanzas, e incluso las industrias aeroespacial y de defensa.
La reapertura a la RPC, puesta en marcha por el regreso al poder de Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta (y cada vez más poderosa detrás del presidente Alberto Fernández), revierte la tendencia de mayor transparencia y supervisión impuesta a la relación (aún así, en expansión) argentino-china bajo el gobierno de Mauricio Macri.
Para la RPC, la oportunidad de volver a una forma de compromiso menos restringida con sus viejos amigos–la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y los peronistas–representa una enorme oportunidad estratégica. Para China, Argentina ofrece una combinación de beneficios y acceso que ningún otro régimen populista (o no populista, para el caso) en el hemisferio puede igualar. Por un lado, la nación posee importantes recursos naturales, incluidos minerales estratégicos como el litio (además de otros tradicionales como el hierro y el cobre). Asimismo, las pampas son un importante proveedor de soja, cerdo, y otros insumos agrícolas importantes para alimentar a los 1.400 millones de habitantes de China. Recíprocamente, Argentina ofrece un importante mercado de clase media para comprar bienes y servicios chinos de alto valor agregado, y el acceso a mercados aún más grandes a través de su membresía en la organización comercial regional MERCOSUR. La economía diversificada de Argentina incluye sectores sofisticados de fabricación, servicios, y tecnología, con los que las empresas con sede en la RPC pueden asociarse para absorber tecnologías y perfeccionar sus ofertas de productos y servicios.
La posición geográfica de Argentina está lo suficientemente cerca de Estados Unidos como para ser estratégicamente relevante para el país, pero lo suficientemente lejos para que las actividades comerciales y de otro tipo de la RPC en el país parezcan solo moderadamente amenazantes. La posición de Argentina le permite al país, y a sus socios que operan desde y a través de ella, influir en la dinámica política y económica del continente sudamericano, así como proyectar influencia comercial y de otro tipo a través del Atlántico Sur. La ubicación geográfica de Argentina en el hemisferio occidental también ofrece a la RPC un lugar necesario en el lado opuesto de la tierra para apoyar el programa espacial de China, apoyando la comunicación continua y el seguimiento de naves espaciales desde una tierra en rotación para misiones lunares y otras.
Tal atractivo sin duda contribuyó a que China seleccionara a Argentina como “socio estratégico” en 2004, a que la relación se elevara a Asociación Estratégica Integral durante la visita del presidente Xi Jinping en 2014, y a que la cooperación se ampliara en el año 2018, marcada por 35 nuevos acuerdos en una variedad de áreas.
Dado el potencial multidimensional de Argentina para promover los intereses chinos, la perspectiva de acceso al país a través de un gobierno populista amistoso–que se ha hecho moldeable a través de una combinación de alineación política, dependencia económica y una red de relaciones comerciales que involucran personalmente a sus líderes–es, posiblemente, igual de atractiva para la RPC como debería ser amenazante para los Estados Unidos.
El actual gobierno argentino ha priorizado claramente la relación con China. A pesar de que se pospuso una visita de Estado a China prevista para noviembre de 2020 debido a la pandemia, el presidente Alberto Fernández habló con su homólogo Xi Jinping, en enero, y se espera que el viaje a China se lleva a cabo en mayo de 2021 (probablemente antes de una visita similar a Estados Unidos).
La RPC es uno de los tres únicos gobiernos extranjeros (junto con Rusia y Cuba) con respecto a los cuales la vicepresidenta Fernández de Kirchner ha maniobrado para instalar un embajador personalmente leal para manejar la relación. En el caso de China, ella seleccionó a Sabino Vaca Narvaja, hijo de uno de los fundadores del movimiento guerrillero izquierdista Montoneros de la década de los 70, y tío de su nieto. El gobierno argentino también asignó a un oficial con rango de general para que sirviera como agregado de defensa en la RPC, un nivel de antigüedad previamente reservado exclusivamente para su agregado de defensa en Washington, D.C.
