OPINIÓN: Los demócratas pierden en la guerra de memorandos

Schiff engaña al público en su esfuerzo por refutar el informe de Nunes

Por Tian Yuan - La Gran Época
09 de marzo de 2018 11:40 AM Actualizado: 09 de marzo de 2018 11:40 AM

El 2 de febrero, Devin Nunes (R-Calif.), presidente del Comité Selecto Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes, publicó su memorando sobre el posible abuso de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Exterior (FISA por sus siglas en inglés) por parte del Departamento de Justicia (DOJ por sus siglas en inglés) y el FBI.

Los demócratas, liderados por Adam Schiff (D-Calif.), miembro de alto rango del comité, se opusieron vehementemente a la publicación del memorándum de Nunes, calificándolo de “distorsionado”, “engañoso” o “mentiroso”. Incapaz de detener el memorando de Nunes, Schiff escribió su propio memorándum como respuesta. Después de una larga redacción, el memorándum de Schiff fue publicado el 24 de febrero.

Uno de los puntos clave del memorándum de Nunes fue que el FBI y el DOJ usaron el dossier Steele como evidencia esencial para obtener una orden FISA contra Carter Page, permitiendo al FBI el acceso a cualquier tipo de vigilancia electrónica del colaborador de Trump. El reclamo en el memorándum de Nunes fue corroborado por una carta desclasificada de remisión criminal enviada por el presidente del Comité Judicial del Senado Chuck Grassley (R-Iowa) al DOJ.

Hay muchas maneras de refutar una demanda. Por ejemplo, uno puede demostrar que el dossier no fue utilizado como evidencia por el FBI y el DOJ en la solicitud de la orden de arresto de FISA. Alternativamente, uno puede probar que no era sine qua non en el caso, y que en realidad había pruebas esenciales y condenatorias.

El memorándum de Schiff tomó el segundo enfoque. Confirmó que el FBI y el Departamento de Justicia utilizaron el dossier Steele en el caso del colaborador Carter Page, pero trató de minimizar la importancia del expediente. En lugar de ser la evidencia “esencial”, argumenta el memorándum, el FBI y el DOJ sólo utilizaron el expediente de manera restringida.

Según el memorándum de Schiff, además del dossier, el FBI y el Departamento de Justicia tenían “pruebas convincentes y causa probable” para creer que Carter Page estaba trabajando con los rusos y que era un blanco de reclutamiento de la inteligencia rusa mucho antes de que la FBI obtuviera el expediente. El FBI entrevistó a Carter Page varias veces, incluso una vez en marzo de 2016, antes de que se hiciera el dossier.

En 2013, el DOJ acusó a 3 rusos, dos de los cuales supuestamente trataron de reclutar a Carter Page. El memorándum de Schiff mencionó este hecho. Sin embargo, el FBI no solicitó una orden FISA contra Carter Page de 2013 a 2016, antes de la presentación del dossier. Además, Page no fue arrestado ni acusado de ningún delito. Sin duda, el FBI y el DOJ no tenían nada sobre Page antes de 2016. De lo contrario, Carter Page probablemente habría sufrido un destino similar al de los 3 rusos.

Sólo después de que la campaña de Hillary Clinton entregara el dossier a la agencia, el FBI y el Departamento de Justicia se movilizaron en contra de Carter Page. Sin el expediente, el FBI no tenía ninguna investigación. El rol voluntario de Carter Page en la campaña de Trump lo convirtió repentinamente en un objetivo de vigilancia muy valioso. Los agentes del FBI pudieron albergar la esperanza de haber alcanzado la veta madre donde la información de la supuesta colusión de Trump con Rusia podría haber sido fácilmente extraída.

Así pues, el dossier no es una prueba insignificante, como reivindica el memorándum de Schiff. Sin ella, la orden FISA contra Page no habría sido concedida.

Una acusación más seria en el memorando de Nunes fue que el FBI y el DOJ ocultaron a la corte de FISA el hecho de que el dossier de Steele fue financiado por el Comité Nacional Demócrata (DNC por sus siglas en inglés) y la campaña de Hillary Clinton.

El memorándum del Schiff dice que el FBI y el Departamento de Justicia fueron transparentes. Por ejemplo, según el memorándum, el Departamento de Justicia le dijo al tribunal FISA en su solicitud: “El FBI especula que la persona estadounidense probablemente estaba buscando información que podría ser usada para desacreditar la campaña del candidato #1”.

En realidad, el FBI sabía que el expediente Steele era un producto de investigación de la oposición encargado por el DNC y la campaña de Hillary Clinton. El FBI también sabía que Steele estaba rabiosamente en contra de Trump y que estaba trabajando para derrotarlo. No tenía que “especular” nada.

Al FBI le gustó tanto el trabajo de Steele que más tarde incluso consideró contratarlo para poder conseguir más mugre sobre Trump. Si en su solicitud de FISA el FBI utilizó la especulación sobre los motivos de quienes presentaron el dossier, la agencia entonces mintió al tribunal.

El memorándum del Schiff también afirma que la credibilidad de Steele se basó en sus informes anteriores sobre Rusia. “El FBI  emprendió un proceso riguroso para investigar las acusaciones de los informes de Steele, incluso con respecto a Page”, dice el memorando. El FBI pudo haber investigado el trabajo anterior de Steele. La pregunta es si el FBI investigó rigurosamente el dossier Steele.

El memorándum de Schiff dice que sí, pero no proporciona pruebas de la investigación. El ex director del FBI James Comey también discrepó con el memorándum, calificando el expediente de “salaz y no verificado”. Hasta hoy, el dossier Steele sigue siendo un documento mínimamente corroborado.

Uno de los objetivos del memorándum de Schiff era “corregir la evidencia”. Fracasó. Por un lado, afirmó que el dossier de Steele se presentó como prueba esencial ante el tribunal de la FISA, argumento clave del memorándum de Nunes. No hay evidencia que corregir al respecto. Por otra parte, el memorándum del Schiff contiene mucha información errónea. Atacar el memorando de Nunes con mentiras no puede “corregir la evidencia”. Sólo puede distorsionar los hechos y confundir al público.

 

Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

 

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