Aunque eclipsada por la pandemia de COVID-19, la relación de “win-win” entre la RPC, el gobierno peronista, y sus socios comerciales se ha profundizado rápidamente durante el año pasado. En septiembre de 2020, el Congreso argentino controlado por los peronistas aprobó la participación del país en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) de China. Se espera que Argentina se una formalmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China durante la visita de estado a China en mayo de 2021, convirtiéndose en la vigésima nación de América en hacerlo (pero el primero de los grandes países de la región–una lista que también incluye a Brasil, México, y Colombia).
La ayuda de China a Argentina en asuntos de la pandemia también ha sido significativa, ya que el gobierno argentino inició negociaciones en febrero de 2021 para comprar hasta 30 millones de dosis de la vacuna china Sinopharm, luego de retrasos en la llegada de vacunas contratadas previamente con Rusia.
La cooperación sino-argentina también se extiende a nivel subnacional, incluyendo importantes acuerdos con China firmados por los gobernadores de las provincias de Jujuy y San Juan, entre otros.
El resto de este artículo detalla la profundidad y amplitud de la relación sino-argentina.
Comercio
El comercio sino-argentino ha crecido enormemente en las últimas dos décadas. Los USD 16,100 millones en comercio bilateral en 2019 representan una expansión de 11 veces desde que China fue admitida en la OMC en 2001. La relación comercial ha favorecido a la RPC desde 2007, con Argentina exportando principalmente soja, minerales y otras materias primas a la RPC, mientras compra una amplia gama de bienes y servicios chinos de mayor valor agregado.
Minería
Las empresas chinas han disfrutado de una participación limitada en el sector minero de Argentina durante casi dos décadas, pero en los últimos años su presencia se ha incrementado significativamente, particularmente en la minería del estratégico metal litio, fundamental para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, productos electrónicos de consumo y una variedad de otros artículos.
China Metallurgical Corporation (CMC) tiene dos grandes minas en Argentina donde actualmente busca reiniciar operaciones: la mina de cobre Campana Mahuida (cuyas operaciones están suspendidas desde 2009 debido a problemas con la comunidad local) y la mina de hierro Sierra Grande, la cual detuvo la producción en 2016 debido a los bajos precios de los minerales.
En febrero de 2020, la firma china Hanaq adquirió Ochre Mining, la filial argentina de ECR Minerals, que opera una mina de oro en La Rioja.
En 2017, la firma china Shandong Gold compró una participación del 50 por ciento en Veladero, la mina de oro y plata más importante de Argentina, por USD 960 millones. Shandong está considerando invertir USD 145 millones más para extender la vida útil de la mina hasta 2030.
Con respecto al litio, en 2019 la firma china Ganfeng pagó USD 160 millones para adquirir una participación del 50 por ciento en la importante mina Cauchari-Olaroz en Jujuy, y acordó realizar allí inversiones adicionales por USD 400 millones. Ganfeng también está haciendo prospecciones de litio como parte del proyecto Mariana en Salta. La firma china antes mencionada, Hanaq, opera cuatro proyectos de litio en Chubut, donde también realiza exploración de uranio. La empresa Jinchuan, con sede en la RPC, está realizando exploraciones de litio en Catamarca, Jujuy y Salta.
Tales operaciones chinas de litio son particularmente importantes dados los impedimentos para la minería de litio china en los otros dos países que forman el «triángulo del litio» del hemisferio. Las limitaciones de agua restringen la minería en la mina SQM en el desierto de Atacama en Chile, mientras que los requisitos burocráticos del gobierno de izquierda populista boliviano y los intentos de promover la “industrialización” local del litio han restringido el avance de proyectos, incluidos los del Salar de Coipasa en Uyuni.
Petróleo
En lo que respecta al petróleo, Argentina fue uno de los primeros países latinoamericanos en los que China expandió significativamente su presencia a través de fusiones y adquisiciones luego de la crisis financiera global de 2008. Los acuerdos dignos de mención incluyeron la adquisición de Bridas por parte de China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) en marzo de 2010 por USD 3100 millones, y la adquisición de Occidental Petroleum por parte de Sinopec por USD 2450 millones, anunciada en diciembre de ese mismo año. La empresa china Sinopec opera actualmente en las provincias de Santa Cruz, Chubut, y Mendoza.
Además, a través de Bridas y su subsidiaria Pan American Energy (una empresa conjunta entre Bridas y British Petroleum), la CNOOC ha participado en operaciones de fracking en Vaca Muerta, adquiriendo experiencia con la tecnología por su rol en el consorcio. Uno de los proyectos que podría ser cubierto durante la visita presidencial de mayo de 2021 es el complejo energético de complejo energético de Zárate (Polo Energético Zárate) para apoyar la extracción de gas de Vaca Muerta.
Agricultura
Con respecto a la agricultura, las empresas chinas han dejado atrás los intentos infructuosos de adquirir tierras y establecer empresas agrologísticas (como los proyectos fallidos de Chongqing Grain en Córdoba y Beidahuang Nongken en Río Negro), y pasaron a adquirir empresas establecidas en el sector que poseen tecnologías agrícolas deseables. Ejemplos de tales empresas incluyen las compras multimillonarias de COFCO de HK Noble (completada en 2015), y Nidera (terminadas en 2017), las cuales tenían operaciones sustanciales en Argentina.
La empresa china Sinochem también tiene presencia en el país, a través de la empresa suiza de fertilizantes y semillas Syngenta. Recíprocamente, la empresa de tecnología de semillas Donmario, un importante actor a pequeña escala en Argentina, tiene participaciones comerciales cada vez más importantes en China.
Dado que la RPC se ha convertido en el principal comprador de la soja argentina, ha utilizado ese apalancamiento en otras áreas; ejemplos de los cuales incluyen la suspensión de las compras de aceite de soja en 2010 por parte de COFCO para señalar su descontento por las históricas medidas proteccionistas argentinas.
Sin embargo, a pesar del énfasis en la soja, el brote de gripe porcina que asola los rebaños domésticos de cerdos en China ha llevado a una mayor demanda china de carne de cerdo argentina, señalando una posible inversión de USD 3500 millones para construir 25 granjas industriales de cerdos al norte de Argentina; si bien estas granjas podrían potencialmente duplicar la producción de carne de cerdo del país, eso ha generado una protesta local significativa. El proyecto parecía encaminado hasta que el propio presidente Fernández creó confusión al aparecer con activistas veganos argentinos que se oponían al proyecto, lo cual resultó en que una foto del presidente abrazando una caja con un lema contrario al proyecto se enviara a los canales gubernamentales oficiales. Al parecer, los chinos se sintieron especialmente ofendidos por la retórica más amplia contra China empleada por el grupo con el que el presidente se había asociado, y pusieron todo el acuerdo en espera. A mediados de febrero de 2021, distintas provincias estaban negociando acuerdos por separado con la RPC para aumentar la producción de carne de cerdo para satisfacer la demanda china.
Construcción/Logística
Las empresas de infraestructura de transporte y construcción con sede en la RPC han logrado avanzar en una variedad de proyectos en Argentina. En los últimos años, Argentina se ha embarcado en aproximadamente 11 proyectos, financiados con préstamos de entidades chinas de crédito oficial y dirigidos por empresas chinas. El más significativo ha sido un convenio por USD 4700 millones firmado en diciembre de 2020 para mejorar las líneas San Martín y Belgrano Norte del sistema ferroviario Belgrano Cargas, que fue construido para unir el interior de Argentina con sus vecinos, pero que se encontraba en mal estado. En 2010, durante una visita de estado a la RPC, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó un compromiso multimillonario con China para mejorar esa infraestructura. Durante la administración de Macri, se renovó un tramo de 580 km de líneas ferroviarias con la ayuda de empresas chinas; y en 2019, antes del último acuerdo mencionado anteriormente, el gobierno firmó un contrato por USD 1000 millones más con China Railway Construction Corporation para actualizar las líneas de Rosario a Mendoza.
Otro importante negocio ferroviario con China incluye la compra de locomotoras y vagones para la Línea B del Metro de Buenos Aires (Subte), acordada en 2010, y la propuesta de nuevas obras en las líneas de metro ligero San Martín y Roca en el gran Buenos Aires.
Las empresas chinas también están interesadas en construir un enlace ferroviario de USD 800 millones desde los campos de esquisto Vaca Muerta en Neuquén hasta el puerto de Bahía Blanca en apoyo a la industria petrolera, aunque aún no se ha presentado la oferta oficial.
Las empresas chinas también han expresado su interés en un túnel de carretera de USD 1500 millones que se ha discutido durante mucho tiempo y que conectará Argentina y Chile a través de los Andes.
Más allá del transporte, la Corporación Nacional Técnica de Importación y Exportación de China (CNTIC) está construyendo un gasoducto de 50 km y USD 200 millones en Entre Ríos, junto con una línea eléctrica de alta tensión de 132 km y un cable de fibra óptica adjunto. Anteriormente, las empresas con sede en la RPC buscaban suministrar tubería de acero a bajo precio para un importante gasoducto que estaba construyendo Odebrecht en Córdoba, aunque la iniciativa fue archivada tras un importante rechazo del proveedor competidor argentino de acero Techint (Dinaris) por las acusaciones de dumping chino.
Durante casi dos décadas, la empresa portuaria Hutchison Whampoa, con sede en Hong Kong, que ha estado cada vez más bajo el control de China continental, ha operado una concesión portuaria en Buenos Aires.
Quizás el proyecto argentino estratégicamente más significativo que involucra a China es un contrato para dragar y operar un peaje fluvial en el corredor del río Paraguay-Paraná, crítico para las exportaciones agrícolas de cinco naciones sudamericanas (Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia). Parece que Argentina ceda el proyecto a Shanghai Dredging , sobre competidores como la belga y luxemburguesa Jan de Nul, lo cual ha causado consternación entre los vecinos de Argentina. El asunto surgió como un tema importante de discusión en una reunión este mes entre los presidentes de los vecinos Brasil y Uruguay.
Infraestructura eléctrica
Argentina ha sido el escenario de múltiples proyectos chinos de energía limpia, aunque muchos han venido acompañados de una gran cantidad de problemas. Un proyecto de USD 4730 millones para construir dos instalaciones hidroeléctricas en el río Santa Cruz (Condor Cliff y Barrancosa), liderado por un consorcio que incluye al grupo chino Gezhouba, fue suspendido por motivos ambientales en 2016 por una decisión de la Corte Suprema de Argentina, y posteriormente reestructurado. Con el regreso de Fernández y Kirchner al poder, el proyecto se ha reiniciado, a pesar de la falta de resolución del tema ambiental. Según se informa, todavía incluirá la participación del socio argentino de China, Electroingeniería, cuyo director había sido anteriormente implicado en el escándalo de sobornos de los “cuadernos”. Según se informa, el proyecto ahora avanza lentamente y actualmente está completado en aproximadamente un 15 por ciento.
La supervivencia del proyecto hidroeléctrico del río Santa Cruz también demuestra la creciente sofisticación de las empresas chinas y su comprensión del riesgo político que involucra a los gobiernos argentinos. Cuando se inició el proyecto bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, los chinos incluyeron una «cláusula de incumplimiento cruzado» , que dificultó que el posterior gobierno de Macri terminara el proyecto sin poner en peligro el financiamiento de la RPC para la modernización del sistema ferroviario Belgrano-Cargas (mencionado anteriormente, e incluso más importante).
Más allá del río Santa Cruz, los nuevos acuerdos que podrían ser aceptados durante la visita presidencial en mayo de 2021 incluyen el apoyo de China para la construcción actual o futura de las instalaciones hidroeléctricas de El Tambolar, Potrero del Clavillo, y Los Blancos, así como el largamente retrasado proyecto de Chihuido de USD 2000 millones.
En la provincia de Jujuy, al norte del país, Power China ha construido el parque solar Cauchari de 300 megavatios, la mayor instalación de este tipo en Sudamérica, además de otros parques solares en Salta y Córdoba. Power China también participa en la construcción de China Goldwind de los parques eólicos “Loma Blanca” en Chubut, y el proyecto Cerro Arauco en La Rioja.
El proyecto de energía más grande de China en Argentina es la construcción del cuarto reactor nuclear en el complejo nuclear de Atucha por la Corporación Nacional Nuclear de China. Durante su presidencia, Cristina Fernández de Kirchner llegó a un acuerdo con China para que dos reactores fueran financiados principalmente por la RPC. Uno usaría el mismo diseño de Siemens/Canadá (CANDU) utilizado por los otros tres reactores en la instalación. Un segundo reactor, que refleja los deseos de China, utilizaría el nuevo diseño Hualong-1 de la RPC (anteriormente utilizado solo en la República Popular China y Pakistán). En 2015, el gobierno de Macri revisó y redujo el acuerdo para comprar un solo reactor Hualong-1 de un gigavatio, con la RPC proporcionando USD 8000 millones del financiamiento para el proyecto de USD 12,000 millones. Sin embargo, debido a la crisis fiscal de Argentina, el gobierno de Macri no pudo proporcionar su parte del financiamiento. Según los informes, la continua falta de avances en el proyecto insignia un año después del nuevo gobierno de Fernández se ha convertido en una fuente de irritación en la relación sino-argentina, y probablemente será un tema clave de la agenda durante la visita de estado del presidente Fernández en mayo de 2021 a la RPC.
A diferencia de Brasil, Chile, y Perú, las empresas chinas aún no han establecido una presencia en el sector de transmisión de electricidad en Argentina, debido al dominio de la empresa estatal CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico), que hasta el momento, ha protegido eficazmente al mercado argentino de la intrusión china al asociarse exclusivamente con empresas privadas aliadas.
Tecnología
En el sector de las telecomunicaciones, la firma china Huawei opera en Argentina desde 2001. Actualmente, Huawei tiene más de 500 empleados en el país y es el principal proveedor de infraestructura de los tres principales proveedores de telecomunicaciones de Argentina: Claro, Personal, y Movistar. Sin embargo, tiene menos presencia en el mercado de la telefonía móvil y, por lo general, no ofrece servicio directo al cliente. Huawei ha mantenido conversaciones con el actual gobierno peronista con respecto al 5G, y está posicionada para convertirse en el proveedor preferido cuando el gobierno construya una red 5G, probablemente en 2022.
Varias empresas chinas ensamblan televisores y otros productos electrónicos de consumo en el remoto departamento sureño de Tierra del Fuego, aunque la naturaleza de las operaciones de fabricación en esa provincia sigue siendo mínima, y se concentra principalmente en torno a los enormes incentivos fiscales que el gobierno brinda a las empresas que operan en la región.
Finalmente, Argentina es un foco de los intentos chinos de exportar sus tecnologías de “ciudades inteligentes” y sistemas de vigilancia a América Latina. En 2019, ZTE firmó un acuerdo con la provincia de Jujuy, sede de importantes operaciones mineras y de generación de energía chinas, para instalar un sistema de cámaras con reconocimiento facial y otros sensores. La ciudad de Vicente López, en la provincia de Buenos Aires, también ha instalado un sistema de cámaras chinas. Durante la pandemia, Huawei prestó cámaras termográficas a los principales aeropuertos internacionales y terminales de autobuses de Argentina para medir la temperatura de los viajeros como parte de la lucha contra el COVID-19. Huawei también se ha posicionado de manera similar para tener la oportunidad de construir infraestructura de “ciudades inteligentes” en Argentina.
Cooperación espacial
El telescopio de radar operado por China en Bajada del Agrio, Neuquén, se ha convertido en la presencia de la RPC en el país. La instalación, sujeta a una serie de memorandos de entendimiento no públicos firmados entre la RPC y el gobierno anterior de Cristina Fernández, es operada en gran parte por personal militar chino.
La ubicación de la estación y las características conocidas de la antena parabólica parecen coherentes con la necesidad de la RPC de contar con instalaciones en el hemisferio capaces de rastrear continuamente objetos en el espacio, en apoyo de su programa espacial lunar y planetario. Si bien la instalación del telescopio no tiene un propósito abiertamente militar, el jefe del Comando Sur de los EE. UU. lo ha mencionado como un tema de preocupación, ya que es posible que sea capaz de interceptar señales de satélites estadounidenses u otros satélites que sobrevuelan, o apoyar otras misiones estratégicas chinas.
Sin embargo, el telescopio de radar espacial chino no es el único ejemplo de colaboración de la RPC con Argentina en cuestiones relacionadas con el espacio. Great Wall Industrial Corporation ha ayudado a construir y lanzar 13 satélites para la empresa comercial argentina Satellogic. Además, la empresa estatal de satélites ARSAT también mantiene relaciones comerciales por contrato de servicios con empresas con sede en la RPC.
Banca
Más allá de la tecnología, China también tiene una importante presencia bancaria multidimensional en Argentina. Por un lado, desde 2005, las entidades de crédito oficial han proporcionado al país un estimado de USD 17,100 millones en préstamos para apoyar la modernización ferroviaria y otros proyectos que involucran a empresas chinas. Al mismo tiempo, también han proporcionado una línea de crédito de intercambio de divisas por USD 18,500 millones para respaldar la liquidez financiera argentina y la capacidad del país para realizar transacciones con empresas con sede en la RPC; hasta la fecha, solo se han utilizado aproximadamente USD 300 millones de este financiamiento. En agosto de 2020, la RPC firmó un acuerdo con el nuevo gobierno de Fernández para renovar la instalación por tres años más, pero no accedió a aumentar su tamaño, como deseaba la parte argentina.
A nivel de banca minorista, los bancos chinos ingresaron a Argentina para aceptar depósitos y otorgar crédito para transacciones locales en 2016, con la aprobación de la adquisición por USD 600 millones por parte de ICBC de Standard Bank, que tenía una importante sucursal bancaria en el país. Actualmente, ICBC y HSBC son los dos principales bancos chinos que operan en Argentina, y sus operaciones incluyen la provisión de cuentas denominadas en RMB a clientes comerciales. Según los informes, el Banco de China también intentó ingresar a Argentina en 2019, pero hasta la fecha no ha podido hacerlo.
En lo que respecta al comercio electrónico, la presencia de China es relativamente limitada. Alibaba firmó un acuerdo en 2018 que le permite enviar productos al país, aunque los altos impuestos que Argentina impone a la importación de bienes han limitado la demanda de sus servicios. De manera similar, la empresa china de viajes compartidos Didi Chuxing ha explorado la posibilidad de hacer negocios en el país, pero estos servicios son actualmente ilegales, en parte debido a la resistencia del sindicato de taxis de Argentina.
Actualmente, la delicada situación financiera de Argentina a nivel nacional, provincial y local, y la difícil relación entre el gobierno peronista de izquierda y los acreedores occidentales como el Fondo Monetario Internacional, ha aumentado la necesidad de apoyo financiero de la RPC y sus bancos.
Cooperación en seguridad
Durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, y desde su regreso como vicepresidenta, Argentina se ha unido a sus homólogos de izquierda en Venezuela, Bolivia y Ecuador como socios principales para el compromiso militar con la RPC en América Latina. La era actual de cooperación se formalizó posiblemente en mayo de 2007, con la firma de un acuerdo formal de cooperación en defensa entre Argentina y China, que preveía el intercambio de personal y equipo militar, entre otros elementos.
Durante la administración de Cristina Fernández de Kirchner, Argentina compró vehículos blindados de transporte de personal WMZ-551 a la RPC por USD 2,6 millones para equipar su parte de la brigada binacional de mantenimiento de la paz que mantiene con Chile; y en 2007, Argentina buscó la adquisición de helicópteros chinos X-11. Sin embargo, abandonó esa compra debido a la presión de Francia, que sostenía que el helicóptero era una copia robada de un diseño de Eurocopter.
Al final de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, Argentina estaba negociando la compra de cazas JF-17, cinco buques de patrulla en altamar P-18 y vehículos blindados de transporte de personal VN-1 a la RPC. Estas compras finalmente se abandonaron cuando el gobierno de centro derecha de Mauricio Macri fue elegido en 2015.
El regreso de los peronistas ha resucitado cada una de esas iniciativas, entre otras. En 2019, China manifestó su interés en construir un buque logístico polar para Argentina para apoye el reabastecimiento de las estaciones argentinas en la Antártida desde Ushuaia. A mediados de enero de 2021, el embajador chino volvió a presentar la oferta china para suministrar a Argentina vehículos blindados Norinco 8×8. Según los expertos de defensa entrevistados para este trabajo, el JF-17 (la variante del bloque 3, que requiere cierto ensamblaje local) está nuevamente bajo discusión. Aparentemente, el regreso al último modelo de avión es un compromiso luego de una seria discusión entre Argentina y China sobre la adquisición del más capaz J-10CE. El J-10CE finalmente fue descartado por Argentina por ser demasiado caro y habría sido el avión militar chino más avanzado exportado al hemisferio. Las únicas excepciones al reinicio de las negociaciones de compra de armas han sido los buques patrulleros fabricados por la RPC, debido a la compra por Argentina de cuatro de esos buques a Francia bajo la administración de Macri.
A pesar de las discusiones en curso entre los dos gobiernos con respecto a la adquisición de bienes militares, el ejército argentino presuntamente tiene sentimientos encontrados sobre los productos chinos. Esas preocupaciones están relacionadas con el hecho de que los productos en cuestión son artículos de exportación, no utilizados por los propios chinos y sin un historial sólido de rendimiento o mantenimiento. El JF-17 tiene múltiples puntos de preocupación, entre ellos su dependencia de los motores rusos, lo cual complica la confiabilidad del mantenimiento y reemplazo, y el pequeño tamaño del interior de los vehículos chinos, que los hace incómodos para el personal argentino.
Más allá de sus ventas al ejército argentino, la RPC también ha donado bienes por valor de USD 17,5 millones a la policía federal y la gendarmería argentinas, incluidos cuatro vehículos blindados CSK 162, 30 motocicletas, equipos de detección de bombas y chalecos protectores, donados para su uso durante el mes de la Cumbre del G20 en noviembre de 2018 realizada en Buenos Aires.
Fuera del apoyo material, el personal militar y personal de defensa argentino viajan regularmente a la RPC para realizar cursos de educación militar profesional y visitas institucionales. La Universidad de la Defensa Nacional de Argentina ha creado un “programa de cooperación estratégica” con China, que incluye un curso sobre cooperación Argentina-China que vio duplicada su matrícula 2020 respecto al año anterior. La RPC ha recibido a estudiantes del programa en visitas a China, y recíprocamente, ha enviado personal propio para asistir a cursos en la institución en Argentina. La RPC también ha patrocinado visitas a China de personal de defensa argentino actual y anterior a través del centro de estudios argentino orientado a la seguridad CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales), como un viaje en 2019 realizado por 15 a 20 argentinos a un seminario en el Tíbet.
Los buques navales chinos han hecho escalas en los puertos de Argentina, incluida una visita de tres días al Puerto de Buenos Aires en octubre de 2013 por las fragatas de la Armada del EPL, Lanzhou y Liuzhou y el buque de abastecimiento Boyanghu. Sin embargo, no se han hecho públicos los incidentes de tales actividades desde entonces.
Crimen organizado
A medida que los lazos legítimos entre la RPC, Argentina y sus empresarios y funcionarios han crecido, los lazos criminales que involucran a los dos países también se expandieron, lo cual provocó reacciones sociales en Argentina y la colaboración entre China y Argentina para combatir dicha criminalidad. El crimen organizado chino en Argentina continúa expandiéndose, a pesar de los esfuerzos del gobierno para combatirlo, incluida la colaboración argentina con la policía china.
La expansión de las empresas chinas en la zona se ha correspondido con un aumento de las actividades de los grupos del crimen organizado chinos. En 2015, el gobierno de Kirchner trajo a un agente de la Policía Nacional China (conocido con el nombre encubierto de “Martín”) para colaborar con las autoridades argentinas locales en el desmantelamiento de la organización china Pi Xui, involucrada en la extorsión de comerciantes chinos en el área del gran Buenos Aires. Sin embargo, como había ocurrido en otras partes de América Latina, este esfuerzo solo condujo a la fragmentación y transformación del submundo chino en el área, y la continuación de la extorsión y los ataques. Para 2019, los sindicatos chinos del crimen organizado estaban amenazando y extorsionando incluso a empresarios no chinos en el país.
Pesca ilegal de embarcaciones chinas en la Zona Económica Exclusiva de Argentina
La pesca ilegal dentro y fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina por parte de embarcaciones de la flota china de altura se ha convertido en un problema creciente para Argentina en la última década, amenazando con colapsar sus pesquerías. Entre los casos notables de pesca ilegal están las 603 toneladas ilegales de camarón encontradas en la bodega del Hu Shun Yu 809 en 2015, descubiertas cuando el barco se averió mientras pescaba ilegalmente en aguas argentinas; aunque el barco fue abordado por la Guardia Costera argentina, la tripulación desapareció después misteriosamente de su buque retenido, mientras estaba bajo custodia de Argentina. En marzo de 2016, el Lu Yan Yuan Yu se hundió accidentalmente al intentar evitar su captura durante la pesca ilegal en la ZEE de Argentina. En 2018, el Jing Yuan 626 fue incautado tras una persecución de 5 horas, durante la cual cinco de sus compañeros pesqueros realizaron maniobras peligrosas contra los buques de la Guardia Costera argentina para ayudar a escapar a su contraparte.
Conclusiones
Como se ve en los ejemplos destacados en este trabajo, el compromiso sino-argentino es significativo no solo en términos de comercio y actividades de las empresas chinas en Argentina. El sustancial y creciente compromiso político y de seguridad entre los dos países también está facilitando la preocupante dirección en la que se mueve el actual gobierno peronista de Argentina, mientras continúa promoviendo los intereses comerciales y estratégicos de China en el país y el hemisferio.
En el corto plazo, es probable que Estados Unidos pueda hacer poco para evitar tales tendencias, más allá de llamar la atención de manera creíble sobre las acciones de Argentina; recordar a Argentina, y a la región latinoamericana en general, las posibles consecuencias del curso autodestructivo al que parece estar regresando su nuevo gobierno; y continuar facilitando alternativas de calidad basadas en el mercado a la participación china siempre que sea posible. De esta manera, Estados Unidos puede respetar la soberanía argentina y, al mismo tiempo, ayuda a la población argentina a comprender y resistir acuerdos que pueden beneficiar a China más que a Argentina a largo plazo y que, en última instancia, amenazan la independencia y el orgullo que es el sello distintivo de la nación argentina.
Evan Ellis es profesor de investigación sobre América Latina en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de EE. UU. Las opiniones expresadas en este documento son estrictamente suyas. El autor agradece a Patricio Giusto, Director del Observatorio Sino-Argentino, así como a Fabián Calle y Andrei Serbin Pont, entre otros, por sus conocimientos y contribuciones a este trabajo.
El autor dio permiso para la traducción de su artículo original, publicado en Global Americans.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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